(Publicado el 5 de julio de 2005. Excélsior)
“Democracia: es una superstición muy difundida,
un abuso de la estadística.”
Jorge Luis Borges*
Los sufragios en el Estado de México, demuestran una vez más la visión política que poseía Don Jesús Reyes Heroles; él estaba seguro de que para ganar una elección hay que “convencer y no vencer”; que el camino del triunfo está en la autocrítica constructiva; que toda derrota encierra en sí misma una autoderrota; el triunfo, decía, no consiste en resolver las diferencias mediante el aplastamiento, la exclusión o la aniquilación de los rivales, sino en persuadir al elector bajo compromisos claros y aceptables, con propósitos incluyentes y oportunidades de mejora para todos.
Al iniciar las campañas de proselitismo en el Estado de México, el candidato de origen priísta y postulado por el PAN, Rubén Mendoza, tenía todo para lograr el triunfo. Las encuestas lo mencionaban como favorito con más de 10 puntos, pues era conocido por su desempeño en Tlalnepantla como Presidente Municipal; por lo que se adelantaba a sus contrincantes al ser el único acreditado en los medios. Sin embargo, equivocó su estrategia política, que básicamente consistió en la crítica destructiva del régimen de Arturo Montiel, perdió el tiempo en reproches, tachas y anomalías de sus antagonistas, y cerró su pésima campaña ensalzando sus defectos físicos.
En las campañas políticas, las pifias se pagan. A los ciudadanos les importa más el porvenir, les preocupa más resolver problemas que escuchar golpes bajos, y lo demuestran en las urnas.
El PRD, por su parte, optó por una candidata sin discurso propio, sin trayectoria partidista, sin nombre y sin rostro definido… Yeidckol Polenvsky llegó tarde y entabló tarde su campaña, sus lemas no permearon en la ciudadanía, el elector no identificó congruencia entre lo que piensa, dice y hace; utilizó como principio los fundamentos de López Obrador sin tener los escenarios de comunicación adecuados.
Los resultados en las elecciones de los mexiquenses fueron contundentes. El 47.5% de los votos fueron para la alianza PRI y PVEM, la medalla de plata fue muy reñida entre las coaliciones PAN-Convergencia y PRD-PT, ya que entre ambas alianzas apenas existió una diferencia de 0.72%; obteniendo la mayoría el PAN con 24.77%. Para variar, el gran vencedor fue el abstencionismo, porque únicamente votó el 41.72% del padrón electoral, lo que indica que para la población del Estado de México no hubo un candidato ideal.
Pero el abstencionismo no fue un problema exclusivo del Estado de México. El domingo 3 de julio también hubo proceso electoral en Nayarit, en donde escasamente votó el 59% del padrón registrado; en un resultado muy competido, el PRI obtuvo el 46% del electorado, mientras que la coalición del PRD con el PT consiguió el 42.66%, con una diferencia de sólo cuatro puntos. Lo anterior, se debió en buena medida a las graves equivocaciones cometidas por el Revolucionario Institucional desde la precampaña, ya que el resultado del proceso interno priísta en Nayarit inconformó al connotado priísta y senador Dr. Miguel Ángel Navarro Quintero, quien descontento con los modos de decisión, renunció a su militancia de 30 años y fue postulado por el PRD como candidato a gobernador, contando con el apoyo del Lic. López Obrador. Durante su precampaña, el Dr. Navarro aseguró que iba a obtener votos incluso de priístas, porque dicho partido se durmió en sus laureles y se olvidó de hacer asesoría social permanente en favor del pueblo. El resultado fue ciertamente dramático, la coalición del PRD que en la elección de 1999 nada más obtuvo el 2.3%, hoy logra casi el triunfo con el porcentaje arriba anotado.
El actual gobernador panista, en contra de su propio partido, optó por apoyar la candidatura de Navarro Quintero, así lo demostró su familia al acudir al cierre de la campaña perredista. Otra prueba a considerar es que varios de sus colaboradores salieron de sus cargos para sumarse a la campaña del PRD. Hasta el día de ayer, se había capturado el 94.07% de las casillas, faltando el 5.93%, diferencia en la cual puede intervenir el gobernador e inclinar la balanza hacia el Ambas elecciones, Nayarita y Mexiquense, han dado una pauta para el proceso electoral del 2006: habrá que vencer al abstencionismo.
Los saltimbanquis de la política, los camaleones de la democracia, hacen su agosto en un sistema que permite al candidato transitar de partido en partido, de ideología en ideología, de izquierda a derecha, sin más límite que la mezquindad de sus intereses personales o de grupo; como verdaderos travestis que se cambian de ropaje según el escenario del momento. Hago votos para que en el 2006 sólo cuente la efectividad en la campaña, la publicidad política, el convencimiento, la veracidad y la congruencia de los compromisos de los candidatos.
*Jorge Luis Borges. Escritor argentino nacido en 1899, considerado uno de los autores más destacados de la literatura en español del siglo XX. Murió en Ginebra en 1986.
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