6/12/20

CADENA DE ERRORES, CADENA DE CONTAGIOS

 

“La tenía, era suya y la dejó ir.”

Enrique “El Perro” Bermúdez

 

Nancy Escobar tiene 40 años. Trabaja como personal de limpieza en las oficinas del INBA ubicadas en la Torre Prisma, sobre Paseo de la Reforma en la Ciudad de México.

 

La semana pasada uno de sus compañeros de trabajo se enfermó de coronavirus, así que Nancy fue a uno de los macroquioscos donde la Secretaría de Salud capitalina está realizando pruebas de antígeno para detectar COVID-19. Estas pruebas tardan entre 15 y 30 minutos: su resultado fue positivo.

 

Este caso fue documentado en un video que ha estado circulando en redes sociales. Mientras Nancy recibe la noticia, un reportero le hace varias preguntas: ¿Cómo se siente?, ¿por qué se vino a hacer la prueba?

 

Ella no sabe si contestar o escuchar las apresuradas indicaciones que le da el personal médico antes de dejarla sola: “Le voy a regalar esta hojita. Estas son las indicaciones que usted tiene que seguir porque tiene que estar aislada en casa. Si no se aísla va a seguir contagiando a toda la población.”

 

Los ojos de Nancy se nublan. Su voz, amortiguada por un cubrebocas KN95 con válvula, se escucha temblorosa, su respiración agitada. Vive en Valle de Chalco, Estado de México (a más de 30 kilómetros de la capital) con otras cinco personas: sus hijas, esposo, su suegra y su cuñada.

 

Se quiere ir a su casa pero antes tiene que regresar al trabajo por sus cosas. Para trasladarse a Chalco, su única opción es el transporte público. No sabe dónde aislarse, en su casa no hay cuartos suficientes y no tiene otro lugar a dónde ir.

 

El reportero se despide: “Ánimo, Nancy”, ella asiente y da las gracias, da media vuelta y se va.

 

¿Cómo es posible? Las autoridades identificaron a una persona con una enfermedad altamente contagiosa (para la que no hay tratamiento), que puede ser mortal y la dejan irse, de Reforma a Chalco, ¡en transporte público! La tuvieron, era suya y la dejaron ir...

 

Aunado a esto, el personal de salud tuvo que haberse tomado un minuto para explicarle a Nancy que la mascarilla que portaba puede ser muy buena para protegerla a ella, pero no sirve para proteger a los demás porque las válvulas sirven para dejar escapar partículas cuando la persona exhala. Eso hace que el virus se propague.

 

El Gobierno de la Ciudad está realizando un gran esfuerzo, eso hay que reconocerlo. La mitad de pruebas que se hacen en todo el país, se hacen en la capital.

 

Sin embargo, este esfuerzo desaparece en el momento en que ocurre un caso como el de Nancy. Para que esta medida esté completa, es necesario que los gobiernos del Estado de México y de la CDMX, se coordinen para trasladar a las personas que resultan positivas a sus domicilios en caso de requerirlo.

 

En el mismo sentido, es urgente que las autoridades implementen un programa para que la gente que no tenga donde aislarse, pueda hacerlo sin poner en peligro a las personas con las que cohabitan.

 

Mientras existan cadenas de errores, nunca romperemos la cadena de contagios.

 

 

Publicado en: Crónica impreso 30 de noviembre de 2020.


Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PRD


Twitter: @jorgegavino
Facebook: JorgeGavinoOficial

 

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