¿Por qué se ha de temer a los cambios? Toda lavida es un cambio.
¿Por qué hemos de temerle?
George Herbert
En la época de la guerra fría, cuando el mundo se componía en una dicotomía entre buenos y malos entre comunistas y capitalistas; entre la izquierda y la derecha, el Partido Acción Nacional personificaba los valores más conservadores de la sociedad y enarbolaba como dogmas de fe posturas reaccionarias ante los eminentes cambios sociales.
En aquella época, se vivía un verdadero maniqueísmo y en una lucha permanente entre dos principios irreductibles, el bien y el mal; el senador panista José María Martínez es un verdadero emulo del pasado, olvidando que los tiempos han cambiado y que el propio partido al que pertenece Acción Nacional, que a pesar que siendo de derecha ha evolucionado en muchos aspectos, su mentalidad se mantiene en el medievo; sólo ve a la familia nuclear como fuente de la sociedad, se opone a los matrimonios gay, niega el derecho a la diversidad sexual, ignora o soslaya los derechos humanos consagrados internacionalmente y en la propia Constitución de la República en su art. 1; ve con “saquito” a los diversos, como su correligionario de Jalisco, que siendo gobernador fruncía el entrecejo cuando miraba algún miembro de las comunidades lésbico gay.
Nadie niega el derecho del señor senador Martínez a pensar como quiera, pero como hombre público, debe expresarse con absoluto respeto y no ofender, no discriminar, degradar a la política y degradarse a sí mismo y a su propio partido en el que milita. Es verdad que un pensador de todos los tiempos afirmó “podremos estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte el derecho que tienes de decirlo”... Pero obviamente todo ello, debe ser con absoluto respeto, lo demás no es democracia.
En aquella época, se vivía un verdadero maniqueísmo y en una lucha permanente entre dos principios irreductibles, el bien y el mal; el senador panista José María Martínez es un verdadero emulo del pasado, olvidando que los tiempos han cambiado y que el propio partido al que pertenece Acción Nacional, que a pesar que siendo de derecha ha evolucionado en muchos aspectos, su mentalidad se mantiene en el medievo; sólo ve a la familia nuclear como fuente de la sociedad, se opone a los matrimonios gay, niega el derecho a la diversidad sexual, ignora o soslaya los derechos humanos consagrados internacionalmente y en la propia Constitución de la República en su art. 1; ve con “saquito” a los diversos, como su correligionario de Jalisco, que siendo gobernador fruncía el entrecejo cuando miraba algún miembro de las comunidades lésbico gay.
Nadie niega el derecho del señor senador Martínez a pensar como quiera, pero como hombre público, debe expresarse con absoluto respeto y no ofender, no discriminar, degradar a la política y degradarse a sí mismo y a su propio partido en el que milita. Es verdad que un pensador de todos los tiempos afirmó “podremos estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte el derecho que tienes de decirlo”... Pero obviamente todo ello, debe ser con absoluto respeto, lo demás no es democracia.
(Publicado en la Crónica de Hoy el 27 de junio de 2014)