“En medio de las armas, las leyes enmudecen”
Cicerón
El ataque ocurrido el pasado 4 de noviembre en la localidad de
Bavispe, Sonora, en el que tres mujeres y seis niños
méxico-estadounidenses, fueron asesinados por un grupo de criminales, ha
provocado reacciones de indignación desde México hasta Utah, donde más
del 60% de los habitantes son mormones.
En consecuencia,
la atención del gobierno de los Estados Unidos ha vuelto a centrarse en
la violencia que ocurre en nuestro país, donde las autoridades
responsables parecen minimizadas ante el poder del crimen organizado.
Donald
Trump, aprovechó para emitir algunos “gritos” desde su cuenta de
Twitter: “Este es el momento para que México, con ayuda de los Estados
Unidos, haga la GUERRA en contra de los carteles de droga y los borre de
la faz de la tierra...”, y añadió: “¡Los carteles se han hecho tan
grandes y poderosos que a veces necesitas un ejército para derrotar a un
ejército!”
Resulta extraño decirlo, pero en este segundo punto,
el presidente Trump tiene razón. Los carteles, en nuestro país, son
inmensamente poderosos y violentos. Han desatado una serie de ataques
tan monstruosos en contra de la población, que el resultado bien podría
describirse como una dolorosa y catastrófica crisis humanitaria.
Sin
embargo, si Trump quiere ayudarnos, que empiece por combatir el flujo
ilegal de armas desde su lado de la frontera, hacia la nuestra.
¿Cuántas
armas ilegales pasan de Estados Unidos a México? El año pasado, se
confirmó que 70% de las armas decomisadas por las fuerzas de seguridad
mexicanas y que fueron enviadas al Departamento de Alcohol, Tabaco,
Armas de Fuego y Explosivos (A.T.F. por sus siglas en inglés), se
vendieron o se fabricaron en el país vecino.
Estas armas incluyen miles de rifles de asalto AK-47 y AR-15 y
cientos de fusiles de francotirador calibre .50, los cuales disparan
balas del tamaño de cuchillos que pueden atravesar cualquier blindaje
con facilidad: este fue el tipo de rifles que utilizaron los sicarios el
pasado 17 de octubre, en el fallido arresto de Ovidio Guzmán en
Culiacán, Sinaloa, para atacar a las tropas mexicanas y con el que le
destrozaron la pierna a uno de los soldados que participaron en el
operativo.
También es el tipo de calibre que otros sicarios
usaron para emboscar a más de 30 policías municipales en Aguililla,
Michoacán, dejando a 13 oficiales muertos en el lugar.
Lo
sabemos, las causas que han provocado la actual situación de
criminalidad en México, son complejas y vienen de años atrás. Pero, el
gobierno en turno, tiene que asumirlo como de su propia y entera
responsabilidad porque el problema en el que estamos, solamente puede
resolverse desde el gobierno.
Para empezar, necesitamos una
estrategia de seguridad coherente; los llamados al orden claramente no
están funcionando. Más bien, resulta urgente que nuestro presidente haga
un llamado de unidad nacional, y que cerremos filas: Divididos, la
patria corre peligro.
El señor Trump, tiene un punto cuando señala
que los carteles son una amenaza que puede compararse con un ejército
sediento de sangre; pero también debe reconocer que, para los mexicanos
que tienen que enfrentarse a ese extraño y terrible enemigo, es mucho
más difícil ganar la batalla cuando el contrario tiene un suministro
ilimitado de armas de alto poder.
Mientras haya armas, habrá balazos.
Publicado en: https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/mientras-haya-armas-no-puede-haber-abrazos-4431263.html
Twitter: @jorgegavino
Facebook: JorgeGavinoOficial
Facebook: JorgeGavinoOficial
No hay comentarios:
Publicar un comentario