Publicado en La Crónica de Hoy, 13 de mayo 2025.
Reflexiones en el tiempo
13/5/25
Hollywood: luces, cámara… vacío
Hollywood: luces, cámara…
vacío
«En
Hollywood te pueden pagar mil dólares por un beso, pero sólo 50 centavos por tu
alma.»
Marilyn
Monroe
El 4 de mayo de 2025, Donald Trump firmó un decreto que
impone un arancel del 100 % a todas las películas extranjeras. En una
publicación en sus redes sociales mencionó que: «La industria cinematográfica
estadounidense está muriendo rápidamente. Otros países ofrecen todo tipo de
incentivos para alejar a nuestros cineastas y estudios de Estados Unidos.
Hollywood, y muchas otras zonas de EE. UU., están siendo devastadas. Este es un
esfuerzo conjunto de otras naciones y, por lo tanto, una amenaza para la
seguridad nacional.» Por ello presentó una estrategia para «salvar» a
Hollywood. Pero lo que intenta rescatar, en realidad, es una máquina de ficción
que lleva años desangrándose a sí misma. No estamos ante una simple cruzada
proteccionista, sino frente al síntoma de una decadencia cultural: una
industria agotada, un modelo narrativo en ruinas, un imperio de imágenes huecas
que ha olvidado por qué contar historias.
Hollywood no muere por competencia extranjera. Fenece porque dejó de hacerse preguntas. Transformó el arte en algoritmo, la emoción en fórmula, el deseo en consumo inmediato. La pantalla grande ya no conmueve: entretiene, distrae, anestesia. Saturado de efectos, ruido y velocidad, el cine ha dejado de mirar al otro, de imaginar futuros, de provocar pensamiento. Hoy, el espectáculo ha devorado al símbolo.
Durante décadas, Hollywood exportó una mitología poderosa. Fue el espejo del sueño americano, la fábrica de épicas modernas, el gran narrador global. Pero en su afán de rentabilidad, redujo al espectador a un consumidor pasivo y a los creadores en obreros del impacto. La creatividad se subordinó al rendimiento; la profundidad fue sacrificada por la inmediatez. Cada nueva entrega, cada saga reciclada, es una repetición que no busca explorar lo humano, sino perpetuar la mercancía.
La experiencia cinematográfica
se ha vaciado. Ya no nos enfrentamos a relatos que incomoden, que rasguen la
superficie. Nos invitan a consumir imágenes que lo muestran todo, pero no dicen
nada. La contemplación ha sido reemplazada por la velocidad. El pensamiento,
por el zapping
emocional. Lo que alguna vez fue arte ahora es hiperproducción; lo que fue
lenguaje simbólico, hoy es ruido visual.
Mientras tanto, la industria
se sostiene artificialmente sobre mercados extranjeros que también empiezan a
cansarse del espectáculo sin alma. Los estudios apelan a megapresupuestos y
alianzas con plataformas tecnológicas, pero evitan cualquier riesgo estético o
ético. Como un organismo inmenso que ya no siente, Hollywood sigue respirando
gracias a la nostalgia, al marketing, a los destellos. Pero por dentro se ha
vaciado de sentido.
El decreto de Trump no es más
que un muro económico para ocultar una grieta espiritual. Hollywood no necesita
protegerse del mundo, necesita reencontrarse con él. Lo que podría salvarlo no
es el blindaje comercial, sino una revolución interior: volver a mirar al otro,
incomodar al espectador, arriesgar la narrativa, desobedecer las fórmulas.
Necesita menos aranceles y más alma.
Porque solo un cine que vuelva
a hablar con el corazón de su tiempo, que nombre lo innombrable y escuche lo
silenciado, podrá salvarse del olvido.
Publicado en El Universal, 8 de mayo 2025.
1° de mayo: el día en que el trabajo se volvió bandera
1° de mayo: el día en que el trabajo se volvió bandera
La infancia primero: sembrar sueños, cuidar raíces
La infancia primero: sembrar sueños, cuidar raíces
Cuentan que, en una aldea lejana, un hombre ya entrado en años llamado Mateo, sembraba con esmero un pequeño castaño, de esos árboles que tardan muchos años en dar frutos. A su paso, un joven viajero curioso le preguntó: —¿Por qué plantas algo que tardará toda una vida en crecer? Mateo, con la mirada serena y las manos cubiertas de tierra, respondió: —No siembro para mí. Estoy sembrando para mis nietecitos…
Como Mateo, cada acción que emprendemos por nuestras niñas y niños es una semilla de amor sembrada en el presente, destinada a florecer en un mañana llena de esperanza y vida. Hoy, en México, tejemos esa misma promesa a través de programas que protegen la salud de la infancia desde el corazón mismo de nuestras escuelas, hospitales y hogares. Cada niña y cada niño merecen crecer fuertes, sanos y rodeados de oportunidades para alcanzar las estrellas.
Con ese mismo espíritu de cuidado profundo, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) acompaña a las familias desde los primeros latidos de vida de sus hijos, sembrando protección y futuro, bajo la mirada atenta de corazones que entienden que en cada niño se guarda un universo lleno de posibilidades. Pero cuidar la infancia es abrazar su ser de manera integral. Bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum, florece una visión que no solo cuida cuerpos, sino también sueños. En este marco, el IMSS ha lanzado el Expediente de Salud Digital, parte de la estrategia nacional «Vive Saludable, Vive Feliz», que tocará la vida de más de 11 millones de niñas y niños en escuelas públicas, regalando a sus familias reportes personalizados sobre su crecimiento, su vista, su salud bucal y su bienestar integral. Aproximadamente 3,800 profesionales de enfermería recorrerán más de 90 mil escuelas, no solo llevando instrumentos médicos, sino también cultura de bienestar, enseñando que cada cuerpo pequeño es un jardín que merece ser cultivado.
Además, «Vive Saludable, Vive Feliz» transforma los espacios escolares: fomenta el agua natural sobre las bebidas azucaradas, promueve juegos y carreras en lugar de largas horas sedentarias, y enseña a cuidar del cuerpo como quien cuida de una flor que apenas empieza a abrirse al sol. En las horas en que las madres y padres trabajan, los nuevos Centros de Educación y Cuidado Infantil (CECI) del IMSS se convertirán en refugios de aprendizaje y seguridad, sustituyendo las antiguas guarderías subrogadas.
El arte también será fundamento: el programa Escenarios IMSS–Cultura 2025–2026, en colaboración con la Secretaría de Cultura, abrirá puertas a la imaginación a través del teatro, la música y la danza. Mientras tanto, en los campos y canchas de las 178 escuelas deportivas, niñas y niños aprenderán que su cuerpo es fuerza, su corazón coraje, y su mente, un infinito por descubrir.
Hoy, en el marco del Día de la Infancia, abrazamos nuestra misión: proteger sus derechos, cultivar sus sueños, creer en ellos con la certeza de que estamos sembrando la vida misma. Cada niña y cada niño que crece rodeado de amor y oportunidades es un poema vivo, una promesa de un México más justo, fuerte y luminoso. Cada cuento leído, cada gol anotado, cada risa en los patios escolares, es una raíz que crece hacia el mañana, anclada en la esperanza. Porque, como supo el sabio viejo e inteligente agricultor, no siempre veremos el bosque que brotará de nuestras acciones. Pero sabremos que, bajo su sombra, generaciones enteras encontrarán abrigo, belleza, libertad y esperanza.
Este día del niño reflexionemos profundamente el niño y la niña deben vivir su niñez, evitando a toda costa que lleguen a ser explotados con un trabajo prematuro, no permitamos que el infante se convierta en adulto prematuramente. Sembremos hoy para nuestros hijos y para nuestros nietecitos.
Publicado en La Crónica de Hoy, 29 de abril 2025.
12/5/25
Obedecerás sin darte cuenta
Obedecerás sin darte cuenta
Publicado en El Universal, 24 de abril 2025.
El doblar de las campanas
El doblar de las campanas
Francisco ha muerto. Roma enmudece. El mundo escucha en silencio el eco de una silla vacía. El 21 de abril de 2025, el papa Francisco falleció a los 88 años, cerrando una etapa de más de una década que marcó profundamente a la Iglesia católica y al escenario global. Sus doce años de pontificado estuvieron llenos de gestos de humildad, reformas internas y declaraciones audaces, inscribiéndose como uno de los líderes más influyentes del siglo XXI.
Desde el inicio de su mandato Jorge Mario Bergoglio rompió esquemas. Renunció a los aposentos papales del Palacio Apostólico y eligió vivir en la Casa Santa Marta, una residencia más modesta dentro del Vaticano. Se negó a usar vestiduras ostentosas, prefirió un anillo sencillo y evitó el protocolo que lo separaba del pueblo. Fue el primer papa jesuita, el primero latinoamericano y, desde su nombre —Francisco— marcó una opción por los pobres, por la Tierra, por la misericordia.
No fue un pontífice cómodo. Habló de la “Iglesia en salida” como una institución que debía ensuciarse los pies en las calles. Señaló los males del capitalismo salvaje, pidió perdón por los abusos cometidos en nombre de la fe y denunció los efectos devastadores del cambio climático en su encíclica Laudato si’, que se convirtió en un documento de referencia mundial.
También abrió una grieta —quizá irreversible— en la relación entre la Iglesia y la diversidad sexual. “¿Quién soy yo para juzgar?”, respondió ante la pregunta sobre los sacerdotes homosexuales, desmarcándose de siglos de condena implícita. Promovió una visión más pastoral y menos doctrinal hacia las personas LGBTQ+, aceptando la posibilidad de bendiciones a parejas del mismo sexo —no como sacramento, pero sí como gesto de acogida—, lo que provocó tensiones visibles con sectores conservadores de la curia y de episcopados enteros.
Hoy, mientras doblan las campanas de luto en Roma y en todo el mundo, comienza un ritual que mezcla lo sagrado con lo político: la sucesión papal. El sonido acompasado de las campanas no solo anuncia el fin de una era, sino el inicio de un combate silencioso entre visiones del mundo, líneas ideológicas, intereses geopolíticos y tensiones internas de una institución milenaria. Durante el período conocido como sede vacante, el Vaticano entra en estado de espera. Se celebran los novendiales, que son nueve días de luto en honor al pontífice fallecido, y se convoca al Colegio Cardenalicio a reuniones preparatorias. A puertas cerradas de las congregaciones generales, se debaten no solo temas teológicos, sino realidades del presente: el auge del Sur Global, la secularización en Occidente, los escándalos de abusos, la crisis ecológica, las guerras, las migraciones, la inteligencia artificial y la pérdida de relevancia moral en vastas regiones del planeta.
Luego vendrá el cónclave: la ceremonia más cerrada, observada y cargada de simbolismo del mundo moderno. Más de cien cardenales menores de 80 años se encerrarán en la Capilla Sixtina, aislados del exterior, sin móviles ni medios, bajo juramento de secreto, para elegir al nuevo papa. En otro tiempo, cuando se examinaba la vida de un candidato a los altares, el Vaticano nombraba un advocatus diaboli —el abogado del diablo—, cuya misión era dudar, interrogar, poner en tela de juicio cada virtud proclamada. Hoy, aunque esa figura ha desaparecido formalmente, su espíritu sigue latiendo entre los muros del cónclave. Cada voto lleva implícita una pregunta: ¿este hombre puede resistir el poder sin convertirse en otra forma de él? ¿Será pastor o político?, ¿será puente o muralla?
Independiente del credo, son muchas las personas que se preguntan ¿Quién ocupará la silla de Pedro? Algunos nombres que suenan en los pasillos de la Santa Sede son: Pietro Parolin, quien era cercano al papa Francisco, además de ser un diplomático hábil. Matteo Zuppi, promotor del diálogo y cercano a los pobres. Luis Antonio Tagle, voz del Sur Global y puente con Asia. Péter Erdő, más conservador, defensor de las raíces doctrinales, por mencionar a algunos.
El doblar de las campanas que escuchamos no solo despide a un hombre. Anuncia una elección que, aunque revestida de rito, es profundamente política. Porque en un mundo que se desmorona por dentro, todavía hay ojos que miran hacia Roma esperando una señal.
Publicado en La Crónica de Hoy, 22 de abril 2025.
Jesús visto desde las tres religiones abrahámicas
Jesús visto desde las tres religiones abrahámicas
«Bienaventurados los que no vieron, y creyeron.»
Jesús de Nazaret
El día de hoy, la religión con el mayor número de creyentes en el mundo que es el cristianismo, conmemora el Jueves Santo, siendo el día en que, según la tradición, Jesús de Nazaret compartió la Última Cena con sus discípulos, instituyendo la Eucaristía y el mandamiento del amor, así como lavando los pies de sus apóstoles como gesto de humildad y servicio. Este día no solo conmemora un episodio clave en la fe cristiana, sino que también interpela a millones de creyentes en todo el mundo sobre el significado profundo de la fraternidad, la entrega y la solidaridad. Por ello, es pertinente reflexionar respecto a la figura de Jesús, analizado desde la perspectiva de las tres principales religiones monoteístas: el cristianismo, el islam y el judaísmo.
El nombre de Jesús convoca imágenes de redención, de milagros, de cruz y resurrección, pero también de conflicto, herejías y diferencias irreconciliables. Para el cristianismo, es el Hijo de Dios, el Mesías prometido que encarnó en la tierra para salvar a la humanidad; para el islam, es uno de los más grandes profetas, nacido de la virgen María, venerado, pero no divino. Para el judaísmo es un personaje histórico, posiblemente un predicador carismático, pero no el Mesías y mucho menos Dios. ¿Cómo puede un mismo hombre ser, a la vez, Dios, profeta y hereje? La respuesta está en los relatos y las interpretaciones que cada tradición ha construido a lo largo de los siglos. El cristianismo, desde sus orígenes, ve en Jesús no solo a un maestro moral, sino al Dios encarnado. Su vida, muerte y resurrección marcan la piedra angular del credo cristiano. El misterio de la Trinidad, en el que Jesús es consustancial al Padre y al Espíritu Santo, es aceptado como una verdad revelada, aunque ha sido también uno de los puntos más controvertidos para otras religiones. La cruz no es solo un instrumento de tortura, sino un altar desde el que la humanidad es redimida.
En cambio, en el islam, Jesús —conocido como ‘Isa’— es profundamente respetado. Se reconoce su nacimiento virginal, sus milagros, su rol como profeta, y su regreso al final de los tiempos. Pero el islam niega categóricamente que Jesús sea Dios o el hijo de Dios. El Corán declara que Alá no engendra ni es engendrado. Para los musulmanes, Jesús no fue crucificado: alguien más tomó su lugar, y él fue elevado al cielo. Esta divergencia radical sobre la crucifixión es uno de los muchos puntos de fricción entre cristianos y musulmanes. El judaísmo, por su parte, tiene una relación compleja con Jesús. En su tiempo, fue solo uno más de los muchos predicadores mesiánicos que surgían en una Palestina convulsa, ocupada por Roma. Jesús, para los judíos, no cumplió con las profecías mesiánicas: no restauró el Reino de Israel, no trajo la paz mundial, no reconstruyó el Templo. Por tanto, no puede ser el Mesías. En algunos textos rabínicos, incluso se le menciona, con desprecio, como un falso profeta. Sin embargo, aunque sus credos lo discuten, la figura de Jesús ha marcado a todas estas religiones. Cada una, desde su dogma, lo interpreta, lo absorbe, o lo rechaza. Las controversias que genera siguen vivas.
¿Era Jesús un revolucionario político? ¿Un místico? ¿Un reformador judío asesinado por sus ideas? ¿Fue manipulado su mensaje por los primeros cristianos para acomodarse al mundo grecorromano? ¿O es realmente el Mesías que vino a romper el tiempo en dos? Los debates no son nuevos. En el Concilio de Nicea del año 325 se definió su naturaleza divina. En el siglo VII, Mahoma predicaba en Arabia que Jesús era un profeta más, admirable, pero no divino. Todavía en la actualidad millones discuten si Jesús fue un pacifista radical, un líder espiritual o un personaje mitificado. Pero más allá de las polémicas, Jesús sigue hablando. En los evangelios, camina por los pueblos sanando enfermos, abrazando leprosos, levantando mujeres del polvo y confrontando a los poderosos. En el Corán, se le atribuyen milagros desde la cuna. En el judaísmo, aunque su figura es periférica, su existencia ha sido crucial para marcar una identidad propia frente a los otros.
Jesús es también una figura cultural: ha sido representado en el arte, la literatura, el cine, desde el Cristo de Da Vinci hasta el rebelde de Pasolini. Ha sido invocado por Gandhi para defender la no violencia, y por movimientos de justicia social que ven en él un símbolo de los oprimidos. Lo fascinante de Jesús es que no puede ser contenido en una sola definición. Para algunos es divino, para otros, humano. Para unos, un símbolo de salvación; para otros, una figura disputada. Pero quizá ahí radica su fuerza: en su capacidad de abrir preguntas, de provocar reflexión, de no dejarnos indiferentes. Jesús es, ante todo, una invitación a mirar al otro con compasión, a desafiar estructuras injustas, a vivir con radicalidad moral.
En un mundo que a menudo olvida el fondo espiritual de la existencia, su figura —mística o histórica— nos recuerda que lo sagrado puede encarnarse en lo cotidiano, que la vida puede ser transformada por el amor compasivo, tal como lo narró Dante Alighieri en La comedia. Eso, más allá de credos, sigue siendo una revolución, una ruta para alcanzar la plenitud como seres humanos.
Publicado en El Universal, 17 de abril 2025.
Da Vinci y el enigma del Santo Grial
Da Vinci y el enigma del Santo Grial
Uno de los temas más recurrentes, y polémicos, gira en torno a la figura que aparece a la derecha de Jesús (desde la perspectiva del espectador). Tradicionalmente identificado como el apóstol Juan, de semblante juvenil y cabellos suaves, algunos investigadores, escritores y esoteristas han sugerido que esta figura en realidad sería María Magdalena. Según esta interpretación, Da Vinci habría codificado un mensaje herético y poderoso: que María Magdalena no solo fue una discípula cercana a Jesús, sino su compañera, portadora de un linaje sagrado que fue ocultado y perseguido por siglos.
Este argumento no es nuevo, pero cobró enorme fuerza tras la publicación de «El código Da Vinci», de Dan Brown, aunque sus raíces se hunden en tradiciones gnósticas y textos apócrifos, como el Evangelio de María, donde ella aparece como una figura de sabiduría espiritual que rivaliza con Pedro por la autoridad entre los discípulos. El escándalo que representa su presencia en La Última Cena, de ser verdadera esta lectura, no radica solo en su identidad femenina, sino en lo que representa: el regreso de lo femenino sagrado, lo oculto, lo que ha sido silenciado.
Da Vinci, miembro de círculos esotéricos y poseedor de un conocimiento profundo de símbolos herméticos, pudo haber dejado esta pista de forma deliberada. Los patrones geométricos en la pintura, la postura de los personajes y el espacio entre Jesús y la figura a su derecha (en forma de una V, símbolo ancestral de lo femenino) apuntan a una narrativa paralela, una contra historia oculta bajo el barniz oficial de la Iglesia. El Grial, en esta visión alternativa, no sería una copa física, sino un símbolo del útero de María Magdalena, portador de la sangre de Cristo. Esta interpretación trasciende lo literal y se sumerge en lo metafísico: el Grial como recipiente de conocimiento oculto, de linaje espiritual, de conexión entre lo humano y lo divino.
Por su parte, el Sudario de Turín, reliquia que supuestamente muestra la imagen de Jesús tras su crucifixión, también ha sido parte de esta red de enigmas. Algunos estudios han puesto en duda su autenticidad, mientras otros sugieren que Da Vinci pudo haber estado involucrado en su creación, utilizando técnicas ópticas que se adelantaron por siglos a su tiempo. Dicha teoría, aunque polémica, refuerza la imagen de Da Vinci como un conocedor de secretos alquímicos; alguien que no solo entendía la ciencia, sino que la utilizaba para crear símbolos velados, mensajes encriptados dirigidos a una élite iniciática. Es aquí donde el nombre de los Illuminati resurge con fuerza. Esta sociedad secreta, asociada con la Ilustración y la rebelión contra el dogma, ha sido ligada (con o sin pruebas sólidas) a Da Vinci, especialmente por su visión adelantada y su desafío a la ortodoxia religiosa. Algunos sostienen que él habría sido parte de una red de sabios y ocultistas que buscaban preservar antiguos conocimientos sobre la verdadera historia de la humanidad y de Cristo. En ese sentido, sus obras funcionarían como cápsulas de tiempo, contenedores simbólicos de una verdad alternativa protegida por siglos. Todo esto, por supuesto, se mueve en la frontera entre historia y mito, entre la investigación seria y la especulación esotérica. Pero quizás ese sea precisamente el terreno donde Da Vinci se sentía más cómodo: entre la luz del conocimiento y la sombra del misterio.
Hoy, al conmemorar un nuevo aniversario de su nacimiento, más que celebrar a un artista, deberíamos abrir los ojos al legado oculto que dejó atrás. La Última Cena, el Santo Grial, el Sudario, María Magdalena, los Illuminati… No son solo elementos de novela o fantasía, sino partes de un mosaico más amplio que nos invita a replantear lo que creemos saber sobre el pasado.
Tal vez, la verdadera obra maestra de Da Vinci no fue una pintura ni un invento, sino el enigma mismo. Un enigma que aún nos observa desde los muros de un convento en Milán, desafiándonos a mirar más allá de lo evidente.
Publicado en La Crónica de Hoy, 15 de abril 2025.
El atleta que venció a Hitler y fue ignorado en casa
El atleta que venció a Hitler y fue ignorado en casa
«La única victoria que cuenta es las que se obtiene sobre uno mismo…»
J. Owens
En 1936, con apenas 23 años, Jesse Owens logra representar a EE. UU., en las Olimpiadas de Berlín. Los reflectores iluminan el Estadio Olímpico, donde miles de personas, bajo la mirada de Adolf Hitler, esperaban ver triunfar a los atletas arios. En medio de ese fervor nacionalista, un joven afroamericano llamado Jesse Owens desafía todas las expectativas. Con cada salto, con cada zancada, Owens no solo gana medallas: gana dignidad en un escenario que intentaba negársela. Conquistó cuatro oros: en 100 y 200 metros planos, en salto de longitud y en el relevo 4x100. Cada victoria fue un golpe a la ideología nazi, que sostenía la superioridad de la raza aria. Aunque se cuenta que Hitler evitó felicitarlo, lo cierto es que no hubo una ceremonia oficial para ningún atleta. El verdadero desaire vendría después.
Jesse Owens nació el 12 de septiembre de 1913 en una pequeña casa de madera en Oakville, Alabama, y en una familia afroamericana que intentaba sobrevivir, vivió en carne propia esta condición. Era el hijo más pequeño de Henry y Emma Owens, quienes, como tantos otros, vivían con la esperanza de que sus hijos pudieran encontrar un futuro diferente, aunque ese futuro estuviera rodeado por las sombras de la pobreza y la marginación. Desde su primer aliento, la vida de Jesse estuvo marcada por las dificultades. La familia vivía en condiciones precarias, y su padre, un agricultor que trabajaba de sol a sol, no podía ofrecerle mucho más que el ejemplo de su arduo trabajo.
A medida que Jesse crecía, el niño de piernas rápidas y risa fácil se destacaba por su energía y su destreza física. Con pocos recursos, pero con un enorme deseo de sobresalir, corría descalzo por los campos de su pueblo, desafiando las limitaciones de su entorno. En la escuela, cuando aún era conocido como "James", destacó rápidamente en las competiciones deportivas, y su habilidad para correr y desafiar obstáculos, presagiaba el honor de representar a su país en las Olimpiadas de Berlín, 1936.
De vuelta en casa, tras haber ganado para Estados Unidos la gloria olímpica, Owens regresó a una nación donde la segregación racial seguía siendo una realidad. A pesar de sus hazañas, no fue recibido por el presidente Roosevelt ni invitado a la Casa Blanca. Siguió siendo un ciudadano de segunda clase. Tuvo que trabajar en empleos precarios, incluso haciendo carreras contra caballos para ganarse la vida. “Cuando volví a casa, no pude entrar por la puerta principal del hotel”, diría después.
La discriminación y la indiferencia seguían allí, y, a pesar de su éxito, Owens fue tratado con desprecio y marginación. Los honores que recibían los campeones simplemente no llegaron para él. En las décadas que siguieron, Owens fue relegado a una figura secundaria en el imaginario colectivo de su propio país.
Isabel Wilkerson, ganadora del Pulitzer por su obra ‘Casta’, afirma que la explicación de catalogar a las personas de forma distinta tiene su origen en las castas, que no son solo jerarquías visibles, sino constructos sociales profundamente arraigados que se perpetúan a través de instituciones, normas y, sobre todo, en las mentes de las personas. El racismo y clasismo en Estados Unidos no es solo una manifestación de prejuicios individuales, sino una estructura social que clasifica a los seres como merecedores o no, de derechos, oportunidades y a la dignidad humana. En el caso de Owens, su éxito no pudo deshacer la frontera de la casta a la que estaba sujeto, incluso después de derrotar, de manera rotunda, hombre a hombre, a quienes se suponía la supremacía blanca.
Pero el tiempo reivindica. Jesse Owens fue, más allá de sus récords, un símbolo de resistencia. En 1976, el presidente Gerald Ford le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad, uno de los máximos honores civiles en Estados Unidos.
Murió en 1980, pero su historia sigue viva como testimonio de valentía, dignidad y perseverancia. Su legado nos recuerda que el verdadero triunfo no está solo en la pista, sino en la capacidad de desafiar las injusticias y dejar una huella imborrable. Será un recordatorio eterno de que todos los hombres nacen iguales, a pesar de no tener las mismas oportunidades y que el valor de una persona no se mide por su raza, género o estatus social, sino precisamente por su humanidad.
Publicado en El Universal, 10 de abril 2025.
Reflexiones: Día Mundial de la Salud
Reflexiones: Día Mundial de la Salud
El Día Mundial de la Salud, celebrado cada 7 de abril, es una ocasión para reflexionar sobre los desafíos y avances en el ámbito sanitario global. Este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha centrado su atención en la salud materna y neonatal bajo el lema “Inicios saludables, futuros esperanzadores”. Esta temática resalta la urgencia de abordar las alarmantes cifras que persisten en torno a la mortalidad materna y neonatal. Según datos recientes, aproximadamente 260,000 mujeres fallecieron en 2023 debido a complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto, muchas de ellas prevenibles. Además, más de 2 millones de recién nacidos no sobrevivieron su primer mes de vida, y una cifra similar corresponde a mortinatos.
En México, la situación también demanda atención. Con una población de casi 130 millones de habitantes, el país ha enfrentado desafíos significativos en su sistema de salud. La esperanza de vida al nacer es de 75 años, pero las disparidades regionales y socioeconómicas influyen en este indicador. La mortalidad materna sigue siendo una preocupación, especialmente en comunidades rurales e indígenas, donde el acceso a servicios de salud es limitado. Estas cifras subrayan la necesidad de fortalecer los sistemas de salud y garantizar una atención equitativa y de calidad para todas las mujeres y recién nacidos.
La OMS desempeña un papel crucial en la mejora de la salud global. Como organismo especializado de las Naciones Unidas, establece normas y estándares internacionales, proporciona asistencia técnica a los países y coordina respuestas ante emergencias sanitarias. Un ejemplo destacado es la erradicación de la viruela en 1980, logro alcanzado gracias a los esfuerzos coordinados de la OMS y sus estados miembros. Además, la OMS ha sido fundamental en la lucha contra enfermedades como la poliomielitis y en la promoción de programas de vacunación que han salvado millones de vidas. Sin embargo, recientes decisiones políticas han puesto en riesgo la estabilidad y eficacia de la OMS. El presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva el 20 de enero de 2025 para retirar a Estados Unidos de la OMS, misma que de acuerdo a los estatutos de la organización surtirá efecto en enero de 2026. Esta medida ha sido ampliamente criticada por expertos en salud pública, quienes advierten sobre las graves consecuencias que podría acarrear tanto para Estados Unidos como para el resto del mundo. La retirada de uno de los principales contribuyentes financieros y actores en la OMS debilita la capacidad de la organización para responder a emergencias sanitarias y coordinar esfuerzos internacionales.
La importancia de la OMS radica en su capacidad para unir a las naciones en torno a objetivos comunes de salud, facilitando la cooperación y el intercambio de información vital. Su labor en la estandarización de datos de salud, la promoción de investigaciones y la implementación de programas de prevención y tratamiento es indispensable. La pandemia de COVID-19 evidenció la necesidad de contar con una entidad que coordine respuestas globales y proporcione directrices basadas en evidencia científica. Debilitar o desmantelar la OMS podría dejar al mundo más vulnerable ante futuras amenazas sanitarias.
Uno de los más grandes retos que tenemos como humanidad es reducir al mínimo las brechas de desigualdad que existen en el mundo respecto al acceso a la salud. De acuerdo con datos de la OMS, en 2023, los países de bajos ingresos registraron una tasa de mortalidad materna de 346 muertes por cada 100,000 nacidos vivos, cifra que contrasta drásticamente con las 10 muertes por cada 100,000 nacidos vivos en países de altos ingresos. Además, en Estados Unidos, una nación considerada de altos ingresos, más de 91 millones de personas, lo que representa más de un tercio de la población, no pueden costear una atención médica de calidad. Estas cifras evidencian las profundas disparidades en el acceso a servicios de salud esenciales, resaltando la urgente necesidad de implementar políticas que promuevan una cobertura sanitaria universal y equitativa a nivel global.
Mirando hacia el futuro, el bienestar de la humanidad dependerá en gran medida de nuestra capacidad colectiva para anticipar, prevenir y responder a las crisis sanitarias de forma coordinada y equitativa. El cambio climático, las pandemias emergentes, la resistencia a los antimicrobianos y las desigualdades persistentes en el acceso a servicios de salud son desafíos que requieren respuestas globales sustentadas en ciencia, solidaridad y compromiso político. El fortalecimiento de los sistemas de salud pública, la inversión en investigación y tecnología médica, y la promoción de estilos de vida saludables serán pilares fundamentales para garantizar que las próximas generaciones no solo vivan más tiempo, sino que lo hagan con dignidad, bienestar y justicia social. Solo a través de una visión compartida de salud universal y cooperación internacional será posible construir un futuro más saludable para todos.
Publicado en La Crónica de Hoy, 8 de abril 2025.
«Tengo un sueño»: Martin Luther King Jr., y el eco de su lucha
«Tengo un sueño»: Martin Luther King Jr.,
y el eco de su lucha
«Lo preocupante no es la perversidad de los malvados, sino la indiferencia de los buenos».
MLK Jr.
En el atardecer del 4 de abril de 1968, el sol se despedía entre las nubes, cuando Martin Luther King Jr., salió al balcón del segundo piso del Motel Lorraine, exhausto, pero firme; vestía con sobriedad; un traje oscuro, camisa blanca y corbata perfectamente anudada. Sus ojos cansados, recorrían la calle como quien busca más allá de lo visible; sus labios nerviosos musitaban algo, como queriendo dar voz a los que nunca la han tenido… Abajo, uno de sus compañeros le gritó una broma, King sonrió, esa sonrisa disolvía en un instante la violencia del mundo. Levantó la mano en gesto de saludo y entonces un estruendo, un solo disparo preciso, frío, letal. Una bala le atravesó la mejilla derecha, le destrozó la mandíbula y penetró en su médula espinal… Su cuerpo se desplomó como un roble antiguo y en la historia su figura se agiganta. Hace 57 años, el sueño de Martin Luther King Jr., fue brutalmente interrumpido, no por la violencia de su alma, sino por la violencia de un mundo que no estaba dispuesto a escuchar. Su voz, que antes resonaba en los pasillos de la justicia y la esperanza, se apagó en un trágico suspiro, pero su legado sigue vivo, ardiendo en las conciencias de aquellos que aún creen que el amor es la única vía para transformar el odio. «Yo tengo un sueño», pronunció King un 28 de agosto de 1963, en un momento histórico que se elevaría por encima de las tinieblas del racismo y la discriminación. «Un día, esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: sostenemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales». En esas palabras se condensaba la esencia de él que vio en su país una posibilidad infinita de justicia, una América donde la raza no fuera un límite, donde la libertad no tuviera color ni clase.
El sueño de King fue mucho más que una promesa de igualdad para los afroamericanos. Fue un manifiesto de dignidad humana, un llamado a la hermandad sin fronteras. En sus visiones de una sociedad más justa, Martin Luther King Jr., imaginaba un mundo donde el odio se disolviera en la comprensión, y donde las barreras construidas por el miedo y el prejuicio cayeran como un castillo de arena arrasado por el viento. Sin embargo, como ocurre con todos los sueños, los desafíos no tardaron en aparecer. La historia, esa cruel maestra, nos recuerda con frecuencia que los avances logrados se ven amenazados cuando el odio se resucita. Hoy, más de medio siglo después, los ecos de la lucha de King resuenan con una intensidad desconcertante, pues el miedo y la intolerancia regresan a escena, arropados en nuevas formas de discurso.
En un tiempo donde Estados Unidos parecen haber vuelto a un ciclo de desprecio hacia lo que es “extranjero”, las palabras del presidente Donald Trump han avivado la llama de un nacionalismo que recuerda a las viejas divisiones de su país. Trump no solo ha desafiado las leyes de inmigración, sino que ha promovido un odio sistemático hacia los que llegaron buscando un refugio, hacia los que soñaban con un futuro mejor. Y, sin embargo, en el rostro de esta injusticia, el sueño de Martin Luther King Jr., no se apaga. Al contrario, cobra más fuerza. La lucha por la justicia social no ha terminado, y el horizonte sigue pidiendo una transformación profunda de nuestro entendimiento sobre lo que significa ser humano.
King también dijo: «La oscuridad no puede sacar la oscuridad; solo la luz puede hacerlo. El odio no puede expulsar el odio; solo el amor puede hacerlo». Esta reflexión se torna crucial en nuestros días. El odio nunca será la respuesta, aunque el mundo siga empeñado en ponerle más combustible. La respuesta es la justicia, y esa justicia se encuentra en la compasión, en la generosidad, en el amor que trasciende fronteras.
Hoy, más que nunca, necesitamos abrazar la humanidad de los otros, reconocer que los migrantes no son amenazas, sino seres humanos que buscan lo mismo que King soñó: la oportunidad de ser tratados con dignidad y respeto. Las palabras de Martin Luther King Jr., pronunciadas en su famoso discurso en Washington, se presentan como un faro en la noche oscura de la intolerancia. Este sueño sigue vigente, y hoy más que nunca necesitamos recordar que la lucha de King no fue solo por los afroamericanos, sino por todos aquellos que son oprimidos por las estructuras del miedo, la división y el odio.
Si la historia nos ha enseñado algo, es que los sueños no se cumplen sin sacrificios. Pero también nos ha enseñado que la luz de una idea justa nunca se extingue por completo. El 4 de abril de 1968 quedó inscrito para siempre; la voz de Martin Luther King Jr., nunca será un eco en el abismo de olvido.
Publicado en El Universal, 3 de abril 2025.
El Universo se Bifurca: Borges y el Latido Oscuro del Cosmos
El Universo se Bifurca: Borges y el Latido Oscuro
del Cosmos
«Si viéramos realmente el universo, tal vez lo entenderíamos.»
Jorge Luis Borges
En 1941, un hombre en Buenos Aires escribió que el universo no era una línea recta ni un círculo perfecto, sino un “jardín de senderos que se bifurcan”. Ese hombre era Jorge Luis Borges. En su cuento, el tiempo no fluía hacia un solo futuro, sino hacia todos los futuros posibles al mismo tiempo. Cada decisión, cada instante, abría una nueva realidad. Ochenta años después, un grupo de científicos con telescopios gigantes en Arizona parecían estar encontrando pruebas de que Borges tenía razón.
El proyecto DESI (Instrumento Espectroscópico de Energía Oscura, por sus siglas en inglés) está trazando el mapa más grande del mundo jamás realizado. Al analizar la luz de millones de galaxias, los astrónomos descubrieron algo asombroso: la expansión del universo no solo se acelera, sino que esa aceleración no es constante. El cosmos parece latir, con fluctuaciones, como si tuviera un ritmo propio y misterioso.
¿Qué significa esto? Implica que el universo no crece de manera uniforme. Algo, una energía aún más enigmática que la materia oscura, parece empujarlo, pero no siempre con la misma fuerza. Es como si el cosmos tuviera respiraciones irregulares, pausas y acelerones que desafían nuestras ecuaciones. Los científicos llaman a esa fuerza “energía oscura”, pero en realidad no saben qué es. Puede ser una propiedad del espacio vacío o ser un campo invisible que cambia con el tiempo. Algunos incluso sugieren que esta inestabilidad podría ser la huella de otros universos, como burbujas vecinas que empujan el nuestro desde afuera.
Lo fascinante es que Borges imaginó estas ideas antes de que la ciencia tuviera instrumentos para observarlas. En La Biblioteca de Babel concibió un cosmos infinito que contiene todas las combinaciones posibles; en El Aleph, un punto donde todo el cosmos puede ser visto al mismo tiempo. ¿Y si la aceleración del universo fuera una de esas combinaciones posibles?, ¿y si el universo realmente se bifurca como en sus cuentos?
Tal vez Borges no buscaba predecir el futuro de la cosmología, pero su intuición poética tocó verdades profundas. La literatura, al igual que la ciencia, nace de la misma chispa: la necesidad de comprender lo incomprensible. Hoy, gracias a DESI, entendemos un poco más del ritmo secreto del universo. Pero como Borges sabía, cada respuesta abre un nuevo laberinto.
Algunos físicos teóricos han comenzado a considerar modelos del universo que resuenan extrañamente con las metáforas de Borges. Por ejemplo, la teoría del multiverso, una consecuencia de ciertas interpretaciones de la mecánica cuántica y de la inflación cósmica, sugiere que existen múltiples realidades coexistiendo simultáneamente, cada una con sus propias leyes físicas. Según el cosmólogo Max Tegmark, estas realidades pueden clasificarse en cuatro niveles de multiverso, siendo el más extremo aquel donde todas las estructuras matemáticas posibles tienen existencia física. ¿No es esa la misma idea que Borges expone en La Biblioteca de Babel o en El jardín de senderos que se bifurcan?
Incluso los patrones de oscilación en la energía oscura observados por DESI podrían, según algunos teóricos, reflejar transiciones entre diferentes estados del vacío cuántico, una especie de “paisaje” de realidades posibles. Investigaciones del físico Paul Steinhardt, uno de los críticos de la inflación eterna, han planteado modelos cíclicos en los que el universo se expande y contrae infinitamente, lo que abriría la puerta a una visión no lineal del tiempo —otra idea que Borges planteó en algunos de sus cuentos.
Quizás no se trate solo de una coincidencia literaria. Tal vez, como sugieren algunos físicos, la ciencia necesita recurrir a la imaginación radical para abrirse a nuevas comprensiones del cosmos. Y en ese sentido, Borges, con su visión de mundos que se ramifican y universos que coexisten en un solo punto, no solo escribió literatura fantástica: escribió, sin saberlo, filosofía física de vanguardia.
Publicado en La Crónica de Hoy, 1 de abril 2025.
Reflexiones en torno al Día Mundial del Teatro: El telón se sube… ¿Estás ahí?
Reflexiones en torno al Día Mundial del Teatro: El telón se sube… ¿Estás ahí?
«El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana.»
Federico García Lorca
Cada 27 de marzo se celebra el Día Mundial del Teatro, una fecha que nos invita no solo a conmemorar la existencia de este arte milenario, sino a reflexionar profundamente sobre su función en nuestras vidas y su importancia como manifestación viva de la cultura. El teatro, más allá de ser un espectáculo, es un acto profundamente humano: es el espacio donde las emociones, los conflictos, las ideas y las esperanzas de una sociedad se representan en carne viva. En México, este arte ha florecido en diversos momentos de la historia, ha tenido cumbres memorables y también etapas de resistencia, pero siempre ha sido una llama encendida, un espejo que devuelve la imagen del alma colectiva.
Hablar de teatro es remontarnos a los orígenes mismos de la civilización. Nació como un ritual, como una necesidad de explicar lo inexplicable, de vincular al ser humano con lo divino, con lo natural, con lo espiritual. Desde las tragedias griegas hasta los rituales prehispánicos en Mesoamérica, el teatro ha sido una forma de comunión. Es, en esencia, un acto comunitario: se necesita al menos un cuerpo en escena y un ojo que lo mire. El teatro es presencia, es tiempo compartido, es experiencia inmediata que no puede repetirse nunca igual. Por eso, es profundamente político, social y emocional.
En México, el teatro tiene una historia rica y multifacética. Desde los autos sacramentales del periodo colonial hasta las expresiones del teatro moderno y contemporáneo, hemos vivido épocas de esplendor que marcaron un antes y un después. Una de las más memorables fue la época dorada del teatro del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), cuando esta institución apostó por el arte como parte esencial del bienestar social. En los años sesenta y setenta, el IMSS no solo construyó teatros en todo el país, sino que también promovió puestas en escena de altísima calidad, accesibles al público, obras como: El gesticulador de Rodolfo Usigli, Los cuervos están de luto de Hugo Arguelles, o las inolvidables interpretaciones de María Rojo, Ignacio López Tarso y Ofelia Guilmáin, marcaron una época donde el teatro era parte del tejido cotidiano de la vida mexicana.
Hoy, en medio de un mundo hiperconectado, pero emocionalmente desvinculado, el teatro vuelve a recordarnos algo esencial: la necesidad de mirar al otro a los ojos, de escuchar historias que no son nuestras y, sin embargo, nos pertenecen. Es urgente volver al teatro, regresar a ese espacio íntimo y colectivo donde aún es posible el asombro. El teatro es, también, una forma de resistencia frente al ruido digital, frente a la prisa, frente a la banalidad. Volver al teatro es, entonces, una forma de regresar a nosotros mismos. No hay nada comparable con la experiencia de ver a un actor y a una actriz entregar el alma en escena, de sentir cómo una historia se vuelve carne en el cuerpo de alguien frente a ti. El teatro nos recuerda que seguimos vivos, que seguimos sintiendo, que aún podemos conmovernos, reírnos, indignarnos y soñar en colectivo.
El teatro necesita de su público, nos necesita a todas y todos. No porque esté muriendo —el teatro siempre renace—, sino porque lo que se representa en escena no tiene sentido sin alguien que lo reciba. Este 27 de marzo, celebremos el teatro y, más aún, vivámoslo. Volvamos a sentarnos en la oscuridad de una sala para permitir que, por una hora o un poco más de tiempo, alguien nos muestre la luz. Mientras haya teatro, habrá esperanza.
Publicado en El Universal, 27 de marzo 2025.
Jaime Sabines: El poeta que nos enseñó a sentir
Jaime Sabines: El poeta que nos enseñó a sentir
El 25 de marzo de 1926 nació Jaime Sabines, un poeta que nunca pretendió serlo en el sentido solemne del término. No buscaba metáforas rebuscadas ni versos complicados. Escribía con la urgencia de quien siente demasiado, con el lenguaje cotidiano de quien habla con el corazón en la mano. Su poesía no es un artefacto de museo ni una pieza académica; es un refugio para quienes aman, sufren, dudan y se preguntan qué significa estar vivos. Nacido en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en una familia de raíces libanesas y mexicanas, Sabines fue, antes que escritor, un hombre de su tiempo. Vivió la guerra, la política, la muerte, el amor sin adornos. Su vida no estuvo separada de su poesía, sino que ambas se entrelazaron en un vaivén de emociones reales, de palabras directas que siguen resonando hoy, décadas después de su muerte. Su obra es un recordatorio de que la poesía no es solo para los libros de texto ni para los expertos en literatura. Es para la gente común, para quien ha llorado en una madrugada silenciosa, para quien ha amado sin certezas, para quien ha sentido el vacío de la pérdida. Sabines escribió para nosotros.
Uno de los grandes temas de Sabines fue el amor, pero no el amor de los cuentos de hadas, sino el amor humano, con todas sus contradicciones. El amor que quema, que obsesiona, que se escapa de las manos. En “Los amorosos”, uno de sus poemas más famosos, nos presenta a los enamorados como seres que viven en la incertidumbre, atrapados entre la pasión y la angustia:
«Los amorosos callan. El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan, los amorosos son los que abandonan, son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar, no encuentran, buscan. Los amorosos andan como locos porque están solos, solos, solos, entregándose, dándose a cada rato, llorando porque no salvan al amor.»
Aquí, el amor no es solo felicidad; es también deseo insatisfecho, un juego en el que nadie tiene el control. Y es precisamente esa visión cruda del amor la que hace que Sabines siga siendo actual. En un mundo donde nos enseñan a idealizar las relaciones, él nos recuerda que amar es arriesgarse a perder, a equivocarse, a sufrir. Pero aún así, vale la pena.
Si el amor fue su gran tema, la muerte fue su otra gran obsesión. Pero Sabines no la abordó con solemnidad ni con miedo, sino con una especie de aceptación profunda. En Morir es retirarse del mayor Sabines, nos habla de la muerte con un dolor contenido, sin dramatismos innecesarios, pero con una intensidad que atraviesa a cualquiera que haya perdido a alguien importante. Sabines no endulza la muerte ni la convierte en un símbolo lejano. Nos la muestra como es: inevitable, cotidiana, presente en los gestos más simples. Incluso en su dolor, nos deja un mensaje de amor: la muerte no borra a los que hemos querido. Siguen con nosotros en la memoria, en la voz, en los recuerdos más insignificantes.
Hoy 25 de marzo, su onomástico, es un buen pretexto para abrir uno de sus libros, para leer en voz alta esos versos que siguen sonando como si hubieran sido escritos ayer. Porque si algo nos enseñó Sabines es que la poesía no es para adornar la vida, sino para vivirla con más intensidad. Y como él mismo dijo: «Poesía es caminar por la calle y que de repente alguien te mate de amor.»
Publicado en La crónica de Hoy, 25 de marzo 2025.
El fin de las corridas de toros con violencia en la Ciudad de México
El fin de las corridas de toros con violencia en la Ciudad de México
«No es arte si hay sufrimiento, no es tradición si se hace con crueldad.»
Sacarías
El pasado martes, el Congreso de la Ciudad de México aprobó una reforma histórica que prohíbe las corridas de toros con violencia, transformando la tauromaquia tradicional en espectáculos sin sangre. Esta decisión, respaldada por 61 votos a favor, marca un hito en la protección de los derechos de los animales en la capital mexicana. Durante años, diversas iniciativas buscaron abolir las corridas de toros, 20 en total, desde 2009 a la fecha, por parte de diputadas y diputados de distintas corrientes políticas, además de ciudadanas y ciudadanos. En el 2013 y 2016 las presenté ante el Pleno de la Asamblea Legislativa del D. F. Posteriormente en el primer y segundo Congreso de la CDMX propuse que se realizaran diversas reformas a la Constitución de la Ciudad, a la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos y a la Ley de Protección y Bienestar de los Animales. En varias legislaturas se creó la Bancada Animalista con el objetivo de impulsar leyes que ayudaran a mejorar las condiciones de vida de los animales, en colaboración con integrantes de la sociedad civil. Aunque estas propuestas no prosperaron en su momento, sirvieron para sentar las bases del debate actual respecto a la importancia de proteger a los seres sintientes de prácticas crueles.
La presidenta Claudia Sheinbaum también ha jugado un papel fundamental en este avance. En diciembre de 2024, presentó reformas constitucionales para que fuera prohibido el maltrato animal a nivel federal, estableciendo que el Estado mexicano debe garantizar la protección, el trato adecuado y la conservación de los animales. Además, se incluyó la protección animal en los planes educativos, buscando fomentar una cultura de respeto desde temprana edad.
En una corrida tradicional, el toro es sometido a una serie de agresiones que culminan con su muerte. Desde su entrada al ruedo es picado con lanzas, banderillas y finalmente una espada que busca atravesar sus órganos vitales. Este proceso no solo causa un dolor extremo al animal, sino que también lo somete a un estrés y sufrimiento prolongado. La reciente reforma elimina el uso de estos instrumentos, permitiendo únicamente el uso del capote y la muleta, limitando la duración del espectáculo a 10 minutos. Resulta paradójico que, a pesar del evidente maltrato animal, la tauromaquia haya sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial en ocho estados de la República mexicana: Aguascalientes, Querétaro, Guanajuato, Zacatecas, Tlaxcala, Hidalgo, Colima y Nayarit. Esta designación plantea una reflexión profunda sobre los valores que como sociedad decidimos preservar y promover. ¿Es justificable mantener una tradición que se basa en el sufrimiento de un ser sintiente?, ¿bajo qué criterio se puede llegar a considerar a la tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial?
El respeto y la empatía hacia los animales han ganado terreno en las últimas décadas y muchas sociedades han optado por abolir espectáculos que implican crueldad. La prohibición de las corridas de toros con violencia en la Ciudad de México es un reflejo de este avance. Es cierto que la tauromaquia genera empleos y tiene un impacto económico en ciertas regiones. No obstante, la economía y la ética no deben estar en conflicto. La transición hacia espectáculos sin violencia puede abrir nuevas oportunidades laborales en áreas como el turismo cultural, las artes escénicas y la educación. Además, la reconversión de plazas de toros en espacios para conciertos, exposiciones y otros eventos puede revitalizar la economía local sin recurrir al maltrato animal.
La decisión del Congreso de la Ciudad de México es mucho más que una simple prohibición: es un acto de justicia y evolución. Reconocer que los animales son seres sintientes y que merecen vivir sin ser explotados ni lastimados en nombre de la tradición, es un avance significativo que nos recuerda que la cultura, al igual que la sociedad, debe adaptarse y mejorar. Este logro, producto de años de iniciativas legislativas, reformas constitucionales y esfuerzos de la sociedad civil, es un ejemplo de que podemos construir un futuro en el que la compasión y el respeto prevalezcan sobre la violencia y la indiferencia.
Publicado en El Universal, 20 de marzo 2025.