REGULAR EL CONSUMO DE REFRESCOS
Jorge Gaviño Ambriz
“La única manera de conservar la salud
es comer lo que no quieres,
beber lo que no te gusta,
y hacer lo que preferirías no hacer.”
Mark Twain
En México, el
derecho a la protección de la salud, es uno de los derechos fundamentales por
los que el Estado debe velar, representa una de las claves del Estado de
bienestar, en donde las autoridades están obligadas a crear políticas públicas que
garanticen la salud de su población.
En nuestro
país, el sobrepeso y la obesidad representan uno de los mayores problemas de
salud pública, ya que el 39.05% de la población tiene problemas de sobrepreso y
el 32.15% de obesidad, cifras que incrementan en sobremanera el riesgo de
sufrir enfermedades como la diabetes e hipertensión.
Aunado a esta situación, tenemos el primer lugar mundial de obesidad en
mujeres; el segundo lugar mundial de obesidad en hombres; y uno de los primeros
lugares mundiales en obesidad infantil.
El Distrito Federal no es ajeno a esta situación, según informes de la
Secretaría de Salud capitalina, el 75.4% de las mujeres y 69.8% de los hombres
mayores de 20 años sufren estas enfermedades no transmisibles. En el caso de
los niños en edad escolar (ambos sexos) la cifra es del 35%, lo que equivale a
medio millón.
En
mayo de este año, la Universidad de Yale de los Estados Unidos, reportó que en
México se consumen 163 litros de refresco per cápita al año, con lo que desplazamos
del primer lugar a los Estados Unidos, cuyo registro era de 113 litros per
cápita.
En
menos de cinco años, superamos el record mundial de consumo de refrescos que
tenía nuestro vecino del norte, gracias a lo cual, hoy contamos con altas tasas
de sobrepeso: lo padecen 7 de cada 10 adultos, y la diabetes se disparó a más de
15 millones de casos.
El consumo de azúcar
en exceso, es dañino en cualquiera de sus formas como sucrosa, fructosa,
sacarosa, entre otros. Los refrescos sólo brindan calorías vacías, lo que contribuye
al aumento de peso, desequilibro hormonal, resistencia a la insulina e incluso
diabetes.
De
acuerdo con la Asociación Estadounidense del Corazón, las mujeres no deberían
consumir más de 100 calorías, o cerca de 25 gramos de azúcar añadida por día.
Una porción de refresco de 355 ml, aporta aproximadamente 148 calorías o 37
gramos de azúcar, cantidad superior al consumo recomendado de manera diaria.
Sin embargo, en el etiquetado de estos productos se establece que la cantidad
de azúcar contenida en los mismos aporta el 41% de los nutrimentos diarios
recomendados, lo cual no es verdad.
Por lo tanto, en mi calidad de diputado
local, presenté ante el Pleno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal,
una Iniciativa en la que se busca prohibir la venta de refrescos azucarados en
presentaciones y/o porciones mayores de 500 mililitros, en establecimientos de
comida y en espacios de congregación pública. Esta medida está orientada a proteger la salud de la población
capitalina, cumpliendo así con un objetivo de gran relevancia.
Con esta iniciativa, no se busca la
prohibición en el consumo de este tipo de bebidas, sino concientizar a la población
sobre el riesgo de beberlas en exceso, así como crear una cultura de prevención
y moderación en la ingesta de los mismos. El reto es grande y el tiempo se
acaba.
Twitter: @gavinojorge
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