Jorge Gaviño Ambriz.
“El placer pasivo no es placer en absoluto”.
Arthur Adamov
Pese a que mucho se conoce sobre la circuncisión masculina, poco se habla de la ablación de clítoris o mutilación genital femenina (MGF). Aunque no existen datos específicos sobre el inicio de esta antigua práctica, se sabe que comenzó en Egipto y se extendió al resto del continente africano, concentrándose en la zona centro. Sin embargo, la práctica de la MGF no se limita a países africanos, sino que también está presente en Europa, Asia y América.
La MGF consiste en la eliminación de los genitales externos (labios vaginales, clítoris y vestíbulo) con la finalidad de evitar el placer sexual en la mujer, orillarla a ser virgen hasta el matrimonio, evitar la promiscuidad de su cuerpo, garantizar la fidelidad hacia su esposo y la procreación únicamente con él.
Este ritual realizado principalmente en países como Kenia, Sudán, Etiopía y Senegal, le permite al esposo tener control sobre el cuerpo de su compañera. Asimismo, una vagina cerrada “garantiza” a los hombres experimentar más placer sexual, mientras que este derecho no está considerado para ellas.
A su vez, en estos países es común que los hombres “compren” a las mujeres para tomarlas como esposas, en el caso de un matrimonio entre una niña y un hombre mayor la mutilación es la “dote” (herencia) que la esposa debe entregar a su hombre, ésta no puede negarse porque cuando la compraron como compañera compraron también su virginidad y los derechos sobre su cuerpo.
Las mutilaciones realizadas en pueblos o tribus africanas no son consideradas como tales, sino celebradas con danzas y fiestas que pueden durar días. A las mujeres se les inculca desde pequeñas que de no circuncidarse no serán mujeres y piensan que esta práctica representa el paso hacia la madurez.
En la mutilación participan familiares de la persona a circuncidar, mujeres mayores e incluso hombres, quienes utilizan como herramientas pedazos de vidrio, navajas de afeitar, cuchillos de cocina o espinas para cortar el clítoris, los labios mayores y poder coser la entrada de la vagina.
Durante la operación, no se utiliza ningún tipo de anestesia, en el caso de la tribu de los kikuyu en Kenia, las mujeres se sumergen en el río durante varios minutos con la idea de que el agua fría entumirá su parte íntima y esto minimizará el dolor al momento de la circuncisión.
Las condiciones de higiene, no son las más adecuadas, dado que la operación llega a realizarse a cielo abierto sobre un árbol, una roca, en la tierra, en una cabaña o a la orilla del río; lo que ha originado que las mujeres mueran desangradas, por alguna infección o algún colapso neurogénico, es decir, debido al intenso dolor.
Se estima que a nivel mundial hay una mujer mutilada cada 11 segundos, 140 millones son sometidas a diferentes tipos de ablación, diariamente fallecen 6 mil niñas durante esta práctica y a lo largo de la historia se han circuncidado a 92.5 millones de mujeres.
No es posible que en pleno siglo XXI en el que el ser humano está enviando expediciones a otros planetas y sondas espaciales, existan lugares que viven como en el Medievo, en los que la mujer no tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo, sexualidad y reproducción.
Twitter: @jorgegavino
Publicado en el Sol de México el 20 de agosto del 2012