21/1/11

MUERTE DEL NACIONALISMO


(Publicado el 3 de mayo de 2005. Excélsior)
“El nacionalismo es una enfermedad infantil.
Es el sarampión de la humanidad.”
Albert Einstein*

El concepto “nacionalismo”, como si fuera un objeto, se ha venido oxidando con el paso del tiempo. La doctrina lo define como la creación de un Estado nacional para realizar las aspiraciones sociales, económicas y culturales de un pueblo; es un sentimiento colectivo, producto de orígenes, religión, lengua e intereses comunes. Hoy en día, las comunidades se debaten entre dos corrientes antagónicas que estiran al nacionalismo poniéndolo en riesgo. Así por ejemplo, comunidades de Escocia, Québec, Flandes, el País Vasco, Córcega o Lombardía, plantean desde hace décadas la cuestión de su soberanía, de su independencia, o de su separación de Gran Bretaña, Canadá, Bélgica, España, Francia e Italia, respectivamente, demandando un nacionalismo a ultranza decimonónico.

Por otra parte, la historia marcha hacia la integración de naciones, hacia la unión económica, hacia la adopción de reglas que disminuyen la soberanía de los estados; los centros de decisión se alejan y los estados ya no son más cimiento de la unidad; la cohesión nacional se distiende y se fragmenta; nace un ideal superior: la “mundialización” y con ella, surge la desreglamentación, eliminándose toda ley proteccionista. Los estados abandonan capítulos enteros de soberanía.

La mundialización es el futuro, el nacionalismo está en el pasado. De esta manera, los países integrantes de la Unión Europea dejaron atrás su derecho soberano de crear moneda y aceptaron la imposición de un banco europeo que dicta a la Unión las reglas del juego. La lira, el rublo, la peseta y el marco, pasaron a mejor vida, formando parte ya de los museos o de interés numismático; en tanto que el euro es una moneda poderosa empleada por más de 450 millones de seres humanos. La mundialización despojó a los gobiernos de importantes prerrogativas e impuso en muchas partes, sin tener en cuenta las singularidades locales, idénticos compromisos económicos.

Una nación, por muy poderosa que sea, y el ejemplo claro es la China moderna, no puede ignorar el papel del estado y de sus campos de intervención, en diversos grados, en el resto de las economías del orbe.

En el siglo XXI, es imposible encontrar una sola nación en la que no haya presencia de inversiones trasnacionales, de capitales extranjeros y de marcas en múltiples idiomas. También es difícil mencionar un solo país ajeno a negocios articulados en forma globalizadora. Las nuevas tecnologías de comunicación lograron la internacionalización de las relaciones humanas en periodos muy cortos; sin embargo, las brechas sociales crecen.

El nacionalismo radical ha conducido a actos de fanatismo y de xenofobia y nos ha hecho ser testigos de guerras y etnocidios. Ejemplos hay muchos, pero quizá los mas representativos en la época moderna sean el nazismo de Adolfo Hitler o el fascismo de Mussolini. Es Europa, aquella que Hitler quería dominar, la que ahora está borrando las fronteras…

El nacionalismo se utilizó demagógicamente y, con el pretexto de defender a la soberanía y a la libre determinación, tomó otra directriz; dirigiéndose contra las etnias, razas o religiones; tendiendo hacia el sentimiento de apego íntimo al lugar de origen y odiando todo lo extranjero y lo diferente.

El nacionalismo radical en México ha sido brutalmente explotado por distintas asociaciones políticas con la finalidad de lograr sus propósitos. Muchos se han convertido en esclavos al idolatrar conceptos como el de “exclusividad mexicana”, que sólo traen como consecuencia la intolerancia, el dogmatismo y la segregación. Globalidad y mundialización son términos también incompatibles; el uno absorbe todo sin distinguir diferencias; el otro respeta a los desiguales dándoles trato distinto: hay que luchar por los pobres del mundo, pero primero por nuestros pobres.
El que esto escribe prefiere hacer votos para que el mexicano siga teniendo profundo amor por México, pero también por el planeta; ojalá nos distingamos como “ciudadanos del mundo”, ecologistas, solidarios, respetuosos de la ley local y de su gobierno, humanistas y seamos ejemplo de actuación fraterna con los demás.

* Albert Einstein (1879-1955) Nacido en Alemania y nacionalizado Estadounidense en 1940, es el científico más importante del siglo XX. En 1905, siendo un desconocido empleado en la Oficina de Patentes de Berna, publicó su Teoría de la Relatividad Especial. Publicó otros trabajos que sentarían las bases de la física y la mecánica cuántica. En 1915 presentó la Teoría General de la Relatividad, en la que reformuló por completo el concepto de gravedad. Einstein abandonó Alemania en 1933 con destino a Estados Unidos, donde se instaló en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton. Durante sus últimos años, trabajó por integrar en una misma teoría las cuatro Fuerzas Fundamentales, tarea aún inconclusa.

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