Eliminar la “basura social” es una 
aspiración perversa y sus antecedentes son despreciables. Por lo que 
resulta aberrante que, en nuestra ciudad, existan personas partidarias 
de esta creencia que manifiestan su intolerancia y su odio hacia los 
que, por razones muy complejas, tienen que vivir y dormir en la calle, 
como si se tratasen de una especie ajena a la nuestra.
En Alemania, durante el Tercer Reich, 
los nazis implementaron una serie de políticas sociales orientadas a la 
“mejora de la raza”, por medio de la eliminación de individuos que 
consideraban infrahumanos por llevar una “vida indigna de ser vivida”: 
indigentes, homosexuales, disidentes políticos, discapacitados, enfermos
 mentales, entre muchos otros.
Siglos antes, en la Europa de la Edad 
Media, la lepra era percibida como una enfermedad padecida por personas 
sucias y moralmente corruptas. La sociedad les temía: fueron obligados a
 utilizar ropa que los distinguía como “leprosos” y tenían que llevar 
con ellos una campana o unas tablas pequeñas (llamadas tablillas de San 
Lázaro), que hacían sonar para avisar a la gente de su paso. El 
ostracismo social alcanzó su máximo nivel al decretarse la expulsión de 
los leprosos de los límites de las ciudades, dando origen a sus propias 
colonias. En el Renacimiento, la exclusión se repetiría a través de los 
mares. La locura heredó el lugar de la lepra en lo referente a la 
segregación social. Surgió entonces Das Narrenschiff (“la nave 
de los locos”), barcos tripulados por enfermos mentales, vagabundos y 
mendigos, que navegaban por las aguas para alejar a los dementes de las 
ciudades.
La vida en la calle cumple hoy la misma 
función que aquel navío, pues de manera simbólica es el espacio que 
expresa el conflicto de las desigualdades sociales y restringe los 
derechos de la población vulnerable.
Es el espacio en el que los 
“infrahumanos” se obligan a sobrevivir y recurren a sus impulsos más 
instintivos para enfrentar la violencia, las agresiones, la 
discriminación y la marginación social.
Son personas que viven expuestas a que nadie hable en su favor, en nuestras voces está el poder de ayudarlos.
Publicado en: https://www.cronica.com.mx/notas-infrahumanos-1137043-2019
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