“Como la quietud del viento,
antes de que comience el huracán.”
Bob Dylan
antes de que comience el huracán.”
Bob Dylan
A principios de marzo, cuando apenas se
 detectaban los primeros casos de coronavirus en nuestro país, los 
diputados que conformamos la oposición en el Congreso de la capital, 
comenzamos a sonar las alarmas para exigir a las autoridades nacionales y
 locales que tomaran medidas preventivas urgentes y que atendieran el 
desabasto de insumos y medicamentos que los trabajadores del sector 
salud vienen denunciando desde hace más de un año. 
Las autoridades nos dijeron que no había motivo para nuestra preocupación. Que todo estaba bien.
Para ese entonces, aunque la 
Organización Mundial de la Salud todavía no había decretado la pandemia,
 la magnitud de lo que estaba en puerta ya podía adivinarse por la 
velocidad de la propagación del virus en los países asiáticos y luego en
 Europa.
Tomó tres meses llegar a los primeros 
100 mil contagios en el mundo, 12 días para llegar a los segundos 100 
mil. Al 20 de marzo, ya había más 270 mil infecciones totales, de las 
cuales más de 70 mil ocurrieron tan sólo en tres días.
Hoy, México se mira en una calma que 
contrasta con el resto del mundo; pero estamos ante un peligro real, 
aunque parezca lo contrario. Nuestra vida diaria, nuestra idea de 
normalidad y contacto social están a punto de cambiar de forma 
dramática. 
La reacción del gobierno ha sido lenta. 
Intentan darnos una sensación de seguridad, incluso de calidez, con 
bromas a flor de labio y frases ya familiares. No se dan cuenta que, lo 
que a muchos nos transmiten, es una aguda falta de liderazgo en el peor 
momento de la emergencia.
Todavía no es tarde, aún podemos reducir
 el golpe. De entrada, haciendo al enemigo visible: hay que hacer 
pruebas, miles de pruebas diarias para saber con precisión de qué tamaño
 es la pelea.
De esta forma, la acción podrá ser más 
precisa. Podremos proteger con mayor efectividad a los más vulnerables y
 no habrá necesidad de desmantelar el sistema económico (cosa que 
algunos esperan porque, frente a la angustia y crisis colectiva: la 
ganancia para otros).
Se deben atender los reclamos de 
aquellos que están en la primera línea de esta batalla por nosotros: el 
personal médico. Tenemos que cuidarlos y atender sus demandas. Ellos 
también están en riesgo. 
Si los protocolos están claros, las 
brigadas de salud bien equipadas y la sociedad organizada, no tendremos 
que sufrir lo mismo que hoy sufren tantos seres humanos en otros 
países. 
Aprendamos de las estrategias que han 
funcionado. No perdamos más tiempo en aparentar que todo está bajo 
control y que no va a pasar nada.
Es un reto histórico, no podemos superarlo con una venda en los ojos.
*Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PRD en el Congreso de la Ciudad de México.
Publicado en :https://www.cronica.com.mx/notas-en_estas_tierras_hay_virus_y_victimas-1149007-2020
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