“Los hombres pasan, las instituciones perduran,
pero hay algunos hombres que perduran e instituciones que pasan…”
Zacarías
En días pasados
Claudia Sheinbaum, quien asumirá el cargo
de Jefa de Gobierno de la Ciudad de México el próximo 5 de
diciembre del presente año, anunció que en su administración desaparecerían 4 Secretarías, de entre las cuales destaca la del Trabajo y Fomento al
Empleo, para integrarse a la Secretaría de Desarrollo Económico.
Debe considerarse que la fusión entre Secretarías no
puede verse como una simple compactación entre dependencias, funciones o estructuras orgánicas, pues ante todo es importante reconocer
la utilidad de que exista una dependencia que se ocupe de una rama
administrativa de alta especialidad y sobre todo, encargada de atender una
necesidad básica de los ciudadanos.
En principio, vale la pena mencionar que la creación de esta Secretaría por virtud de decreto publicado en la Gaceta Oficial el 06
de febrero de 2007, fue realizada a costos compensados, es decir, no involucró un aumento al presupuesto de la Ciudad de Mexico. Pero
lo más destacado es que su
génesis es de servicio para la ciudadanía, en el cúmulo de funciones y facultades de las unidades
administrativas que con el paso de los años le fueron siendo adscritas desde 1941 a la entonces
Dirección del Trabajo, que
posteriormente pasó a ser una Subsecretaría y finalmente constituir la citada Secretaría.
Estas funciones y facultades que le fueron adscritas con el paso del
tiempo y que aún se encuentran bajo su
rectoría, inclusive todo esto
previsto en la nueva Ley Orgánica del
Poder Ejecutivo y de la Administración Pública que entrará en vigor
el mismo 5 de diciembre próximo, son
las relativas a la inspección del
trabajo local, de la coordinación y
regulación de la Procuraduría de la Defensa del Trabajo, de la capacitación laboral y de la Previsión Social; todas la cuales son fundamentales y por
lo tanto merecen ser reguladas por un sector central.
Para ello debe verse que las funciones descritas, por su naturaleza, no
pueden ser asimilables a las que tiene la Secretaría de Desarrollo Económico (esto lo digo sin demérito alguno, a José Luis Beato, persona que conozco y que además respeto), ya que sus objetivos son disimiles, pues ésta es la encargada de fomentar la producción e inversión, y la otra, tiene
como finalidad regular y vigilar el equilibrio de los factores de la producción.
Aunado a ello, debe considerarse
que, en términos de la nueva
Constitución de la Ciudad de México, y conforme a las facultades previstas en
la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo y
de la Administración Pública de la CDMX, la
Secretaría del Trabajo habrá de ocuparse de velar por el cumplimiento del
derecho humano al trabajo.
En conclusión falta mucho por
hacer, como la reforma laboral para los trabajadores al servicio de la ciudad,
de los trabajadores no asalariados e independientes, así como de las acciones para evitar formas de
contratación precaria o
simulada para evitar vínculos
laborales, lo cual habría de operar la Secretaría que se propone desaparecer.
Ojalá se reflexione al
respecto y se proceda en consecuencia.
T: @jorgegavino
F: JorgeGavinoOficial
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