27/1/11

DESCRÉDITO POLÍTICO


(Publicado el 13 de junio de 2006 en Rumbo de México)
“Nunca se miente tanto como antes de las elecciones,
durante la guerra y después de la cacería.”
Otto Von Bismark*

Los que tuvimos la oportunidad de escuchar o ver el segundo debate presidencial por algún medio de comunicación, fuimos testigos de diversas declaraciones que buscaban el descrédito político de los candidatos; esas manifestaciones han permeado en la memoria de los electores con mayor contundencia que las propuestas para dar solución a la problemática del país.

En una de las réplicas, López Obrador acusó a Felipe Calderón de haber adjudicado diversos contratos a su cuñado, durante su gestión como Secretario de Energía. Esta declaración resultó de mayor relevancia periodística que cualquier propuesta para disminuir la inseguridad; tuvo mejor efecto esta ofensa que el análisis de los procedimientos para evitar el desempleo.
Las noticias sobre las acusaciones políticas que han agitado al país después del segundo debate presidencial, ponen de manifiesto que no existe una verdadera responsabilidad y civilidad democrática en México. Prevalece la lucha del poder por el poder, intentando lograr la victoria por medio de acusaciones, inculpando a terceros y mancillando al contrincante, hundiéndolo en el lodo para obtener laureles, y todo porque causan más impacto y venden más las páginas de escándalo, que las de propuestas de soluciones.

¿Por qué será mayor el interés en una acusación que en una propuesta política? ¿Será debido a un hartazgo social derivado de promesas incumplidas? Ustedes
 recordarán, mis amables lectores, que el principal mensaje político enviado por la sociedad tras el proceso electoral en el Estado de México fue el rechazo ante el deterioro de la vida pública y la protesta en forma de abstención, pues apenas el 35% del electorado acudió a las urnas. Bien decía José Saramago, escritor portugués de 82 años y premio Nobel de Literatura, cuando lo entrevistaron en la presentación de su libro El Ensayo Sobre la Lucidez: ‘’Posiblemente vivimos en lo que se puede llamar una democracia formal, pero que, desde un punto de vista sustancial, y eso sería lo importante, es bastante precaria. La democracia se encuentra enferma”.

El libro en comento de Saramago, narra la historia de un proceso electoral en una ciudad sin nombre, donde la gran mayoría de los habitantes (83 por ciento) decide votar en blanco, con lo cual desaira a las tres principales fuerzas políticas: derecha, centro e izquierda. El escritor critica a los políticos que tengan como arma principal la calumnia y considera que existe un ‘’concubinato” entre la propia difamación y su divulgación en los medios de comunicación. Agrega, que la televisión no se alimenta de anuncios, sino de las conciencias ciudadanas. ‘’Nos están haciendo perder esperanzas. Nos están rompiendo todos los días”.

En la ficción que nos presenta el narrador portugués, no puede hablarse de abstencionismo, porque el ciudadano sí acudió a las urnas y sí ejerció su obligación democrática, sólo que no votó por nadie. En este caso, el sufragio es un voto de protesta y una recuperación de la lucidez y de la libertad para decir no; es un experimento que sirve de crítica a la naturaleza de la democracia contemporánea. ¿Qué pasaría en México, si esta quimera se convirtiera en realidad?

Es lógico que entre tantas acusaciones, golpes bajos, diatribas y dimes y diretes, el electorado indeciso no le cree a nadie, ni al que acusa, ni al que se defiende. La realidad es que un político tiene que responder por sus propias ideas, por sus actos, por su congruencia y por su pasado, no por amigos ni familiares. El funcionario público podrá haber elegido a su propio equipo de trabajo, pero no tuvo oportunidad de seleccionar a sus parientes, estos últimos ya venían incluidos en el paquete familiar adquirido con el nacimiento, lo mismo puede decirse de los parientes políticos que se agregan al “parentesco” con el matrimonio.

El día de ayer, un medio informativo declaró que posee documentos que presuntamente revelan que, en la época de López Obrador como Jefe de Gobierno de la ciudad de México, el dinero para financiar su campaña presidencial se obtuvo inflando los presupuestos de la obras públicas y extorsionando a proveedores a cambio de recibir contratos, hecho que no se ha comprobado jurídicamente. Este caso y el del pariente político del candidato del PAN, son una clara muestra de los “bombardeos” que buscan influir en la opinión pública. Estas prácticas son muy socorridas por los políticos en campaña, puesto que a la mayoría de los mexicanos no les interesa el resultado, sólo la nota ligera y de color.

Considero que para alcanzar una democracia madura, las discusiones deberían versar sobre las propuestas de campaña; el debate, en esencia, debió discurrir sobre la viabilidad de los ofrecimientos; la disputa por obtener el voto de aquellos electores indecisos debió basarse en la posibilidad de dar soluciones a los problemas principales que aquejan a México; los contrincantes debieron discutir sobre la congruencia de las propuestas y no deslizar calumnias. Aún nos falta mucho para lograr adoptar la democracia como forma de vida.

*Otto Von Bismarck (1815-1898) Político prusiano, artífice de la unificación alemana y pieza clave de las relaciones internacionales de la segunda mitad del siglo XIX. Fue ministro-presidente de Prusia de 1862 a 1873. Llamado el Canciller de Hierro, al desempeñar ese cargo en Alemania durante 1871y hasta 1890.

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