Jorge Gaviño Ambriz
“Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”
Arthur C. Clarke
Al nacer como especie humana, las comunicaciones entre los “seres” homínidos que hollaban la virginidad del suelo, fueron con voces onomatopéyicas que imitaban el ulular del viento, el roce de las frondas, el rugido de las fieras o el siseo de la serpiente para imponer silencio. Más tarde la comunicación se da a través de ondas sonoras que evolucionaron rápidamente en percusiones que decodificadas, señalaban información valiosa para la supervivencia. No tardó el ser humano en producir señales de humo o reflejos rebotados por espejos, para comunicar ideas a la velocidad de la luz.
Más tarde, aquellos sonidos fueron estructurados y definidos en palabras, haciendo posible plasmarlos en signos y símbolos, dando origen a la escritura. Ahora la información podía ser transportada a sitios aún más remotos. La escritura abrió paso a una comunicación universal.
Tuvieron que pasar miles de años para que, a través de la electricidad, el telégrafo comunicara con inmediatez; ondas de radio, microondas, fibra óptica; telecomunicaciones que por su evolución nos permiten ver imágenes del planeta en tiempo real y galaxias que han dejado de existir; vemos hoy, imágenes del pasado.
Los teóricos están atribuyendo con insistencia a las redes sociales un poder transformador; afirman que el mundo pudiera dividirse en un antes y después de esas tecnologías. Se reconoce el impacto económico, ¿pero y el político y social?, las democracias se enriquecen, se les atribuye a los usuarios de la red, control social y un activismo revolucionario. La pregunta es: ¿el ciber-ciudadano tiene hoy, mayor poder que hace unos años en que delegaba su representación a partidos políticos?
Desde hace milenios el beneficiario de las nuevas tecnologías fue el que las usó, pero particularmente el que domina el ambiente y el proceso de su uso; de tal manera que cuando se inventó el arco y la flecha, todos los que dominaban esta técnica se volvían libres y poderosos, pero el que usufructuaba su distribución, la capacitación para su uso adecuado y la fabricación de los mismos, era el que se enseñoreaba por la actividad referida; así pasó con la televisión, la radio, la telefonía; los verdaderos beneficiados son los que gestionan el sistema, los que se enriquecen y se empoderan, los que fabrican tecnologías cada vez más sofisticadas.
Las redes sociales no son la excepción. Un cibernauta influye en la red social, pero es mucho más influido por ésta; sin duda los que crearon las redes, los medios, los que manipulan el sistema son los que sacan y seguirán sacando provecho de los cambios que disfrutamos o padecemos. ¿Puedo con esto pensar que como soy cibernauta de las redes soy más poderoso?
Twitter @jorgegavino
Tal vez el ser cibernautas no nos implique o vuelva más poderosos, pero indudablemente nos permite conocer las ideas de muchos y que éstos conozcan las nuestras, lo que nos ayuda a formar opinión y confirma que el hombre es un "ser social por naturaleza". Y sí, quien controla las comunicaciones, controla casi todo. #MiOpinión
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