14/1/13

REGULAR EL CONSUMO DE REFRESCOS

Jorge Gaviño Ambriz

“La única manera de conservar la salud
es comer lo que no quieres,
beber lo que no te gusta,
y hacer lo que preferirías no hacer.”
Mark Twain

En México, el derecho a la protección de la salud, es uno de los derechos fundamentales por los que el Estado debe velar, representa una de las claves del Estado de bienestar, en donde las autoridades están obligadas a crear políticas públicas que garanticen la salud de su población.   

En nuestro país, el sobrepeso y la obesidad representan uno de los mayores problemas de salud pública, ya que el 39.05% de la población tiene problemas de sobrepreso y el 32.15% de obesidad, cifras que incrementan en sobremanera el riesgo de sufrir enfermedades como la diabetes e hipertensión. 

Aunado a esta situación, tenemos el primer lugar mundial de obesidad en mujeres; el segundo lugar mundial de obesidad en hombres; y uno de los primeros lugares mundiales en obesidad infantil.

El Distrito Federal no es ajeno a esta situación, según informes de la Secretaría de Salud capitalina, el 75.4% de las mujeres y 69.8% de los hombres mayores de 20 años sufren estas enfermedades no transmisibles. En el caso de los niños en edad escolar (ambos sexos) la cifra es del 35%, lo que equivale a medio millón.

En mayo de este año, la Universidad de Yale de los Estados Unidos, reportó que en México se consumen 163 litros de refresco per cápita al año, con lo que desplazamos del primer lugar a los Estados Unidos, cuyo registro era de 113 litros per cápita.

En menos de cinco años, superamos el record mundial de consumo de refrescos que tenía nuestro vecino del norte, gracias a lo cual, hoy contamos con altas tasas de sobrepeso: lo padecen 7 de cada 10 adultos, y la diabetes se disparó a más de 15 millones de casos.

El consumo de azúcar en exceso, es dañino en cualquiera de sus formas como sucrosa, fructosa, sacarosa, entre otros. Los refrescos sólo brindan calorías vacías, lo que contribuye al aumento de peso, desequilibro hormonal, resistencia a la insulina e incluso diabetes.

De acuerdo con la Asociación Estadounidense del Corazón, las mujeres no deberían consumir más de 100 calorías, o cerca de 25 gramos de azúcar añadida por día. Una porción de refresco de 355 ml, aporta aproximadamente 148 calorías o 37 gramos de azúcar, cantidad superior al consumo recomendado de manera diaria. Sin embargo, en el etiquetado de estos productos se establece que la cantidad de azúcar contenida en los mismos aporta el 41% de los nutrimentos diarios recomendados, lo cual no es verdad.  

Por lo tanto, en mi calidad de diputado local, presenté ante el Pleno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, una Iniciativa en la que se busca prohibir la venta de refrescos azucarados en presentaciones y/o porciones mayores de 500 mililitros, en establecimientos de comida y en espacios de congregación pública. Esta medida está orientada a proteger la salud de la población capitalina, cumpliendo así con un objetivo de gran relevancia.

Con esta iniciativa, no se busca la prohibición en el consumo de este tipo de bebidas, sino concientizar a la población sobre el riesgo de beberlas en exceso, así como crear una cultura de prevención y moderación en la ingesta de los mismos. El reto es grande y el tiempo se acaba.


Twitter: @gavinojorge

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