7/5/12

GOBERNANTES DEL MUNDO

Jorge Gaviño Ambriz
“Las constituciones escritas no tienen valor, ni son duraderas, más que cuando son expresión fiel de los factores de poder”
Ferdinand Lassalle

Si preguntáramos quién tiene realmente los hilos del poder en el orbe, muchos responderían, sin duda que Barak Obama, presidente de los Estados Unidos, David Cameron, el primer ministro del Reino Unido, Akihito emperador de Japón o Angela Merkel primer ministro de Alemania. Pues nada más lejano de la realidad, ya que estas personalidades, diplomáticos u otros líderes de la política, no se encuentran dentro de la lista de  los 50 hombres más poderosos del mundo. En la actualidad, los seres más influyentes en todos los aspectos, están en los mercados financieros, las redes virtuales y los medios de comunicación, que con una sola expresión pueden influir para que baje el valor de una moneda  o para que se caiga la bolsa de valores de algún país; incluso, con cierta facilidad, pueden provocar la caída de gobiernos y regímenes.
En el pasado, las vías aéreas, carreteras o marítimas, eran la forma común de realizar transacciones comerciales y los países con mayor infraestructura y más eficientes ejércitos, tenían la cualidad de ser los temibles poderosos del planeta. Los intercambios que se manejan por medio de Internet son superiores a los presupuestos de un país.
Nació una nueva religión porque existe un nuevo dios: “el Mercado” el verdadero amo del mundo, a cuyo servicio están una serie de jóvenes superdotados egresados de Yale, Harvard, Princeton y Stanford como acólitos ambiciosos que pretenden llegar a ser sacerdotes o cardenales, y por qué no, hasta contender para ser el papa de esta religión. Este nuevo ser poderoso, tiene atributos divinos como la planetariedad, la permanencia, la inmaterialidad y la ubicuidad; es omnipresente y omnisapiente. Cada intercambio que se realiza por teléfono o Internet es como una “transustanciación” en donde los valores desaparecen, entre cuenta y cuenta, para convertirse en dólares electrónicos. Los feligreses o inversionistas tiene la fe de que el dinero esta debidamente protegido o guardado; no hay presencia física, solo virtual, son millones de NIPS, con su respectivo número de cliente y estados de cuenta; millones de feligreses, cientos de miles de acólitos, miles de sacerdotes, cientos de cardenales y obispos, y pocos, muy pocos aspirantes al papado que se traduce en el verdadero representante del “dios Mercado” en la tierra.
Los creyentes de esta religión  son de una corriente filosófica denominada “racionalismo económico”, cuyo fundamento se basa estrictamente en el concepto de utilidad financiera. No les interesa la estabilidad política de una nación, ni el desempleo, ni la contaminación, ni el hambre en el mundo; porque ello va en contra de su religión. Solo intervienen en estos temas cuando les representa una ganancia o cuando se pone en peligro la estabilidad de esta gran “congregación mundial”.
Compran barato para más tarde vender caro; adquieren materia prima con salarios de hambre, devolviéndonos productos manufacturados a altos precios, monopolizan y oligopolizan mercados; son los verdaderos titiriteros del destino….
Como en toda religión, hay una magia negra en los mercados financieros que rompe los silogismos económicos, porque ahora puede valer más un negocio en el papel, que en sus activos o productos. En última instancia, estos cardenales financieros deciden si esta acción sube, o permanece baja. Lo mismo sucede con las naciones, no hay correspondencia; solo basta comparar el monto de las reservas de cualquier país en el fondo de inversión privado, no hay ningún Estado que supere el monto de las fortunas acumuladas en su conjunto de los 100 hombres más ricos del mundo.
Los gobiernos se legitiman con votos, trianuales, sexenales, etc., pero en los mercados se vota todos los días, hasta la democracia se afecta con los nuevos dogmas.
Twitter @jorgegavino

Publicado en el Sol de México el día lunes 7 de mayo del 2012

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