"Un mendigo sano es más feliz que un rey enfermo”.
Arthur Schopenhauer
La protesta realizada el pasado 
miércoles por los padres de niños con cáncer, acusando la falta de 
medicinas para el tratamiento de sus hijos es para la mayoría una 
protesta con justa razón, sin embargo, se promueve como un acto excesivo
 e innecesario.
El cáncer se caracteriza por una rápida 
multiplicación de células anormales, generando el riesgo de invadir 
cualquier parte del cuerpo. Los tratamientos pueden ser quimioterapias, 
radioterapia o inmunoterapia, con el propósito de curar la enfermedad o 
prolongar la vida del paciente.
Es la principal causa de muerte en todo 
el mundo y en nuestro país es la tercera. Desde el 2013 la OMS 
identificó como factor para la detección y tratamiento del cáncer en 
México, el difícil acceso a servicios de salud y a la tecnología para el
 tratamiento oportuno. También reconoció que, aún siendo detectado 
oportunamente, los pacientes enfrentan otros obstáculos como falta de 
especialistas e infraestructura hospitalaria cercana. En pleno 2020 se 
suma la falta de medicamento básico para su tratamiento en el Hospital 
General Infantil Federico Gómez de la Ciudad de México.
El abastecimiento emergente para callar 
una crisis no es la solución. El desabasto repetido debe ser reconocido 
como un asunto relevante por el Presidente y garantizar la atención 
permanente sin burocracia. Justificar este “descontrol” asociándolo a 
una investigación sobre el directivo del hospital o la empresa 
distribuidora de medicamentos, pero sin fincar una sanción, tampoco 
sirve. Se encuentra en riesgo la efectividad del tratamiento prescrito y
 sus consecuencias son irreparables.
Los casos de corrupción y las 
emergencias médicas no se deben mezclar: de ninguna manera pueden 
ponerse en una balanza. La corrupción debe combatirse por separado, la 
ausencia de medicamentos debe evitarse a toda costa.
Resulta incongruente que, frente a la 
implementación de un “nuevo y mejor” sistema como el Insabi, que se dice
 dará atención gratuita a todos los mexicanos, nos alcance una realidad 
donde la falta de presupuesto o control evidencia que si hablamos de 
servicio de salud se requiere más que buena voluntad.
Parecería que el derecho humano a la 
salud sólo puede disfrutarse cuando quien padece una enfermedad, alza la
 voz o tiene dinero para recibir atención guardando silencio.
¿Es legítimo o es exagerado? Cualquier 
madre o padre, cuando peligra la salud de un hijo, está dispuesto a 
hacer cualquier cosa para revertir la realidad.
Publicado en: https://www.cronica.com.mx/notas-salud_un_derecho_humano_en_crisis-1144273-2020
Twitter: @jorgegavino
Facebook: JorgeGavinoOficial 
 
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