20/1/11

SOBREPOBLACIÓN MUNDIAL


(Publicado el 25 de enero de 2005. Excélsior)
“Gobernar es poblar.”
Luis Echeverría Álvarez*

En los años 70’s, el experto en demografía y economista mexicano,  Víctor L. Urquidi, convenció al ex-presidente Luis Echeverría Álvarez de cambiar drásticamente su política de “Gobernar es poblar” para reorientarla a lo opuesto, mediante la frase de todos conocida que versa “La familia pequeña vive mejor”. Este futurista enunciado aplica para todas las naciones del mundo porque, según los investigadores, dentro de 100 años la Tierra habrá superado los 10,000 millones de habitantes y, si continuamos destruyendo el ecosistema, los recursos para alimentarlos serán insuficientes.

El ser humano comenzó a poblar el continente africano hace un millón de años, los antropólogos calculan que sumaban alrededor de 125,000 personas. Después, en el periodo paleolítico medio (hace 300,000 años), nuestra raza amplía sus horizontes hacia los continentes europeo y asiático con un millón de habitantes, y aunque el índice de fecundidad era alto, de 8 a 9 hijos por madre, el promedio de edad era menor con respecto a los indicadores actuales. Se estima que nuestros ancestros lograban la edad adulta y reproductiva a los 13 años y la vejez a los 30.

Hace diez mil años, ya contábamos con pequeñas poblaciones por todo el mundo con una cantidad aproximada de 5 millones de vidas, lo cual es una cifra que no afectaba de forma substancial al medio ambiente; además, los incrementos en el censo eran pausados debido al alto grado de mortandad por guerras, epidemias, falta de conocimiento médico, miseria y fenómenos naturales. Desde la época de Alejandro Magno (500 A.C.) y hasta la Revolución Industrial, la población continuó creciendo de manera gradual, para llegar a los 2 mil millones de seres humanos. A partir del siglo pasado, y hasta nuestros días, la cifra se empieza a duplicar cada 35 años, alcanzando un total de 6400 millones de personas. Si se continúa duplican do este dígito como lo está haciendo ahora, para el año 2600 serán 630.000.000.000 de seres humanos los que habiten un planeta que sólo ofrecerá espacio para mantenernos de pie, pues se dispondrá únicamente de 3 cm2 por persona en la superficie sólida, incluyendo Groenlandia y la Antártica.

De acuerdo con la teoría de Thomas R. Malthus (1766–1834), “si la población no encuentra obstáculos, aumenta en progresión geométrica; pero los alimentos sólo aumentan en progresión aritmética”. Mientras hubo tierras libres, la humanidad pudo crecer sin ningún límite; el exceso de población tenía una vía de escape en la emigración y en la ocupación de nuevas tierras; todos los individuos podían obtener, con su trabajo, el producto suficiente para su subsistencia y para el sostenimiento de su familia; es por ello que una de las soluciones propuestas por este economista consistió en invertir el mayor capital posible en la agricultura.

Como consecuencia inmediata de la explosión demográfica, la humanidad debe enfrentarse al calentamiento global de la atmósfera, a la destrucción de las reservas de carbón y petróleo, a la pérdida de suelos fértiles y al hambre. El planeta sobreconsumido no podrá nutrir a las futuras generaciones, y sobrevendrán altercados por los espacios que proveen el alimento y el agua potable. La solución más viable es el control demográfico, mediante la promoción de métodos anticonceptivos, la planificación familiar, la educación sexual desde temprana edad, y el rompimiento de paradigmas y tabúes religiosos.

La República Popular China es un caso de éxito en el control demográfico, ya que estableció un intensivo programa de planificación de los nacimientos, a través de un amplio sistema de servicios sanitarios.
Los médicos y asistentes sociales se encargaban de distribuir información, píldoras anticonceptivas, dispositivos intrauterinos, preservativos, diafragmas, espumas, cremas espermicidas y estímulos económicos para aquellas parejas que sólo tuvieran un heredero en ciudades y dos en el campo, siempre y cuando el primero fuera niña. Esto produjo un equilibrio en aquel país oriental, pues la natalidad es baja y la mortalidad alta causada por el envejecimiento, hecho que permite lo que los expertos denominan un “crecimiento cero”.

México está pasando por una etapa de menor fecundidad y mayor esperanza de vida, lo que ha traído como consecuencia una disminución en el crecimiento poblacional; las causas son, entre otras, que el 70% de las mujeres en edad fértil ya utilizan algún método anticonceptivo por lo que la tasa de crecimiento natural se redujo del 3.3 (1960-70) al 1.45 por ciento; el número de hijos promedio por pareja disminuyó de 2.5 a 2; y los avances en la medicina y la ciencia han reducido los índices de mortandad; además, se observa una importante y constante migración de jóvenes hacia otros países.

Nuestra nación ha entrado francamente en un proceso de transición demográfica, y se espera que hacia el 2040 la población alcance su máximo histórico de 130 millones, para después empezar a declinar.

Sin embargo, en ciertas ciudades del país, ha aumentado la concentración de mexicanos, lo que ha generado extrema pobreza, desempleo, falta de servicios e insalubridad. Debemos aprovechar que la tasa de natalidad va decreciendo, para orientar los esfuerzos hacia el desarrollo de otras ciudades dotándolas de universidades, infraestructura, empleo; reubicando entidades del sector federal e industrial; e invirtiendo en el campo científico para el desarrollo de la agricultura en zonas áridas, a efecto de balancear los asentamientos humanos y evitar las consecuencias.

*Luis Echeverría Álvarez (1922). Fue el 67° Presidente de los Estados Unidos Mexicanos de 1970 a 1976. Estudió la Licenciatura en Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1946 ingresó al Partido Revolucionario Institucional, fue oficial mayor de la Secretaría de Educación Pública y Secretario de Gobernación del presidente Gustavo Díaz Ordaz; época en la que ocurrió la trágica matanza de estudiantes en Tlatelolco. El 1 de diciembre de 1969 asume la Presidencia de la República y muchos años después de haber concluido su mandato, fue investigado por el genocidio ocurrido el 2 de octubre de 1968.

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