(Publicado el 26 de abril de 2005. Excélsior)
“Un banquero es un señor que nos presta un paraguas
cuando hace sol y nos lo exige cuando empieza a llover.”
Mark Twain*
Debido a las riquezas mineras en la época del Virreinato en la Nueva España, el circulante monetario consistía en oro, plata y en algunos casos cobre; sin embargo, en la etapa de la guerra de independencia las minas fueron abandonadas y los capitales regresaron a España.
Tal hecho provocó, quizás, una de las primeras crisis económicas en el país, con factores como la falta de dinero duro, la inseguridad, la carencia de empleo y la escasez de materiales preciosos. En consecuencia, los gobernantes independientes empezaron a emitir el primer papel con valor financiero, pero sin ningún control y con la total desconfianza del público que estaba acostumbrado a la moneda. La medida fracasó.
No fue sino hasta 1864, durante el Imperio de Maximiliano de Habsburgo, que el proyecto emisor de billete logró su consolidación y seguridad porque el responsable de la impresión sería un banco privado, denominado “Banco de Londres, México y Sudamérica”. Para el año de 1897, fue expedida la primera Ley de Instituciones de Crédito, que logró organizar el sistema bancario en todo el país.
Desde la etapa de la “Reforma” hasta nuestros días la función bancaria ha sufrido diversas modificaciones, alejándose de su objetivo primario como institución de crédito. En efecto, la creación de estas empresas financieras tenía como propósito prestar dinero a la gente, haciéndose de activos que les generasen utilidades; de tal suerte que gana el deudor y el banco garantiza su pago mensual. Las tasas de interés del crédito no deben ser altas porque provocan la quiebra del activo, la imposibilidad de pagar y, en consecuencia, el embargo y remate de los bienes dados en garantía.
Ahora bien, para que la banca pueda ofrecer estos préstamos a sus clientes necesita dinero fresco, para ello, invita al público a invertir ación; así el dinero no pierde su poder adquisitivo. No obstante, la tasa de interés activa (créditos) es superior a la pasiva (ahorro) porque los bancos deben sacar para sus gastos y obtener utilidades.
El problema empieza cuando los banqueros pierden el piso, abusan y el negocio se torna en usura. Por otro lado, el Estado ha sido incapaz de regularlos y de controlar la obtención de estas ganancias exorbitantes a costa de todos los ciudadanos. Como muestra, tenemos al Fobaproa, un esquema financiero complicado que puede explicarse con un simple ejemplo: Supongamos que va usted a comer a un restaurante en compañía de sus amigos. En un reservado del mismo local, están los dueños de bancos solicitando a los meseros los mejores vinos, mariscos, postres y licores. Cuando terminan de comer y de beber le indican al gerente que no tiene dinero para solventar la cuenta, pero que no se preocupe, porque el monto de la deuda lo pagarán entre todos los comensales del lugar. Cuando el gerente y el público piden la intervención de la autoridad, ésta apoya a los banqueros.
(Cifras del Fobaproa; 73 mil 775 millones de pesos, según el Informe Mackey) Otro espécimen de la usura bancaria son las tarjetas de crédito porque este esquema permite a las instituciones financieras ser socios permanentes de los negocios afiliados. Cuando el dueño de un comercio solicita a un banco la terminal para aceptar el plástico, el costo se calcula con base en las ventas, por cada una de ellas cobran entre el 4 y 6%, de ahí que muchos establecimientos no acepten tarjetas o si el cliente opta por pagar con tarjeta, le cobran la comisión. Al efecto, Guillermo Ortiz, Gobernador del Banco de México ha iniciado un análisis profundo para conocer a detalle el funcionamiento de los diversos medios de pago, porque imponen un piso a las comisiones que pagan los usuarios finales. Ojalá que pronto se publiquen los resultados.
De acuerdo con el Banco de México, la cartera de crédito en tarjetas asciende a 305 mil millones de pesos, con intereses que van del 35 al 39% anual, además de las comisiones de apertura, intereses moratorios, impuestos, etc. Si un consumidor adquiere un bien a través de este medio y decide pagarlo en 12 mensualidades acabará pagando un 75% más de su valor; sin tomar en cuenta que este activo se deprecia un 25% de su valor inicial. Hay que pensarlo, antes de firmarlo.
Otro de los mega negocios de los Bancos, consiste en las múltiples comisiones que pagamos por cualquiera de los servicios financieros que nos prestan: retiro de cajero (20 pesos), consultas de saldos (13 pesos), transferencias (3%), aperturas de crédito (4% promedio), cheques emitidos, etc. Para darnos una idea de lo incontrolable de este negocio, pongo un ejemplo: Una persona solicita un crédito por un millón de pesos y el banco se los presta, pero solamente le entregan líquidos $960,000 porque los $40,000 restantes son de comisiones; no obstante, sí son incluidos en el capital y los intereses se calculan sobre la totalidad de la cifra. Actualmente, las comisiones representan un 38% de los ingresos de los bancos; en el 2001 las comisiones sólo correspondían a un 9%.
¿Qué no se supone que la tasa activa ya contempla las utilidades y gastos de las instituciones? Es urgente que los legisladores emitan la normatividad adecuada para controlar la función financiera; es inconcebible que, aún quebrado, un banco no pierda. Todo es ganar y ganar; y los servicios que prestan, además de caros, son muy malos.
* Samuel Langhorne Clemens (1835-1910) Humorista y escritor estadounidense mejor conocido por su pseudónimo literario Mark Twain. Entre sus escritos, destacan Las Aventuras de Tom Sawyer y Las Aventuras de Huckleberry Finn, en los que explora el tema de la esclavitud en los Estados Unidos. Fue reconocido mundialmente durante los últimos años de su vida, y recibió, entre otros, el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford, en 1907.
No hay comentarios:
Publicar un comentario