23/3/20

EN ESTAS TIERRAS HAY VIRUS Y VÍCTIMAS

“Como la quietud del viento,
antes de que comience el huracán.”
Bob Dylan

A principios de marzo, cuando apenas se detectaban los primeros casos de coronavirus en nuestro país, los diputados que conformamos la oposición en el Congreso de la capital, comenzamos a sonar las alarmas para exigir a las autoridades nacionales y locales que tomaran medidas preventivas urgentes y que atendieran el desabasto de insumos y medicamentos que los trabajadores del sector salud vienen denunciando desde hace más de un año. 
Las autoridades nos dijeron que no había motivo para nuestra preocupación. Que todo estaba bien.
Para ese entonces, aunque la Organización Mundial de la Salud todavía no había decretado la pandemia, la magnitud de lo que estaba en puerta ya podía adivinarse por la velocidad de la propagación del virus en los países asiáticos y luego en Europa.
Tomó tres meses llegar a los primeros 100 mil contagios en el mundo, 12 días para llegar a los segundos 100 mil. Al 20 de marzo, ya había más 270 mil infecciones totales, de las cuales más de 70 mil ocurrieron tan sólo en tres días.
Hoy, México se mira en una calma que contrasta con el resto del mundo; pero estamos ante un peligro real, aunque parezca lo contrario. Nuestra vida diaria, nuestra idea de normalidad y contacto social están a punto de cambiar de forma dramática. 
La reacción del gobierno ha sido lenta. Intentan darnos una sensación de seguridad, incluso de calidez, con bromas a flor de labio y frases ya familiares. No se dan cuenta que, lo que a muchos nos transmiten, es una aguda falta de liderazgo en el peor momento de la emergencia.
Todavía no es tarde, aún podemos reducir el golpe. De entrada, haciendo al enemigo visible: hay que hacer pruebas, miles de pruebas diarias para saber con precisión de qué tamaño es la pelea.
De esta forma, la acción podrá ser más precisa. Podremos proteger con mayor efectividad a los más vulnerables y no habrá necesidad de desmantelar el sistema económico (cosa que algunos esperan porque, frente a la angustia y crisis colectiva: la ganancia para otros).
Se deben atender los reclamos de aquellos que están en la primera línea de esta batalla por nosotros: el personal médico. Tenemos que cuidarlos y atender sus demandas. Ellos también están en riesgo. 
Si los protocolos están claros, las brigadas de salud bien equipadas y la sociedad organizada, no tendremos que sufrir lo mismo que hoy sufren tantos seres humanos en otros países. 
Aprendamos de las estrategias que han funcionado. No perdamos más tiempo en aparentar que todo está bajo control y que no va a pasar nada.
Es un reto histórico, no podemos superarlo con una venda en los ojos.



*Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PRD en el Congreso de la Ciudad de México.


Publicado en :https://www.cronica.com.mx/notas-en_estas_tierras_hay_virus_y_victimas-1149007-2020


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17/3/20

APLANAR LA CURVA

“Liderazgo: Cualquier cosa que suceda, tú eres responsable.
Si no sucede, tú eres responsable.”
Donald J. Trump

La frase que sirve como epígrafe de este artículo, fue publicada por el actual presidente de Estados Unidos a finales del año 2013 en su fatua y malquista cuenta de Twitter.
Esas mismas palabras que entonces estaban dirigidas para criticar a otro, han regresado para aguijonearle, como el más feroz de los tábanos, por el pésimo manejo y la reacción tardía ante el brote de coronavirus en su país.
Es difícil escribir sobre el coronavirus por la forma rampante y exponencial en la que se propaga su contagio, una velocidad que ha sorprendido a los epidemiólogos. Cualquier cifra que pudiera plasmar en este texto sobre la crisis actual, estaría desfasada al momento de su publicación.
Pero hay un concepto inmune a esa caducidad, el único mensaje que prácticamente todos los especialistas en salud pública coinciden en señalar como “esencial” para evitar el colapso de nuestros sistemas de salud: “aplanar la curva”.
“Aplanar la curva” se refiere a implementar medidas para disminuir el ritmo de los contagios y evitar que los hospitales se saturen de pacientes. Es decir, aceptar el hecho de que ante un virus nuevo y altamente contagioso, mucha gente se va a enfermar. Lo importante es que no se enfermen todos al mismo tiempo.
Es una paradoja: Al disminuir el ritmo de infecciones el brote durará más tiempo pero, al no colmar la capacidad hospitalaria, la letalidad es mucho menor.*
La historia de este concepto se remonta a 1918, a la pandemia conocida como “la Gripe Española”, por la cual se estima que murieron entre 50 y 100 millones de personas.
En octubre de ese año el Dr. Rupert Blue, Cirujano General de Estados Unidos, recomendó a todas las autoridades locales “clausurar todos los lugares de reunión pública si su comunidad estaba amenazada por la epidemia”.
El alcalde de Saint Louis tomó el consejo casi de inmediato. Cerró escuelas, iglesias, logias y salas de baile, canceló eventos, reuniones, incluso funerales públicos. La tasa de mortalidad subió pero permaneció estable durante todo el otoño.
En contraste, Filadelfia decidió ignorar todas las medidas. El número de muertos se disparó, alcanzó un máximo espeluznante.
Este ejemplo sirve para ilustrar los efectos que puede tener la falta de decisión por parte de la autoridad en una crisis como la del coronavirus. Seguir con nuestra vida cotidiana, pone en riesgo a los más vulnerables.
Los virus necesitan multitudes para sobrevivir. Hoy, contrario a lo que algunos piensan, el verdadero liderazgo consiste en decirle a esas multitudes que se dispersen.



*Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PRD en el Congreso de la Ciudad de México.


Publicado en: https://www.cronica.com.mx/notas-aplanar_la_curva-1148388-2020


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ACCIDENTE EN EL METRO, CUESTIÓN DE TRANSPARENCIA

“El metro es un río que nunca se agota.”
Marc Augé

El martes de esta semana cerró con un suceso escalofriante. A las 23:37 horas, el tren número 33 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, se impactó con el tren número 38 en la estación Tacubaya. Hubo 41 heridos y una persona perdió la vida. Fue el tercer accidente grave que ha sufrido el Metro en los más de 50 años que lleva en operación (el primero y más letal fue en 1975, en la estación Viaducto).
El Metro es parte de la vida cotidiana y de la historia personal de millones de habitantes de la capital. Tal vez por eso las imágenes del accidente de esta semana, calaron tan hondo en el inconsciente colectivo.
Ver herido a ese gusano naranja, que todos los días lleva en su interior a alguien cercano (o incluso a nosotros mismos), es un amargo recordatorio de lo angosta que es la línea divisoria entre la cotidianidad y la tragedia.
En el año 2015 tuvo lugar el segundo accidente grave que ha sufrido el Metro. Ocurrió en la estación Oceanía: en un día lluvioso de mayo, un tren patinó en una pendiente y alcanzó a otro convoy. Hubo un muerto.
En ese año, yo ocupaba el mismo cargo que ocupo ahora: era diputado local en un partido de oposición.
Como representante popular, decidí proponer un punto de acuerdo para solicitar que el Director General en turno del STC, presentara un informe detallado del incidente a fin de esclarecer los hechos.
La proposición fue aprobada por unanimidad, la información solicitada (una serie de documentos técnicos muy específicos que forman parte del funcionamiento diario del Metro) fue remitida por el Gobierno a los dos días de que se le diera trámite al acuerdo. Nadie habló de que se estuviera intentando politizar el asunto.
Casi cinco años después, en condiciones muy similares, ocurre lo contrario.
El jueves 12 de marzo intenté presentar en el Congreso de la Ciudad, textualmente el mismo punto de acuerdo que presenté en el 2015. Digo “lo intenté” porque fue censurado por el grupo parlamentario de Morena. Mi caso no fue el único.
El jueves había dos temas que incomodaban al partido mayoritario: el accidente del Metro (además de mi punto, el PAN iba a solicitar la comparecencia de la Dra. Florencia Serranía, actual Directora General del STC) y la paridad de género en los puestos administrativos del Congreso.
Apenas se había hecho sonar la campana para dar inicio a la sesión, cuando las y los diputados de Morena empezaron a solicitar que los puntos del Metro no se consideraran de urgente y obvia resolución (para que se enviaran directo a comisiones, sin siquiera dar lectura a los documentos) y que se sometiera a votación del Pleno retirar del orden del día el tema relacionado a la paridad de género.
Ante esta acción ilegal y antidemocrática, los grupos parlamentarios de la oposición decidimos abandonar el Recinto en rechazo del acto autoritario.
Hoy Morena sigue señalando a “las administraciones anteriores” como culpables de todos sus errores. Pero la realidad es muy distinta.
En el caso del Metro, se trata de una cuestión completamente técnica: el mantenimiento es diario y su operación es responsabilidad de quien ocupa el cargo. Señalar al pasado es lo mismo que acusar a un fantasma o a la mala suerte.
El Metro, es una de las más grandes obras de ingeniería del mundo. Además de ser uno de los medios de transporte más eficientes y seguros, su construcción marcó un antes y un después para la Ciudad de México. Ha inspirado canciones, crónicas, películas y libros; ha generado una cultura y un universo propios.
Como “metronauta”, hago patente mi compromiso por seguir trabajando en su mejora y en su defensa.


*Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PRD en el Congreso de la Ciudad de México.


Publicado en: https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/accidente-en-el-metro-cuestion-de-transparencia-4969001.html


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9/3/20

LUNES, PRIMER DÍA DE LA LUNA

“No queremos pintar su puerta,
se la queremos tirar, señor.”
Yesenia Zamudio

La palabra “lunes” viene del latín dies lunae, que quiere decir "día de la luna".

Luna, tiene su origen en el griego leukós y significa "la luminosa, la que ilumina”. Este astro siempre ha evocado una fuerza especialmente femenina; prácticamente en todas las culturas este cuerpo celeste ha estado asociado a la mujer.
Por eso es de llamar la atención que precisamente hoy, en este día de la semana que los antiguos dedicaban a “aquella que ilumina a todos”, las mujeres de nuestro país hayan decidido unirse para manifestar el más punzante y justo reclamo: las mujeres se ausentarán para hacerse presentes, como si fuera un eclipse.
Tal vez sea una mera coincidencia. Pero parece un tanto providencial, como si Fanes y la Noche así lo hubieran designado desde el inicio de todos los tiempos.
#UnDíaSinMujeres nos obliga a reflexionar sobre la más terrible de las ausencias, esa que ya no tiene remedio porque de la muerte nadie regresa.
La realidad es esta. México vive una etapa de violencia extrema sin precedentes. Según los datos oficiales, hasta finales de enero han sido asesinados 40,299 mexicanos desde el 1 de diciembre de 2018 (el día en que inició la “Cuarta Transformación”).
Es la cifra más alta de asesinatos desde que se lleva registro. La Patria está sangrando y no se ve una estrategia clara para detener la hemorragia. 
Hay un elemento que convierte esta crisis en algo todavía más terrible por ser inexplicable: la creciente ola de feminicidios, la enorme cantidad de mujeres que forman parte de esa aciaga cifra, por el simple hecho de haber nacido bajo el signo de Selene.
Es doloroso e incomprensible. ¿Qué lleva a un hombre a convertirse en una bestia capaz de cometer un crimen tan atroz, con tanto odio y desprecio? ¿Tan profunda es la crisis en la que está sumida nuestra sociedad?
Gustave Moreau, pintor francés considerado precursor del simbolismo, describió con ominosa precisión lo que hoy viven las mujeres en México:
“Pálidas y vastas figuras, tremendas, solitarias, oscuras y desoladas, amantes fatales, misteriosas, condenadas a las infamias titánicas. ¿Qué será de vosotras? ¿Qué será de vuestros destinos? ¿Dónde podrán ocultarse vuestros terribles amores? ¿Qué terrores, qué piedades inspiradas, qué tristezas inmensas y estupefactas se despiertan en el ser humano llamado a contemplar tanta vergüenza y horror, tantos crímenes y tanta desventura?”
Entre más intensa esté la luz de la luna, más se apaga el grito contemporáneo y desesperado: ¡Nos están matando!

*Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PRD en el Congreso de la Ciudad de México.


Publicado en: https://www.cronica.com.mx/notas-lunes_primer_dia_de_la_luna-1147843-2020 


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2/3/20

EL COVID-19 EN LA CDMX-2020

"Estamos, pues, ante la muralla de la peste.”
Albert Camus

Quienes hemos seguido con atención la evolución del brote de un nuevo tipo de coronavirus que inició en China a finales del año pasado, sabíamos que era cuestión de tiempo para que llegara a nuestro país.
Desde hace un mes, los epidemiólogos más importantes del mundo ya señalaban que este virus cumplía con todas las características para convertirse en una pandemia.
Su bajo nivel de letalidad (estimada en 2.3%), aunado al alto y veloz grado de contagio, lo convierte en un reto sanitario enorme para las autoridades de salud de todo el mundo.
Por eso, a principios de febrero algunos diputados de la oposición en el Congreso local, empezamos a señalar a las autoridades que era urgente estar preparados.
Exhortamos al Gobierno de la Ciudad para que se tomaran todas las medidas necesarias para hacer frente a una emergencia epidemiológica, que se asegurara el abasto de medicamentos e insumos hospitalarios y se brindara capacitación en los distintos niveles de atención del servicio público.
En respuesta la Dra. Oliva López Arellano, titular de la Secretaría de Salud capitalina, nos aseguró que todas las medidas estaban en posición y que no había motivo para nuestra preocupación.
Sin embargo, al día de hoy, la Ciudad de México no ha firmado ningún acuerdo con el nuevo Instituto de Salud para el Bienestar (o al menos ninguno que se haya hecho público), lo cual deja en el limbo a los más de dos millones setecientos mil afiliados en la Ciudad de México al desaparecido Seguro Popular.
Esta falta de claridad, puede llegar a traducirse en un problema que vulnere de manera directa los intentos de contener un brote del COVID-19 en la capital.
Los antiguos griegos veían a Higía (la diosa de la salud) como una divinidad protectora de las prácticas y los cuidados preventivos para la buena salud. De ahí que tradicionalmente la “prevención” sea considerada como “la madre de la salud” (la palabra “higiene” tiene sus orígenes en el nombre de la misma diosa).
Como ciudadanos tenemos la obligación de estar atentos a las indicaciones de la autoridad y tomar todas las medidas que estén a nuestro alcance para prevenir el contagio y la propagación de este virus.
En este mismo sentido, quienes gobiernan tienen la responsabilidad de garantizar nuestro derecho a la salud.
Y si así no lo hicieren, que la Patria se los demande.


*Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PRD en el Congreso de la Ciudad de México.


Publicado en: https://www.cronica.com.mx/notas-el_covid_19_en_la_cdmx_2020-1147229-2020


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INTRODUCCIÓN AL CORONAVIRUS


“...pestes y guerras cogen a las gentes siempre desprevenidas.”
Albert Camus, “La Peste”.

El último día de 2019, las autoridades chinas alertaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el brote de un nuevo tipo de coronavirus que hoy conocemos como COVID-19.
Para el 30 de enero, el alto grado de contagio presentado por esta nueva cepa de coronavirus, llevó a que las autoridades de la OMS decretaran una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional” (ESPII).
Personalmente, empecé a seguir con atención la evolución de esta epidemia a partir del 25 de enero. Recuerdo que entonces las cifras oficiales registraban un total de 56 muertes y 1052 casos confirmados en 11 países.
Poco más de un mes después -con la última actualización disponible al 28 de febrero- los números han crecido exponencialmente: más de 83 mil personas infectadas en 47 países del mundo con 2867 víctimas letales.
Hay que decirlo con claridad: se trata de un riesgo de salud alarmante que, de acuerdo a los epidemiólogos de mayor prestigio en el mundo, tiene todas las características para convertirse en una pandemia.
Sin embargo, no podemos decir que se trate de un evento que haya tomado al mundo por sorpresa. Más bien, sabíamos que era cuestión de tiempo para que el virus comenzara a extenderse por todo el mundo y, eventualmente, llegara a nuestro país.
Todavía es muy temprano para empezar a sacar conclusiones pero hasta ahora el COVID-19 parece ser mucho menos letal que otros coronavirus como el SARS: se estima que el índice de letalidad del nuevo virus es de 2.3%, no obstante -considerando el alto grado de contagio que se ha observado- esto podría traducirse en un gran número de muertes.
Así ocurrió con la llamada “Gripe Española” de 1918-1919 que, a pesar de tener un índice de letalidad similar al del nuevo coronavirus, se estima que mató a más gente que cualquiera de las dos Guerras Mundiales (entre 50 y 100 millones de personas según los cálculos actuales).
Y es que precisamente el bajo grado de letalidad de este virus es lo que hace que se convierta en un reto sanitario mayúsculo. Es muy posible que haya un gran número de personas infectadas que presentan síntomas leves o moderados -incluso asintomáticos- y que por eso siguen su vida de manera rutinaria, contagiando a mucho más gente en el camino... Esto hace que contener su propagación sea algo similar a intentar detener el flujo del aire.
Hay dos formas de luchar contra una epidemia: la medieval y la moderna.
La medieval -una herencia de la era de la “Peste Negra”- va en la línea de las medidas radicales que tomó China: poner pueblos enteros en cuarentena, cerrar fronteras, establecer “campos masivos de tratamiento”.
La moderna consiste en aceptar el poder de los patógenos, reconocer que no podemos detenerlos y tratar de aminorar el golpe a través de antibióticos, tecnología médica hasta lograr desarrollar una vacuna.
Esta semana, la OMS dijo que China había tomado “una de las estrategias más antiguas y consiguió desplegar uno de los esfuerzos de contención de enfermedades más ambiciosos, ágiles y agresivos en la historia”.
Si tenemos algo de suerte, ese tiempo extra que China logró comprarle al resto del mundo, ayudará a que pronto se logre desarrollar un tratamiento o vacuna para enfrentar este nuevo virus y la amenaza desaparecerá.
Con ese resultado, felizmente aceptaré que me llamen un escandaloso alarmista.


*Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PRD en el Congreso de la Ciudad de México.


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