3/1/12

AÑO NUEVO

Jorge Gaviño Ambriz


”Para nacer hay que destruir un mundo”
Hermann Hesse.


En todos los anales de los pueblos, se han celebrado los ciclos astrales particularmente, el ciclo solar y lunar. La observación cotidiana  proporcionó datos que luego fueron relacionándose entre sí, de tal manera que el movimiento de las mareas, el comportamiento de los seres marinos, el de las plantas y los árboles, hasta el ser humano, particularmente el periodo menstrual, se relacionaron con Selene; con el sol fueron amalgamadas las estaciones del año y la duración de los días; más tarde la agricultura se relacionó  también con ambos ciclos celestiales.

“Noche vieja” o mejor conocida como víspera de año nuevo, es la última del año dándose inicio a un nuevo lapso, lo cual siempre ha significado renovación y búsqueda de la felicidad, abundancia y éxito. A la media noche del 31 de diciembre miles de personas se reúnen a festejar con familiares y amigos; pero ¿por qué comienza el año nuevo precisamente el 31 de diciembre? ¿Por qué no es coincidente con el 24 del mismo mes, día en que supuestamente nació Jesús el nazareno?

La fecha de natalicio de Jesús de “Galileo” marcó una división histórica en el tiempo de la humanidad, así conocemos acontecimientos de antes y después de Cristo, si esto es así, ¿por qué no es precisamente esa fecha del 25 de diciembre la que determine el principio de un nuevo año y no es sino hasta 8 días después cuando esto ocurre?

Existen un sin número de teorías y afirmaciones diversas, así por ejemplo, se dice que al cambiar el calendario juliano por el gregoriano implementado por el Papa Gregorio XIII, se hicieron desajustes a las fechas históricas, situación que no explica la pregunta anteriormente señalada, ya que fue hasta 1582 que fueron sustituidos dichos calendarios. Se dice también que fue en la época de Constantino cuando fue alterada la fecha de navidad para homologar las festividades paganas del Sol Invicto (Natalis Invicti), ya que precisamente la noche más larga del año se daba el día 24 de diciembre y a partir de ese solsticio de invierno los días empezaban poco a poco a ganar terreno a la obscuridad, por lo que la figura de Cristo representaría ese sol triunfante, idéntico del mitraísmo y similar a los misterios egipcios y órficos que simbolizaban el triunfo de la luz sobre las tinieblas, con Orus vengador de Osiris y verdugo de Set.

Pienso que los primeros cristianos tenían muy clara la conmemoración del Cristo solar, representante de la luz, del conocimiento y la gnosis; sabían que todas las religiones anteriores a la cristiana daban especial significado a los solsticios y equinoccios y por eso en ese cuadrante señalaron los inmortales ritos. Seré atrevido, y pongo en la palestra de la discusión una nueva hipótesis: “el año comienza el 1 de enero y concluye el 31 de diciembre, 8 días después de Jesús nacido, cuando el niño estaba ritualmente en condiciones de ser circuncidado y cumplir de esa manera el pacto que “Jeová” tiempo atrás había realizado con Abraham y todo su pueblo. Recordemos el Capítulo: 17 del Génesis, referente a que todo varón que naciera, tendría que ser circuncidado en su casa, y aquel que no lo hiciera, sería cortado de su pueblo. 8 días después del nacimiento de Cristo es cuando se cumple este pacto, con la circuncisión, y a partir de ahí el inicio de la cuenta de los días. Es de llamar la atención, cómo todos celebramos estas fechas, pero no todos conocen realmente el profundo significado.

Sea de una manera o de otra, estas fecha y conmemoraciones son propicias para desear a nuestro prójimo parabienes, felicidad y progreso. Felices fiestas de fin de año a todos los amables lectores.
Twitter @jorgegavino


Publicado en el Sol de México el 2 enero de 2012

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