(Publicado el 7 de noviembre de 2006 en Rumbo de México)
“Las izquierdas mexicanas no debieran evadir dos compromisos
ineludibles en el siglo XXI: la democracia y la legalidad.”
Joel Ortega Juárez*
Tuve la oportunidad de leer el libro del columnista Joel Ortega Juárez, uno de los personajes con más experiencia política en la izquierda mexicana, toda vez que fue líder, protagonista y testigo de importantes eventos de la actividad comunista nacional. A través de su obra titulada “El Otro Camino”, editada por el Fondo de Cultura Económica, el autor nos permite adentrarnos en su pensamiento y revivir muchas experiencias que nos harán reflexionar sobre los arquetipos suscitados en los años sesentas y siguientes.
La narración del texto nos lleva del camino del asombro, del acuerdo, de las pasiones y del coraje, al desfiladero de las decepciones y de las desilusiones. Es así como nos comparte el detalle de la maquinación de distintos hechos sediciosos, que nosotros percibíamos distorsionados por la información amordazada de la época. También nos habla de múltiples personajes de la vida nacional, de cómo nacieron rojos, luego se tornaron verdes y más tarde amarillos.
Este hombre de sesenta años, hace un alto en el camino para participarnos de su opinión sobre distintos temas de la política actual. En algunos estaremos de acuerdo, en otros disentiremos, con algunos más nos ilustraremos; eso sí, siempre con el respeto que merece cualquier ser humano que emite su posición y es congruente con ella.
En los años sesentas, la rebeldía, la protesta y el desacato a la autoridad eran en las banderas de la juventud en todo el mundo, y México no fue la excepción. Ideólogos como Carlos Marx, Vladimir Lenin, el Che Guevara, Fidel Castro, Mao Tse Tung, José Stalin, Tito, Trostky, y otros más, encabezan la dialéctica de las ponencias y sus pensamientos eran los paradigmas a seguir, pero sobre todo a defender a capa y espada. Las discusiones acaloradas en contra del imperialismo yanqui, del gobierno en turno y de la derecha mexicana, transcurrían de silogismos pacíficos a francas golpizas de fanatismo ideológico.
La forma de vestir, la música, el corte de pelo y la lectura formaban un tipo de cultura en los jóvenes que los hacia análogos, por más distintos que ellos querían y decían ser. Queda claro que en su mayoría, dentro de esa actividad de protesta, había un ánimo en la juventud muy valioso y real, como bien lo dice Ortega Juárez “…los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. Aunque muchas veces las negaremos y las desdeñaremos por burguesas…” (Pág. 22 “El otro camino”)
La izquierda mexicana estaba dividida en muchísimas agrupaciones, como el Partido Comunista Mexicano, fundado en 1919; el Partido Obrero Campesino Mexicano y el Partido Popular Socialista, ambos fundados en 1949; la Lucha Obrera que fue una organización trotskista fundada en los cincuentas; la Liga Obrera Marxista de 1960, y otras que por espacio no cito, pero no por ser menos importantes.
Aunque estos partidos tenían enfoques distintos sobre el socialismo o comunismo, a todos les unía un pensamiento: el antiyanquismo y el nacionalismo. Eran más “antigringos” que izquierdistas. Joel Ortega nos manifiesta en su texto, que estas posturas le provocaron una sensación de incomodidad porque él no era antiyanqui y su formación familiar y su admiración a Benito Juárez y a Abraham Lincoln lo acercaban más a una postura liberal.
La idea del socialismo de los años sesenta, “…la utopía por la cual nacieron los movimientos insurgentes en el mundo” (Pág. 77 “El Otro Camino”), se vino abajo con la caída del muro de Berlín. La izquierda mundial aún no supera el desplome del socialismo en Europa, porque dejó un vació ideológico que no ha sido reemplazado por ningún otro tipo de posición política. Incluso en México, la izquierda prácticamente desapareció, aunque el PRD quiera tomar esa bandera; para el columnista Ortega, ese partido está integrado por reconocidos personajes de la izquierda que fueron puestos en la supremacía del poder, pero únicamente como sectores “clientelares” con la finalidad de ganar adeptos y no por la plataforma del partido; en la opinión del autor, estos líderes fueron insertados al PRD por López Obrador cuando era dirigente del mismo y más tarde, cuando era jefe del gobierno del D. F., con miras a la Presidencia de la República.
Afirma el autor del libro en comento, que el Partido de la Revolución Democrática tuvo varias fallas porque adoptaron parte de la cultura autoritaria del PRI con personajes como Manuel Camacho Solís, quien aseguró a López Obrador que las redes ciudadanas iban a cubrir las grietas del PRD y fue todo lo contrario, pues muchas de las casillas electorales ni siquiera tuvieron representante del partido amarillo. Agrega Ortega que este partido nació para quitar al PRI de la silla presidencial y “… regresar a las viejas tesis del nacionalismo” (Pág. 76 “El Otro Camino”), pero sabemos que no ocurrió así.
El multicitado libro, también nos presenta una serie de fotografías de la vida y obra de Joel Ortega Juárez, muchas de ellas con actores políticos de la actualidad como por ejemplo: con Luís Echeverría en 1975 en la UNAM, con Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador en 1994, con Gabriel García Márquez en 1998, con el Presidente Fox en Santiago de Chile en el 2001, etc. Son imágenes muy interesantes y valiosas de los pasajes biográficos del periodista Ortega, quien da testimonio de diversos acontecimientos del México moderno. Sin ningún interés, porque no tengo el honor de conocer al autor, les digo que es un buen libro el que escribió este personaje de la izquierda mexicana, un luchador que está convencido de que el camino no es otro que el de la democracia y el respeto a las libertades y al Derecho.
Les invito a su lectura.
*Joel Ortega Juárez. Columnista mexicano. Militante en su juventud del Partido Comunista, fundador del
Movimiento Comunista Libertario y cofundador del Partido Socialista Unificado de México y el PMS.
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