“Muchas veces nace la enfermedad del mismo remedio.”
Baltasar Gracián
Baltasar Gracián
El 2019 en la Ciudad de México estuvo
marcado por una punzante crisis en materia de salud pública: desabasto
de medicamentos, escasez de los insumos primordiales en hospitales
(gasas, jeringas, guantes de látex) y recortes de personal. Son algunos
ejemplos de una larga lista que se ha convertido en el sufrimiento de
miles de familias.
Situación tanto más dolorosa a medida
que se trata de una herida autoinflingida por parte de un gobierno
federal que, en su declarada pretensión de centralizar todos los
servicios de salud pública del país, ha terminado por aplicar una serie
de políticas erráticas cuyo resultado se ha hecho sentir con todo el
lastre que acarrea la impotencia ante la enfermedad.
Un ejemplo que sirve para demostrar los
efectos de las malas decisiones —así como la insensibilidad por parte de
las autoridades—, es el caso de la falta de medicamentos para niños con
cáncer.
En una mesa de trabajo que sostuvimos
algunos diputados del Congreso de la ciudad con la Dra. Oliva López
Arellano, titular de la Secretaría de Salud local, dijo que el año
pasado “nosotros no sufrimos ningún desabasto, este desabasto fue en los
hospitales federales, pero nosotros no tuvimos ese problema”.
Sin embargo, no podemos soslayar el
hecho de que esos hospitales (así sean responsabilidad de la
federación), se encuentran en la Ciudad de México y que los niños que
viven en la capital también asisten a ellos para buscar atención médica.
Lo peor es que, lejos de despejarse, la ominosa nube se va tornando más oscura.
En palabras de la propia secretaria de
Salud, aunque “nosotros” no tuvimos ningún problema el año pasado, “eso
no quiere decir que no estemos en el filo de la navaja”.
Resulta que la empresa que distribuye
los medicamentos para niños con cáncer “ya nos está diciendo que sí
vamos a tener ya problemas en los próximos meses, pero ahí estamos
optimistas de que justo ya va a empezar la distribución de estas claves
(de medicamentos) que estuvieron agotadas... Si no llega el medicamento,
vamos a tener problema”.
Así es: el iceberg está a la vista pero,
en lugar de sonar la alarma (ya no hablemos de dar un golpe de timón)
seguimos hacia el naufragio con rumbo fijo... ¿Los botes salvavidas
también estarán cargados de optimismo?
*Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PRD en el Congreso de la Ciudad de México.
Publicado en: https://www.cronica.com.mx/notas-sin_salud-1146624-2020
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