23/8/13

DISCRIMINACIÓN.



Jorge Gaviño Ambriz


“¡Hey, Carlangas!, ¡no quieres a Memín por negro?
-lo negro no importa, es por lo chaparro.”
Fragmento de Memín Pinguín, de Yolanda Vargas Doulché*

La historia del mundo es acompañada de la historia de las discriminaciones, se repiten patrones históricos, sentimientos de xenofobia, racistas, nacismos. La causa es sólo un pretexto: pobreza, el color de la piel, preferencias sexuales, educación, discapacidades, edad avanzada, ignorancia, apariencia física, vestimenta, desempleo, sobrepeso, religión, forma de hablar, enfermedades…con su infinidad de etcéteras.

En México, un 32% de las personas encuestadas en 2013, por el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (COPRED), reconoció haber sido maltratada principalmente en el trabajo, la calle, alguna institución pública, escuela o el transporte público.

El derecho a la igualdad; es entre el derecho a la educación, la salud y el trabajo, de los fundamentos esenciales para alcanzar una sociedad equilibrada y respetuosa de los derechos humanos. 

La discriminación se asocia con hacer menos a las personas, con una idea de superioridad y por consiguiente de una correspondiente inferioridad hacia un semejante, muchas veces hemos presenciado un diálogo entre un citadino y un campesino; y como uno se dirige al otro de “Usted”, mientras que el que se siente superior tutea… 

Como decía Samuel Huntington, “La principal fuente de conflicto en un nuevo mundo, será la cultural”, es entonces la diferencia cultural y la carencia de ésta, la que impele la discriminación; y será también la cultura la única posible solución a este grave problema que padecemos. 

Hay que evitar el falso planteamiento de un status de superioridad cívico, económico, o de cualquier otra índole, ofertando como única perspectiva la segregación de individuos; como dijera Albert Einstein “una triste época la nuestra, donde es más fácil desintegrar un átomo, que un prejuicio”.

La discriminación es la lacra del nuevo siglo; aquella triada libertaria que se acuña desde el enciclopedismo francés de: ¡Libertad! ¡Igualdad! ¡Fraternidad! esta inconclusa; cada una de esas palabras constituye una columna que sostiene la mesa donde se depositan los más caros ideales de la humanidad; sin alguna de ellas, ésta será insostenible. 


Twitter: @jorgegavino
(Publicado el día 23 de agosto del 2013 en La Crónica de Hoy)

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