3/4/16

JURAMENTO IGNORADO

 


“Los fallos de los cocineros se tapan con las salsas, los de los arquitectos con flores y los del médico... con tierra”.
Anónimo
 
Ya no escapa de la profesión más humanista el flagelo de la negligencia, la cual se agrava al implicar bienes jurídicos tutelados como lo son: la salud y la vida.
Innumerables son las situaciones en que la negligencia médica es nota de primera plana, tema de análisis  y discusión entre especialistas de la medicina, comunicólogos y sociedad en general.

 Los casos que nos llegan a la memoria son muchos, pero el más reciente es el del menor que por un garrafal error de un seudo especialista le fue extirpado el ojo sano, dejándole el afectado con células cancerosas.

 El profesionista en el que más confía la sociedad es el médico, ya lo decía Hipócrates en su juramento: “En cuanto pueda y sepa, usaré las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia”, en la práctica vemos lo contrario, galenos  que dejan de tener los cuidados necesarios y no siguen los protocolos, siendo vencidos por la ineptitud  y la falta de profesionalismo.

 Esperamos de un médico que nos brinde confianza y seguridad, no zozobra y sufrimiento. Los errores siempre han existido, material quirúrgico y de curación olvidado en los cuerpos de  personas intervenidas, aplicación de dosis erróneas, pero extirpar un órgano por otro, va más allá de lo imaginable. 
 
Casos como estos nos llevan a solicitar que la ética prevalezca por encima de cualquier hecho y que la práctica de la medicina nos de la confianza y seguridad de que estamos en manos expertas con personal responsable.

 @jorgegavino
 
(Publicado en la Crónica de Hoy el 10 de julio de 2015)

¿Y EL RACISTA?

 


“El racismo no es más quela soberbia de un serevidentemene inferior.”
Anónimo
 
Las declaraciones del excéntrico millonario Donald Trump han indignado no sólo a la comunidad mexicana, sino también a todos los habitantes de habla hispana que por diferentes circunstancias llegan a radicar en el país vecino del norte, pretendiendo alcanzar un “sueño americano”, que a la postre se convierte en su peor pesadilla.
Abusos físicos, emocionales, sexuales y económicos son a los que están expuestos los migrantes latinos que viven en la Unión Americana, y que a pesar de ello son los principales impulsores del desarrollo económico de aquel país, al representar la mayor fuerza en el mercado laboral.
Aseverar que “México no es nuestro amigo”, es un absurdo, ya que la mayoría de lo que el señor Trump come, viste y calza proviene de la orgullosa mano mexicana, toda vez que nuestro país, es el principal socio comercial de Estados Unidos, al cual se le envía cerca del 80% de exportaciones.
Un aspirante a ocupar la Casa Blanca debería recordar que sin el voto hispano, George W. Bush no hubiera ganado en 2004, debería saber que según datos de El Real Clear Politics, cada mes 50,000 jóvenes latinos alcanzan la mayoría de edad, lo que incrementa el porcentaje del electorado en los EE. UU.
Si bien es cierto que México es el origen de la mayor cantidad de migrantes mexicanos y latinos que han delinquido del otro lado de la frontera, también lo es que México es un gran proveedor de “cerebros”, de mano de obra calificada y de gente que trabaja para una patria, que no es la suya.
Del otro lado, allende el Bravo, deberían tener memoria histórica y ponerse a pensar que deben tratar dignamente a todos esos indocumentados que están en unas tierras que fueron México.
 
@jorgegavino
 
Publicado en la Crónica de Hoy el 3 de julio de 2015)