“Produce
una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla,
mientras
el ser humano no la escucha.”
Víctor
Hugo
Hace un poco más de 110 años en lo que
es hoy la ciudad de Chihuahua, existía un latifundio propiedad del General Don
Luis Terrazas. En 1905 el gobernador de aquel entonces Enrique C. Creel le
otorgó exención de impuestos por 20 años al representante de la empresa ASARCO,
que formaba parte de un monopolio norteamericano, a fin de establecer una
fundidora en ese lugar.
El terreno donde se estableció la
fundidora, tenía una superficie de más de 475 hectáreas y fue cedida
gratuitamente por el General Terrazas. Es decir, la empresa norteamericana
recibió los terrenos gratuitamente y funcionó exenta de impuestos durante
muchos años. Curiosamente las tiendas de raya donde adquirían sus bienes
indispensables todos los obreros, pertenecían al hijo del General Terrazas.
A lo largo de los años, esta fundidora
que llegó a ser propiedad del “Grupo México” fue de las más grandes del mundo,
sin embargo, fue también la que tenía los salarios más bajos del orbe, lo que
se tradujo en huelgas, despidos masivos, crisis laborales, enfermedades
profesionales con largos etcéteras.
Después del cierre de la empresa por “Grupo
México”, el gobierno del Estado de Chihuahua adquirió las hectáreas
pertenecientes al predio donde se localizaban las instalaciones de la Fundidora
Ávalos.
Es el caso que la empresa que
explotaba la fundición, dejó muchísimas hectáreas contaminadas con escorias con
plomo, cadmio, zinc y arsénico, entre otros metales pesados peligrosos. El agua
que pasa por la zona contiene estos contaminantes y desemboca en el río Chuvíscar,
mismo que atraviesa la ciudad completa contaminando a su vez otros mantos freáticos.
Desde el año 2012 expertos
advirtieron la situación que podría
implicar la contaminación generada en el lugar, en dicho estudio, varios
especialistas han recomendado la reubicación de la población de la zona ya que
los metales encontrados ahí, tienen alto riesgo en desarrollar trastornos
neurológicos, saturnismo, sangrados, manchas en la piel e incluso cáncer en niños.
Los vientos coadyuvan a dispersar esta
contaminación y la han llevado hasta los tinacos y alimentos de los vecinos, es lamentable que
hasta el momento no han habido acciones por parte de las autoridades para darse
a la tarea titánica de remediar el suelo, es decir, descontaminarlo antes de
hacer cualquier proyecto de desarrollo. Permanecen verdaderas montañas de
escoria a escasos metros de escuelas, clínicas, centros recreativos, ferias,
centros de abasto, viviendas, un estadio, jardines botánicos, oficinas
gubernamentales.
Se debe declarar la emergencia y
alejar a la población que está cerca de los puntos de contaminación; se debe
remediar urgentemente el suelo para que no se siga contaminando el medio
ambiente y los mantos freáticos y una vez certificada la remediación correspondiente
por empresas especializadas, seguir con el desarrollo de esta parte de la ciudad.
Las secretarías de salud federal y
local deberían de inmediato, hacer un cerco sanitario para revisar a toda la
población con análisis específicos para determinar qué tratamientos deben darle
a quienes han sufrido en su salud la contaminación por este hecho.
Una parte del desarrollo habitacional
fue suspendido por la propia PROFEPA, por los hechos explicados anteriormente,
más tarde lo invadieron habitantes Tarahumaras, “Rarámuris”, a nadie le ha
importado que se estén enfermos.
Basta con que los amables lectores
tecleen en Google Satelital: Antigua Fundidora Ávalos para que observen por sí mismos
de lo que les hablo.
T: @jorgegavino
F: JorgeGavinoOficial
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