18/1/11

AEROPUERTO DE LA DISCORDIA



(Publicado el 29 de octubre de 2001 en El Día)
“Vicente, miente, no escucha a la gente...
Presidente con botas de charol,
y el pueblo con panza de farol...
Le daremos un moquete a Cerisola,
le meteremos su proyecto por la cola...”
Consignas en una manifestación popular*

Durante meses, se suscitó una infructuosa discusión sobre el lugar en donde se edificaría el nuevo Aeropuerto Internacional de nuestro país. Se realizaron importantes gastos en publicidad por parte de quienes defendían la construcción y el proyecto. Tanto Tizayuca como Texcoco, fueron los nombres de municipios que se repitieron una y otra vez en los diarios y en los medios de comunicación masiva, los estados de México e Hidalgo se mencionaron cientos de ocasiones en la prensa escrita; y mientras todo ello ocurría, el Gobierno Federal ya había tomado una decisión unilateral acerca de en dónde habría de construirse la central aérea.

Las preguntas de cualquier observador imparcial surgen inmediatamente: Si ya se sabía dónde convenía técnicamente la construcción, ¿por qué no se manifestó desde el principio?, ¿por qué se fomentó una discusión bizantina e infértil sobre este tema, si ya los grandes inversionistas habían tomado la decisión antes que el mismo Gobierno Federal?, ¿por qué en la Secretaría de Gobernación se realizaban juntas pretendiendo ignorar el sitio escogido, al tiempo que la Secretaría de la Reforma Agraria realizaba trámites para expropiar los ejidos de Texcoco?, ¿por qué la Secretaría de la Reforma Agraria tenía preparada desde hace seis meses la expropiación de los terrenos donde se edificará el campo aéreo?, ¿cuál es la razón por la que no se consultó a los pilotos ni a su sindicato? Estas y otras interrogantes quedarán sin respuestas por lo menos durante este sexenio; los intereses ocultos serán ventilados hasta que la actual clase gobernante deje el poder y otra generación de políticos asuma la responsabilidad histórica de dirigir este país.

En el futuro inmediato, podremos atestiguar el estira y afloja de la relación entre Gobierno Federal y el Estado de México por una parte, y los dirigentes políticos y líderes emergentes que se pusieron a la cabeza del conflicto, por la otra. Por primera vez, el presidente Fox y su “gabinetazo” enfrentarán la ira de un segmento del pueblo que se opondrá con todas sus fuerzas al proyecto; y es que a los gobernantes actuales ya se les olvidó que por la tierra vive, pero también muere el hombre. Y cómo no iban a protestar esos campesinos que fueron dotados de tierra por una agónica revolución, cuando se les quiere despojar de la herencia de sus hijos y de sus nietos, cuando es lo único que tienen. Cómo no protestar, cuando están viendo que los terrenos limítrofes donde está trazado el Aeropuerto ya fueron adquiridos por personas extrañas, léase inversionistas o grandes capitalistas, que con gran visión empresarial adquirieron en devaluados pesos un pedazo de tierra, que ahora vale 10 veces más y se cotiza en dólares. Cómo no van a protestar nuestros amigos ejidatarios cuando el gobierno emitió un avalúo de 7.2 pesos por metro cuadrado, en tanto que los grandes capitalistas a pocos metros de sus ejidos especulan con valores inimaginables en moneda extranjera.

Cómo no indignarse hasta las lágrimas cuando leemos que a un campesino propietario de una hectárea, productor de 3 toneladas de maíz por ciclo, se le pretende pagar con 72 mil pesos por sus parcelas, la misma cantidad que invirtió la presidencia del señor Fox en toallas y sábanas, mientras Cerisola declara que existen limitaciones jurídicas para apoyar con mayores recursos a los afectados por la expropiación.

Es de lamentarse que la Secretaría de la Reforma Agraria haya manifestado ante los campesinos que se van a tener que dedicar a otras actividades. Igualmente lamentable, resulta percatarse de la visión que nuestro gobierno tiene preparada para los campesinos: ser albañiles o taxistas; y no porque sea denigrante ser una u otra cosa, sino porque ambas requieren de una preparación, como si todos pudieran de la noche a la mañana “pegar tabiques”, “colar una loza” o manejar un taxi. Se les olvida que hasta para ser Secretario de Estado se requiere de una preparación, aunque ésta sea mínima.

La zona aledaña de Texcoco cambiará radicalmente, hay que empezar a decir adiós a la producción de maíz, frijol, cebada, alfalfa, algunas especies de árboles frutales como higuera, capulín, peral, manzano, zapote, granada, tejocote, y chabacanos; así como al pastoreo de ovejas y vacas.

La próxima terminal aérea será denominada “Aeropuerto Internacional de México”, quitándole el nombre del Benemérito de la Patria Don Benito Juárez, como si al regatearle su nombre desluciera su límpida trayectoria. Además, soslayan el hecho de que, como dijera aquel político y poeta, “no podrán arrancar a Juárez de la Patria sin arrancarle a la Patria el corazón”. Esta Patria en la que, hace cinco años, los terrenos en Texcoco se valuaban a siete pesos el metro cuadrado; pero desde que se dio a conocer la decisión de construir el nuevo
aeropuerto de la Ciudad de México en la zona, los precios se han disparado fuera de toda proporción. Ése es el progreso, y otra cosa, muy otra, la justicia social.

*Los manifestantes aludían al entonces Presidente de la República Vicente Fox Quesada y a su Secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola Weber.

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