28/12/19

INFORME, PRESIDENTE

“Va mi espada en prenda, y voy por ella”
Guadalupe Victoria

El año inaugural del nuevo gobierno ha sido bastante peculiar en varios aspectos.
Uno de ellos, por ejemplo, es la gran cantidad de “informes” que han sido presentados en el transcurrir de los primeros meses de la administración: Primero, en el mes de marzo, tuvimos el informe de los primeros cien días de gobierno (un invento del presidente Roosevelt, inspirado en Napoleón); unos meses después, el 1 de julio, tuvimos el faraónico festejo/informe, para conmemorar el aniversario del triunfo electoral del presidente de la República.
Ahora, este domingo 1 de septiembre, vendrá el Primer Informe de Gobierno del titular del Ejecutivo Federal, el único que mandata la Constitución.
A pesar de la predicada esencia transformadora que llevó al poder al partido Morena, hay cosas que se mantienen igual.
Tal es el caso de lo que sucederá el domingo. Muchos nos sorprendimos (e incluso hubo quienes entristecimos), ante la noticia de que el líder de la nación decidió apegarse a la reforma neoliberal de 2008 al artículo 69 constitucional, la cual eliminó la asistencia del presidente de México al Congreso de la Unión para rendir su informe anual.
Digo que algunos vimos este cambio de planes con tristeza porque, más allá de las conjeturas políticas o de los que se aventuran a decir que hacerlo de este modo es seguir los no muy dignos pasos de Calderón y de Peña Nieto, el que el presidente de la República presente su informe de viva voz ante los miembros del Legislativo, sí tiene un sentido lógico, histórico e incluso patriótico.
Esta tradición se adoptó desde el primero de nuestros presidentes, Guadalupe Victoria, el mismo cuyo retrato cuelga hoy en el despacho presidencial como única decoración, tal y como lo ha dicho quien hoy lo ocupa... ¿Por qué habrá decidido no seguir su ejemplo en esta ocasión?.
Este informe, que se presenta ante la representación del pueblo mexicano, es sumamente importante porque en él se debe manifestar, de manera veraz y detallada, el estado general que guarda la administración pública del país.
Es por ello que debemos estar atentos a los datos que de a conocer el presidente de la República, no importa si son los suyos, pero que sean “datos” en el sentido más estricto de la palabra latina de la que proviene, datum: antecedente necesario para llegar al conocimiento exacto de algo o para deducir las consecuencias legítimas de un hecho. En resumen: Información concreta.
Los datos no se pueden manipular porque entonces dejan de serlo, estos son los hechos que nos permiten colocar las acciones en una balanza que servirá de juez imparcial y que nos permitirá conocer si estamos ante un cambio, ante un acierto o ante un fracaso.
Al final del día, la realidad nos demuestra que lo que no medimos no se puede mejorar.


Publicado en: https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/informe-presidente-4114810.html


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