22/8/11

MORELOS ERRANTE

Jorge Gaviño Ambriz
"Vamos a ver de qué tumbas salen más muertos”

Desde hace años la única certeza que tenemos acerca del destino de sus restos mortales es: no se encuentran en México. A pesar de tener la creencia de su traslado a la Columna de la Independencia en Septiembre de 1925, lo cierto es que no reposan en ese sitio.
Cuando Morelos es apresado al final de la batalla con el ejército realista, el 5 de Noviembre de 1815, en Temalaca, Puebla, y es trasladado a la ciudad de México, para ser juzgado por el entonces poderoso tribunal de la inquisición, generó un grave problema en la forma de enfrentar su proceso. Por un lado se sentían obligados a dar con él un castigo ejemplar destinado a desmoralizar a los combatientes insurgentes y por el otro los atenazaba la preocupación de la posible respuesta de un pueblo identificado con el clérigo arrojado y valiente que enfrentaba con entereza el destino que asumía irremediablemente como inevitable: la muerte.
En esas condiciones decidieron juzgarlo con rapidez, en cuatro jornadas concluyeron el infame juicio y publicaron una retractación de la que no hay ninguna certeza de que haya sido elaborada o firmada por él.
Imagino a Morelos en los días en que lo incomunicaron, reflexionando sobre la validez de su lucha, la trascendencia de su detención y lo inevitable para aceptar su ruta al fusilamiento como un creyente que era asumido en el torbellino de los designios divinos. Era un sacerdote con una formación teológica sólida y un genio militar indiscutible.
Imagino al héroe recibiendo su sentencia con la certeza de saberse instrumento de un interés superior para el pueblo y la nación.
Imagino no sin dejar de sentir cierta angustia, en los pensamientos que brotaban de su cabeza al ser trasladado hacia Ecatepec para ser fusilado. Lo difícil que debe haber sido para el vicario y sus acompañantes acompañar a una personalidad con la entereza suficiente para enfrentar su destino con la frente en alto…
Se dice que lo fusilaron hincado y de espaldas, como lo hacían con los traidores. Yo creo mas bien no era posible lo asesinaran de frente. Cuatro descargas de fusil lo doblaron y cuatro más necesitaron para arrebatarle en definitiva el último aliento. El golpe más fuerte recibido por los insurgentes fue esta alevosa muerte, el 22 de Diciembre de 1815. Es el primero de los líderes del movimiento en no ser decapitado y exhibido en pública deshonra.
De ahí el destino se sus restos se vuelve turbio, primero se habla de una cripta en Ecatepec; en 1823 Vicente Guerrero decreta que los restos de todos los héroes se trasladen a la catedral metropolitana en la capilla de San Felipe, en 1895 la masoneria descubre, por encargo de Porfirio Díaz, Gran Maestre de la Gran Dieta Masónica, que sus restos no se encuentran y es imposible trasladarlos a la columna de la Independencia con motivo de las fiestas del centenario.
Su hijo Juan Nepomuceno Alponte se convierte en un hombre poderoso y diplomático con inmunidad para trasladar objetos y documentos entre México y Europa, se sabe que utilizando sus influencias con el emperador Maximiliano trasladó los restos de su padre para enterrrarlos en la famoso cementerio Pere Lachaise de París, donde hoy podemos asumir descansan sus restos mortales compartiendo celebridad con otros muertos famosos del lugar: Chopin, Víctor Noir, Alan Kardeck y Jim Morrison. Entre músicos, poetas, novelistas y guerreros reposa Morelos.
Debemos hacer lo necesario para regresarlo a México, lo merece nuestra historia, nuestro pueblo y la vida vibrante y única de José Maria Teclo Morelos y Pavón.

Twitter @jorgegavino
Publicado en el Sol de Mexico el 22 de agosto de 2011.

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