(Publicado el 27 de septiembre de 2005. Excélsior)
“Todos los hombres pueden caer en un error;
pero sólo los necios perseveran en él.”
Marco Tulio Cicerón*
El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado, ISSSTE, es una dependencia con más de 45 años de servicio que atiende a 10.3 millones de mexicanos, lo que representa el 10% de la población total del país. Tiene como precedente a la antigua Dirección General de Pensiones Civiles y de Retiro, cuya única función era la de administrar y otorgar las pensiones a los servidores públicos.
En 1959, como una respuesta a las necesidades de la clase trabajadora al servicio del estado, se crea el apartado B del artículo 123 Constitucional el cual concede ya no solamente pensiones, sino también asistencia a la salud y prestaciones económicas, culturales y sociales.
Hoy en día, el ISSSTE cuenta con 88 mil empleados y brinda distintos servicios a los burócratas, además de la atención médica, tales como tiendas y farmacias, estancias infantiles, servicios turísticos, fondos de vivienda, velatorios, préstamos, y servicios culturales y deportivos.
Cada año, esta institución proporciona 22 millones de consultas médicas, realiza 27 millones de estudios de laboratorio, otorga 573 mil créditos y atiende a 573 mil pensionados. Es un organismo que se sostiene con las cuotas que aportan los trabajadores del servicio público, quienes contribuyen con un 3.5% de su salario, y otro porcentaje idéntico que otorga el gobierno federal en su calidad de patrón.
(Fuente: página de Internet del ISSSTE, www.issste.gob.mx). Resulta evidente, que el ISSSTE contribuye de manera importante a la vida económica y social de los mexicanos, sin embargo atraviesa por una crisis sin precedentes. Cálculos actuariales indican un problema financiero que pone en riesgo su viabilidad si no se toman las medidas necesarias para realizar cambios radicales en su operación, sobre todo en el aspecto económico de las pensiones.
El Director General del Instituto, Benjamín González Roaro, expuso la problemática presupuestal de ese organismo en su comparecencia ante los integrantes de la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de Diputados. Señaló que las aportaciones bipartitas ya no alcanzan para pagar las pensiones, por lo que el gobierno federal subsidia de manera importante al Instituto; en lo que va de este sexenio se han transferido 103 mil millones de pesos y de seguir así, esta cantidad puede crecer a montos similares a los del Fobaproa o a la deuda pública.
Para que las pensiones puedan otorgarse de manera equilibrada, debería haber 14 trabajadores activos por un pensionado; durante la historia del Instituto eso solamente se ha logrado en un lapso de ocho años, de 1974 a 1986. Además, los servicios médicos cada vez son más caros y el promedio de vida de la población se ha incrementado, lo que implica pago de pensiones por más tiempo.
Se puede efectuar una compactación en gastos administrativos como viáticos, asesorías y combustible; pero hay gastos como las nóminas de servicios médicos, paramédicos y ramas afines que no pueden ser disminuidos; adicionalmente, la infraestructura de los hospitales tiene que modernizarse, las recetas se deben surtir completas y los exámenes de laboratorio no se pueden suspender.
Por eso, la reforma del ISSSTE y de su Ley es quizás la que más urgentemente requiere el país, pues de no llevarse a cabo, el gobierno federal tendrá que seguir destinando una gran cantidad de su presupuesto a subsidiar estos servicios prioritarios. En otros países ya se han efectuado reformas a las leyes de pensiones después de muchos años de consenso; por ejemplo a España le llevó de 1978 a 1995 poder suscribir el Pacto de Toledo, Francia necesitó de 1993 a 2003 para expedir sus reformas en la materia, a Brasil le tomó de 1998 al 2003 y a Colombia le ha llevado de 1993 a la fecha.
En la comparecencia arriba mencionada, los diputados mostraron interés en apoyar la reforma, tal vez con algunas variantes a las propuestas por el ISSSTE, pero todos estuvieron de acuerdo en la urgencia de cambiar el marco jurídico de este descentralizado. Cada espera, cada pausa, cada aplazamiento por parte del Congreso y/o de los actores que intervienen, provocan un sobregiro financiero que crece de manera geométrica día con día; llegará el momento en que el rescate institucional sea imposible y, para entonces, de nada servirá lamentarse.
Lo que no se haga hoy, lo pagaremos caro mañana, y como se trata de un conflicto de grandes dimensiones, también nuestros hijos costearán nuestros errores.
*Marco Tulio Cicerón (106 a.C.-43 a.C.) Político, filósofo, escritor y orador romano, considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la Roma antigua y uno de los más importantes exponentes del estoicismo medio. Partidario del respeto por el pasado, el amor a la patria y la República. Se dedicó al estudio de la jurisprudencia, el ritual romano y las leyes patrias. A los 18 años ingresó al ejército bajo las órdenes del cónsul Cneo Pompeyo Estrabón.
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