18/1/11

GABINETAZO DE LA DESILUSIÓN


(Publicado el 26 de noviembre de 2001 en El Día)
“Ministro, si vuelvo a gobernar me rodearé de
hombres resueltos que no sean medias tintas...
He cometido grandes errores. Pero... ya es tarde...”
Francisco I. Madero*

A unos días de que se cumpla un año de la llegada del Presidente Vicente Fox Quesada a la Presidencia de la República, hecho inusitado que despertó grandes esperanzas en la mayor parte de la población de México, prevalecen las opiniones que consideran lamentable el desempeño gubernamental. La mayoría de los críticos coinciden en que el país requiere de un gran acuerdo nacional construido desde abajo y que tenga como ejes centrales una reforma fiscal realmente redistributiva y no elitista, y una reforma agraria cuyas directrices sean la soberanía alimentaria no monopolizadora y el respeto irrestricto a los derechos de los trabajadores, en lugar de la intención de dejarlos sin garantías frente al capital.

A un año de haber iniciado sus labores, ni los Secretarios de Estado ni los nueve funcionarios en los cargos diseñados para atender los asuntos que se juzgaron urgentes, y que le pondrían un sello a la estructura gubernamental foxista, han logrado convencer a la opinión pública de que este equipo es el adecuado para atender las apremiantes necesidades de la población.

Ninguno de los Ministros y ninguno de los colaboradores del Presidente con despachos en Los Pinos como Eduardo Sojo, José Sarukhán, o Adolfo Aguilar Zinser, coordinadores de Crecimiento con Calidad, de Desarrollo Humano y de Orden y Respeto, respectivamente; ni Ramón Muñoz, Carlos Flores, o Rodolfo Elizondo, responsables de Innovación Gubernamental, de Planeación Estratégica y de Alianza Ciudadana; ni Xóchitl Gálvez, Juan Hernández o Víctor Hugo Flores, titulares de las oficinas para indígenas, migrantes y discapacitados; han dado “brillo” a este sexenio, sino todo lo contrario pues están logrando lo que en un inicio se consideraba imposible: hacer fracasar el proyecto de la alternancia.

Al haberse consumido ya una sexta parte del período de mandato de Fox, se acrecienta la crítica debido a los problemas económicos y sociales; en respuesta, el gobierno responde que nada puede hacer ante la recesión mundial, pretexto retórico ante la incapacidad manifiesta para resolver las principales demandas de la población.

Los únicos cambios que realmente se han palpado a lo largo de este año de ejercicio, corresponden al ámbito presidencial privado: el estado civil del Presidente de la República, el remozamiento de su rancho para recibir al presidente Bush, la decoración de los Pinos, la construcción de aposentos y oficinas, y el suministro de nuevas cortinas, sábanas y toallas, adquiridas a precios tan fuera de lo común que ocasionaron un escándalo en los medios de comunicación.

El desencanto social ante los magros resultados y los pírricos logros alcanzados, es más que evidente. No obstante, el señor Vicente Fox no analiza la crítica, ni las exigencias de los diversos sectores decepcionados por las promesas incumplidas; hace poco caso a las opiniones adversas que van en aumento y que alertan sobre la problemática económica y política que impera en el país; insiste en deslindar a su gabinetazo de toda responsabilidad por la situación económica que aqueja a México.

A tal punto han llegado las preocupaciones e inconformidades, que el presidente de CONCANACO propuso evaluar la gestión de las Secretarías de Estado en este primer año de gobierno para calificar su desempeño y determinar si han cumplido los compromisos asumidos.

Es claro que, salvo honrosas excepciones, ningún Secretario será objeto de una felicitación por parte de los industriales y comerciantes.

Se han realizado tres recortes al gasto público, los pretextos han sido la inestabilidad de los precios del petróleo, la desaceleración de los mercados internacionales y la recesión en que entró nuestro principal socio comercial: Estados Unidos. Argumentos insostenibles cuando se conoce que existe un fondo de estabilización petrolera que fue creado precisamente para compensar las caídas en el precio del crudo y evitar los ajustes al gasto. ¿Por qué no ha sido ejercido ese dinero? ¿En dónde están los 9 mil millones de pesos de dicho fondo? Además, ¿no es verdad que nuestro Presidente ha afirmado que el país cuenta con una economía interna lo suficientemente sólida para no ser influida por los vaivenes económicos internacionales?

Desgraciadamente, el Presidente de México y su gabinete parecen gobernar a un país tan distinto al que pisan millones de pobres, desempleados, desesperados obreros sin trabajo y campesinos sin tierra; parecen no saber que la inseguridad está en aumento, el narcotráfico en apogeo, que se amenaza y asesina a los defensores de los derechos humanos, que se persiguen y mantienen encarcelados a ciudadanos por motivos políticos, y que se soslayan incluso las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Durante su campaña, Vicente Fox implementó una forma distinta de hacer política, empleando un lenguaje popular y adoptando una imagen de vaquero que incluía botas, una gran hebilla del tamaño de su ego con su apellido, un caballo, un sombrero, su aparente seguridad en sí mismo y sus dichos siempre ofensivos para los hombres en el poder. Todo ello, convirtió al candidato en una atracción popular, se estaba no frente a un político sino frente a un líder cuyo lenguaje era entendible por todos. En la campaña, fue vendedor y producto; como el camaleón con una extraña facultad mimética, se adaptaba a diferentes públicos, decía lo que querían escuchar, sin importar que lo afirmado ante un sector de la sociedad, resultara contradictorio con lo dicho ante otro. Todo eso le funcionó en la campaña, pero hoy Fox olvida aquel sabio dicho popular: “hechos son amores, y no buenas razones”.

*Francisco I. Madero González (1873-1913) Empresario y político mexicano. Fue electo Presidente de México al triunfo de la revolución de 1910, tres años después fue asesinado a causa del golpe de estado organizado por Victoriano Huerta.

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