20/1/11

INOCENTES

(Publicado el 28 de diciembre de 2004 en Excélsior)
“De la boca de los que no saben hablar, sacaste tú alabanza”
Jeremías*

Un 28 de diciembre, el gerente de una sucursal bancaria en Paraíso, Tabasco, ganó cincuenta mil pesos a costa del infarto de un abogado.

Resulta que en vísperas del día de los inocentes, se presentó el Sr. Lanz a la sucursal para abrir una cuenta de ahorros, depositando la suma de cien mil pesos y, horas más tarde, depositó doscientos mil pesos más. El gerente, intrigado, preguntó al cliente sobre su actividad profesional y éste le contestó que se dedicaba a realizar apuestas, aclarando que sus ganancias nada tenían que ver con los juegos de azar, sino que las obtenía en envites con amigos o conocidos. El señor Lanz, aprovechó la conversación para apostar con el banquero que al día siguiente, a las doce del día, le saldrían dos hematomas en los glúteos. El gerente, seguro de su buen estado de salud, aceptó el reto y el pacto quedó cerrado. Cincuenta mil pesos estaban en juego.

Al día siguiente, el preocupado financiero se verificaba el trasero cada hora en un espejo, sin que nada sucediera o encontrara alguna novedad; inclusive, cinco minutos antes de las doce, le dio la última inspección a su derriere. Por fi n, llegó la hora del compromiso; el apostador se presentó a la sucursal con un amigo, el Lic. Pintado y, sin mayor preámbulo, el retado se bajó los pantalones y mostró sus posaderas a su desafiante, indicándole que había perdido puesto que los hematomas no habían aparecido. Para verificar el hecho, el Lic. Lanz tocó los glúteos del gerente. Al instante, el abogado Pintado, cayó al piso fulminado por un infarto. Subiéndose los pantalones y visiblemente sobresaltado, el banquero preguntó qué había ocurrido al acompañante del Sr. Lanz, a lo que éste contestó: “Sucede que aposté con el abogado ciento cincuenta mil pesos a que el día 28 a las doce en punto, le tocaría el trasero al gerente de la sucursal”...

Inocente palomita, que te dejaste engañar, sabiendo que en este día nada se debe prestar.
El día de los Santos Inocentes, surge de un relato del Evangelio según San Mateo, el cual indica que el Rey Herodes mandó matar a todos los niños menores de dos años que habitaban en Belén. Este sanguinario soberano, deseaba quitar todo estorbo y todo peligro a su afán de reinar y estaba resuelto a mandar matar a cualquiera que pretendiera ser rey de Israel. Para asegurar tal objetivo, ya había asesinado a dos de sus esposas y a varios de sus hijos, porque le tenía pavor a ser relevado (recordemos que en esa época no había consultas ciudadanas). Pero sucedió que un ángel le avisó a José, padre putativo de Jesús, que saliera huyendo hacia Egipto con María y su hijo, y así cuando llegaran los homicidas ya no encontrarían al niño que buscaban para linchar.

A partir del siglo IV, se estableció una fi esta para venerar a estos sacrificados, muertos como “mártires” en sustitución de Jesús. Desde la Edad Media, monaguillos y sacristanes recordaban paradójicamente con humor esa fecha, pegando un monigote de papel en la espalda a un transeúnte, quien lo llevaba sin enterarse. Posteriormente, los pasteleros hacían tortas saladas, algunos maldosos clavaban monedas en el suelo o tiraban carteras con un hilo amarrado, cambiaban la hora en los relojes, ponían sal en la azucarera, para regresar después con dulces y juguetes y decir la verdad respecto a la broma jugada.

Actualmente, el día de los Santos Inocentes se caracteriza por gastar bromas a quien se deje. Se cometen burlas telefónicas, se dan avisos falsos o se inventan reseñas sorprendentes que siembran la duda y conducen a las risas una vez descubiertas; hasta la prensa aprovecha para dar algunas noticias falsas y disparatadas que ponen a prueba el ingenio y la imaginación de los lectores.

No me queda claro, por qué se festeja este brutal genocidio haciendo bromas o charadas a la gente; quizás sea porque los magos engañaron a Herodes o por aquellos niños inocentes, que sin deberla ni temerla, enfrentaron un fatal destino; de todos modos, en ninguno de los casos se denota relación alguna.

“Herodes, cruel e inclemente, nos dice desde la fosa, que considera inocente al que preste alguna cosa.” Como medida precautoria, la gente debe recordar que no debe dar prestado nada: dinero, alguna joya, libros o cualquier otro objeto; de lo contrario, lo pueden hacer
“inocente”.

*Jeremías (650 a.C.-585 a.C.) Profeta hebreo, autor del libro profético de la Biblia que lleva su nombre. Con sus profecías desafió la política de los reyes de Judea y anunció el castigo de Yahvé por la violencia y corrupción social, que rompían la alianza con Dios. En 587 Nabucodonosor II derrotó a los judíos, esclavizó a miles de personas y destruyó el Templo de Jerusalén; Jeremías se retiró a Egipto en donde, según la tradición, murió apedreado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario