PERITOS VS.
PERRITOS
Jorge Gaviño Ambriz
“Cuando se miente
no sólo se esconde la verdad,
también la cobardía”.
Recuerdo
que al ser Delegado de Álvaro Obregón en 1994, mucho se hablaba que en la Barranca de Tarango
existía una jauría de perros salvajes que atacaban a animales domésticos. El
rumor fue tan grande que incluso llegó a decirse que un caballo del Lienzo de la Mexicana, ubicado en
Centenario y una niña habían muerto a causa de dicha jauría.
Ante
tales especulaciones, solicité el apoyo de Protección Civil, la Policía y un grupo de
Charros, para revisar la
Barranca, en donde únicamente encontramos gran cantidad de
roedores por la basura que había en el lugar; el rumor, resultó ser totalmente
falso.
A
principios de este año se dio a conocer que en el Cerro de la Estrella, en la Delegación Iztapalapa,
se encontraron los cuerpos de cinco personas: un joven de 16 años, dos
señoritas de 15, una señora y un bebé de ocho meses, quienes supuestamente
fallecieron a causa de un ataque de perros salvajes.
El
caso que particularmente llama mi atención, es el de Ana Gabriela Nataret,
quien a sus escasos 15 años fue presuntamente atacada por estos animales el 17
de diciembre del año pasado. Su cadáver tenía varias mordeduras de uno o varios
animales, pero también otro tipo de heridas, entre ellas, un fuerte golpe en la
cabeza. Cuando le realizaron la necropsia correspondiente, ésta confirmó que
murió desangrada pero no quedaron claros más detalles de su fallecimiento.
Si bien es cierto que Ana Gabriela fue atacada el día 17,
las autoridades esperaron a que existieran cuatro víctimas más y que
transcurrieran 20 días para dar a conocer a la opinión pública tal situación y actuar
al respecto; cuando debieron hacerlo desde el primer momento en el que se
percataron que habían indicios que mostraban la existencia de jaurías de perros
salvajes en el Cerro de la
Estrella.
Según
los etólogos, expertos en el comportamiento de animales, aunque pudiera darse
un ataque tumultuario de perros, dichos ataques son altamente improbables; y
aún más improbable resulta que hayan ocurrido en muy pocos días provocado
tantas muertes en diferentes lugares.
Resaltó
la incapacidad de las autoridades capitalinas para encontrar una verdadera
explicación a tales acontecimientos, no hubo una inteligente política de
comunicación social, lo que provocó molestia por parte de los grupos defensores
de animales y se procedió a la captura de 25 perros expiatorios, generando así
una cortina de humo que pudiese ocultar a los verdaderos responsables y a la
verdad misma.
Comenzó
a realizarse un “pogrom” con los caninos (del ruso “погром”, pogrom: devastación, que
consiste en
el linchamiento multitudinario de un grupo).
Creo con firmeza que hay acciones detrás de la muerte de
estas víctimas que se relacionan con Santería, hechicería, delitos diversos,
violaciones, asaltos, e incluso asesinatos, antes que los perros llegaran a
contaminar la escena del crimen; incluso, pudiera darse el caso de que los
animales hubiesen provocado la muerte de estas personas, pero después de la
intervención humana.
Estamos
exigiendo de manera conjunta con diferentes agrupaciones sociales, que se
realice una investigación científica, con evidencia pericial altamente
calificada, sin descartar la intervención de agencias o peritos extranjeros si
esto fuese estrictamente necesario, para obtener resultados correctos, que
puedan utilizarse como testimonios y/o evidencias en posibles situaciones
futuras, y no nos veamos envueltos en mitos o leyendas que buscan desviar la atención
de la población.
Twitter:
@jorgegavino
(Publicado
en El Sol de México el 14 de Enero de 2013)
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