(Publicado el 24 de octubre de 2006 en Rumbo de México)
“Cuando me preguntaron sobre un arma capaz de contrarrestar
el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: la paz.”
Albert Einstein*
En 1941, durante la terrible Segunda Guerra Mundial que ocasionó millones de muertes, Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt planearon crear una organización que uniera al planeta y lograra la avenencia con los países enemigos, evitando así el deceso de personas inocentes. A este gran pensamiento pacifista se le unieron líderes de 51 países y todos acordaron firmar un documento que expresara las bases para evitar que la humanidad sufriera de más guerras y genocidios. De esta manera, un día como hoy pero de 1948, en la ciudad de San Francisco, los representantes de esos pueblos firmaron la “Carta de las Naciones Unidas”, dando origen a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Entre los propósitos fundamentales de dicha Organización se encuentran los de mantener la paz mundial; respetar los derechos humanos; velar por el cumplimiento del derecho internacional; fomentar la amistad entre los países; apoyar a las naciones más necesitadas y resolver los conflictos por medio de negociaciones pacíficas.
La ONU se integra, hoy en día, por 192 estados independientes. En la estructura de este organismo internacional se encuentra una Asamblea General en la que representantes de los distintos países debaten asuntos de interés común y toman decisiones que son redactadas en documentos llamados resoluciones; asimismo, existe un Consejo de Seguridad que emite resoluciones relacionadas con la guerra y la paz que son obligatorias para todos los países; y una Corte Internacional de Justicia que resuelve casos de derecho internacional.
De igual manera, pertenecen a la ONU varios consejos de tipo económico, social o de administración fiduciaria que apoyan a los países en materia de protección del medio ambiente, desarrollo de la mujer, educación, salud, prevención del delito, desarrollo económico, entre otros.
A 58 años del nacimiento de la ONU las preguntas son ¿qué tanto ha cumplido con sus propósitos?, y ante los actuales acontecimientos bélicos y diferencias políticas internacionales, ¿será necesario replantear su estructura? El orbe ha cambiado sustancialmente en estos 61 años que han seguido a la Segunda Guerra Mundial, pero la ONU no. Hay fuerzas y presiones de naciones que pretenden mantenerla como está porque conviene a sus intereses, en tanto que otros países, numerosos pero débiles, aspiran a una mayor democracia en sus decisiones y proponen cambiarla para lograr mayor equidad.
No obstante, el problema de fondo no es la reforma de la ONU sino su pérdida de credibilidad debido a que los países más poderosos como los Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y Japón han logrado imponer su agenda y rasero a la hora de resolver los conflictos internacionales; por esa razón, al referirse al conflicto Palestino-Israelí, Kofi Anan manifestó en su último discurso como Secretario General de la ONU que “…mientras el Consejo de Seguridad sea incapaz de poner fi n a ese conflicto y a los casi 40 años de ocupación Israelí, el respeto hacia la ONU continuará declinando”.
Los múltiples sucesos bélicos, las enemistades entre naciones y los fanatismos políticos actuales atentan contra los principios estipulados por la ONU. Diría el periodista Ignacio Ramonet de la publicación Francesa Le Monde “… a la ONU le cuesta poner en pie la interposición de la fuerza”.
Es evidente que esta gran organización internacional ha sido superada por la injusticia social, la pobreza, las migraciones, el comercio ilegal, el narcotráfico, los grandes monopolios económicos, la destrucción del medio ambiente y la supremacía armamentista de algunos países. No sólo el Medio Oriente está en conflicto, el planeta está lleno de ollas de presión a punto de reventar, como los enfrentamientos entre China y Taiwán; Corea del Norte contra Corea del Sur y Japón; o la India en contra de Pakistán. Tampoco debe subestimarse a la África subdesarrollada donde se acumulan problemas de todo tipo, entre ellos, el de la miseria extrema y los migrantes clandestinos, situación que seguramente acabará explotándoles en la cara a los países acaudalados europeos o del continente americano.
De nueva cuenta, la guerra nuclear se convierte en una de las dos mayores amenazas que pesan sobre el mundo; de acuerdo con el tratado de No Proliferación Nuclear, únicamente a 5 naciones se les permite tener armas nucleares: Estados Unidos, China, Francia, Reino Unido y Rusia, todos ellos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU; no obstante, Pakistán, la India e Israel cuentan con armas nucleares y han declinado el referido tratado por considerarlo un club exclusivo de nuclearistas ricos. Corea de Norte ratificó el tratado, pero revocó su firma tras una disputa con los inspectores de “instalaciones nucleares no declaradas”.
El 9 de octubre pasado, Corea del Norte llevó a cabo una explosión nuclear subterránea que provocó la reacción del Consejo de Seguridad, el cual consideró la posibilidad de sancionar económicamente a ese país, sin que a la fecha haya hecho algo al respecto. Todavía está vigente aquella interrogante que se planteaba Albert Einstein: “no sé con qué armas se luchará en la tercera guerra mundial, pero sí sé cuáles se usarán en la cuarta: palos y piedras”. Queremos semillas en lugar de balas, sonrisas en lugar de llantos, mujeres y hombres libres en lugar de parias… hasta la próxima.
*Albert Einstein (1879-1955) Nacido en Alemania y nacionalizado Estadounidense en 1940, es el científico más importante del siglo XX. En 1905, siendo un desconocido empleado en la Oficina de Patentes de Berna, publicó su Teoría de la Relatividad Especial. Publicó otros trabajos que sentarían las bases de la física y la mecánica cuántica. En 1915 presentó la Teoría General de la Relatividad, en la que reformuló por completo el concepto de gravedad. Einstein abandonó Alemania en 1933 con destino a Estados Unidos, donde se instaló en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton. Durante sus últimos años, trabajó por integrar en una misma teoría las cuatro Fuerzas Fundamentales, tarea aún inconclusa.
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