“A los chaparros los golpes bajos les dan en toda la m… cara”
Sacarias
Los siete partidos políticos con registros definitivos, más tres partidos que incursionan con registros condicionados, iniciarán en pocos meses precampañas y proselitismos en esta ciudad capital. Los ciudadanos serán de nueva cuenta, objeto de un sinfín de ofertas, promesas, proposiciones, juramentos, compromisos y hasta súplicas; serán también espectadores de odios, pugnas, felonías y golpes bajos entre quienes persiguen el poder de los diversos cargos que se mantendrán en disputa en el Distrito Federal.
Los ciudadanos quieren propuestas concretas, con candidatos que sean sinceros, honestos y sensibles a la problemática de la ciudad; con perfiles de preparación- sin caer en la improvisación-, pero sobre todo con capacidad, puesto que la capacidad suple a la experiencia.
Es necesario que los candidatos asuman un compromiso con la población, hechos no palabras, es lo que se requiere para sanear las dificultades a las que hoy nos enfrentamos.
Mientras tanto, en espera del apabullante y descocido proselitismo, tendremos tiempo de reflexionar sobre quienes pudieran tener los tamaños para combatir la corrupción y la inseguridad, para eficientar el transporte público y sus vialidades, para solventar la problemática judicial y de reclusorios, para acabar con el desempleo, reordenar los servicios públicos y depurar las finanzas estatales. Magnas obligaciones que deberá resolver con acciones factibles y no con promesas, aquel o aquella, a quien decidamos designar en algún cargo de elección popular por medio del voto. Lo que no se vale, es la abstención.
Los ciudadanos quieren propuestas concretas, con candidatos que sean sinceros, honestos y sensibles a la problemática de la ciudad; con perfiles de preparación- sin caer en la improvisación-, pero sobre todo con capacidad, puesto que la capacidad suple a la experiencia.
Es necesario que los candidatos asuman un compromiso con la población, hechos no palabras, es lo que se requiere para sanear las dificultades a las que hoy nos enfrentamos.
Mientras tanto, en espera del apabullante y descocido proselitismo, tendremos tiempo de reflexionar sobre quienes pudieran tener los tamaños para combatir la corrupción y la inseguridad, para eficientar el transporte público y sus vialidades, para solventar la problemática judicial y de reclusorios, para acabar con el desempleo, reordenar los servicios públicos y depurar las finanzas estatales. Magnas obligaciones que deberá resolver con acciones factibles y no con promesas, aquel o aquella, a quien decidamos designar en algún cargo de elección popular por medio del voto. Lo que no se vale, es la abstención.
(Publicado en la Crónica de Hoy el 1 de agosto de 2014)
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