Jorge Gaviño Ambriz
“Creo que la esencia de la vida consiste en ser fiel a lo que uno cree su destino”
Ernesto Sábato
El Istmo de Tehuantepec, un paraíso tropical, se localiza al sureste del majestuoso estado de Oaxaca y a su vez es considerado “la parte más angosta de la República Mexicana”. Juchitán, “un pueblo mágico situado en el corazón del Istmo”, ha sabido desarrollar un sistema social donde tanto mujeres como hombres se desenvuelven en un ambiente de tolerancia y respeto.
Ahí, las mujeres son tratadas como reinas, por lo que se le atribuye el calificativo de “el lugar donde reinan las mujeres”, quizás éste sea al matriarcado más representativo de Oaxaca y del país. A su vez, es cuna de donde emergen unos seres que se atreven a soñar, romper las reglas y a descubrirse sin miedo a ser rechazados: “los muxes”.
“Muxe” es una palabra zapoteca que significa “homosexual”. Son hombres que desde pequeños se descubren a si mismos como más femeninos que masculinos. Saben que gracias al sistema ancestral característico de la región, ser homosexual es visto como una diversidad más del género humano, por lo que se saben aceptados, respetados y queridos por sus familias y por la misma sociedad.
Ser muxe, está ligado a la idea de la “Divinidad Bisexual Andrógena” o bien al “Mito de la Androginia Divina”, una forma antigua de la bi-unidad divina, del pensamiento mítico y religioso. La bisexualidad, en este caso, es entendida como la virtud de que algo único es diferente y tiene doble representatividad: Lo femenino y masculino.
Esta creencia también se asemeja a la leyenda de Hermafrodito, hijo de Hermes y Afrodita quien en un día caluroso buscó refrescarse en un lago en el que vivía Salmacis, una joven que se enamoró perdidamente de él y trató de seducirlo sin resultados. Salmacis lo abrazó perdidamente implorando a los dioses que nunca los separan, quienes al oír su petición fundieron ambos cuerpos creando un ser de doble sexo.
Los muxes desempeñan un papel fundamental en la sociedad juchiteca, cumplen funciones que abarcan el mantenimiento del hogar y cuidado de los padres de edad avanzada hasta el día de su fallecimiento. Las madres de familia, consideran una bendición tener un muxe en casa porque esto les garantiza su sustento y compañía hasta sus últimos días, dado que la gran mayoría no se casa.
Si los muxes lo desean, pueden vestirse con el traje típico de la región: “traje de tehuana”, el cual está compuesto de dos piezas, una blusa llamada “huipil” y una falda, ambas generalmente de satín o terciopelo y con bordados de coloridas flores.
En el Istmo, el respeto es la base de las relaciones “muxe-sociedad”, no sólo por ser considerados seres casi-divinos sino por el espíritu trabajador y tenaz que los caracteriza. Esto reta a imaginarios sociales y creencias religiosas, no sólo se trata de la aceptación del ser homosexual, sino del respecto de la otredad, lo que es diferente a lo propio. Asimismo, nos lleva a la valoración de toda la creación (hombres, mujeres, homosexuales) por igual.
Hoy día algunos muxes han optado por emigrar a la ciudad de Oaxaca o a la Ciudad de México buscando probar suerte y demostrar de lo que son capaces de hacer como trabajadores y profesionistas. Esto también les permite demostrar que la convivencia sin juzgar a los demás por ser diferentes o tener gustos diferentes, es posible.
Twitter: @jorgegavino
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