27/1/11

EL PARTIDO SOY YO


(Publicado el 30 de mayo de 2006 en Rumbo de México)
Cualquier poder, si no se basa en la unión, es débil.”
Jean de la Fontaine*

Las declaraciones de Mariano Palacios Alcocer, actual líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI) sobre las expulsiones automáticas de algunos militantes importantes de ese partido, me recordaron al reinado de Luis XIV de Francia. Este monarca galo anunció en 1661, que en lo sucesivo él sería su propio primer ministro y dijo: “el Estado soy yo”, no hay más. Esta afirmación es fundamento de la estructura de un estado absolutista en la que el soberano ejerce el poder sobre el pueblo sin ninguna limitación jurídica ni de cualquier otra índole. La historia comprobó que esta forma de gobernar tuvo como resultado la disolución social, levantamientos en contra y, más tarde, su extinción porque no hubo tolerancia, libertad y capacidad de negociación.

Los posibles sancionados son los senadores Manuel Bartlett Díaz y Óscar Cantón Zetina, aunque en el paquete pudiera incluirse a Genaro Borrego, Carlos Ruiz Sacristán y Luis Téllez. El líder del PRI señaló que, por norma estatutaria, los militantes de ese partido que llamen a votar y apoyen a otras fuerzas políticas quedan “automáticamente” fuera del Revolucionario Institucional. ¿Expulsión automática? ¿Acaso el líder del PRI ya está por encima de los estatutos, los miembros y la estructura de ese partido? ¿Qué no se milita por voluntad? ¿No es un partido democrático? ¿Se trata acaso de una purga? ¿En dónde quedó el procedimiento jurídico interno? En sus declaraciones, Bartlett invitó a votar en contra de la derecha, en virtud de que Madrazo ya no tiene posibilidades de triunfar en las elecciones del 2006, por lo tanto exhorta a sufragar por López Obrador. Como tabasqueño, Cantón Zetina quiere que uno de sus paisanos llegue a la presidencia, y el que más posibilidades tiene, de acuerdo a su propio dicho, es López Obrador y no Madrazo. Por su parte, los distinguidos militantes Genaro Borrego, Carlos Ruiz Sacristán, Jesús Reyes Heroles, Jesús Silva Herzog y Luis Téllez, están en pláticas con el candidato de Acción Nacional, Felipe Calderón.

Desde el punto de vista jurídico y respetando los más elementales principios democráticos, se pueden hacer las siguientes reflexiones: Primero, la expulsión de un militante priísita no es un acto pasional, ni personal, mucho menos automático, sino un proceso legal que encuentra su fundamento en el artículo 227 y siguientes de los Estatutos del PRI, con derecho a una defensa del inculpado y bajo la tutela de un Consejo Nacional de Justicia. Segundo, entre las causas de expulsión del partido se encuentran los actos de desprestigio de algún candidato, solidarizarse con la acción de partidos antagónicos, o la promoción y apoyo a actividades de candidatos de otros partidos” (fracciones IV, VI y VII del artículo 227 de los Estatutos del PRI). Sin entrar al argumento jurídico en cuanto a su procedencia o no, la verdad es que el denunciante tendrá que tipificar la conducta de los acusados, esto es, adecuar el hecho al exacto enunciado de la norma; además, deberá entregar las pruebas suficientes. Por su parte, el incriminado tendrá que desvirtuar la tipicidad y también tendrá derecho a presentar pruebas de descargo.

La expulsión, suspensión o cualquier castigo o pena que se aplique no pueden ser un acto automático pues no se trata de una latae sententiae (sentencia implícita o latente, en el derecho canónico); además, la declaración que se analiza se considera muy desafortunada desde el ángulo político porque nos encontramos a 33 días del proceso electoral de mayor trascendencia para los mexicanos y expulsar militantes a estas alturas es sinónimo de desesperación, quizás nos encontramos en una infructuosa búsqueda de chivos expiatorios. Un partido que aspire a ganar, a la luz de mi modesto juicio, tiene que ser democrático, progresista e incluyente, debe enarbolar la voluntad mayoritaria del pueblo mediante el sufragio universal, libre, directo, secreto, personal e intransferible, y rechazar cualquier acción, práctica o acuerdo que altere, oculte o anule la voluntad ciudadana expresada en el voto. (Artículo 1° y 10 los Estatutos del PRI).

Estas actitudes de segregación, exclusión o purga no fortalecen en nada, sólo provocan crisis y están condenadas al fracaso y a la pulverización. El momento exige fomentar la unidad, atender la corrección de errores de campaña y lograr penetración y preferencia en el electorado, no ahondar diferencias internas. Es como si en un incendio primero se busca al culpable antes de salvar las vidas de las víctimas y los bienes de mayor valor.

El buen liderazgo lleva implícito el factor de comunicación e incluye un proceso de convencimiento no autoritario; además, encierra una serie de actividades para llevar a todos a la misma meta, logrando influir de buena manera en la conducta de las personas. El buen líder es entonces un guía y un dirigente; recordemos la frase de León Felipe: “Voy con las riendas tensas y refrenando el vuelo, porque lo que importa no es llegar solo ni pronto, sino con todos y a tiempo”.

*Jean de La Fontaine (1621-1695) Poeta, fabulista y cuentista francés, en cuya obra proporciona consejos para hacer al hombre más razonable y feliz. Sus cuentos y novelas están inspirados por Ariosto, Boccaccio, François Rabelais y Marguerite de Navarra. En 1683 se convirtió en miembro de la Academia francesa. Está enterrado en el cementerio parisino de Père Lachaise.

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