Reflexiones en el tiempo

15/6/20

CAMBIAR UN FUSIBLE

Y dijo Isaac: Aquí están el fuego y la leña,
pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?
Génesis 22:7

El 8 de mayo, tres grandes medios internacionales pusieron en tela de juicio las cifras que todos los días presenta el gobierno mexicano en relación a la pandemia del coronavirus y publicaron una serie de investigaciones donde evidenciaban que los números de fallecimientos reportados, no coincidían con la realidad.
El subsecretario López-Gatell, molesto por el constante cuestionamiento, dijo que se trataba de un complot de toda la prensa en su contra.
Sin embargo, los argumentos del Dr. López-Gatell no fueron contundentes. El 14 de mayo, la Jefa de Gobierno anunció que se crearía un comité científico independiente para determinar el número total de fallecimientos por COVID-19 en la capital y reconoció que había más defunciones de las registradas oficialmente.
Desde entonces, las acciones de las autoridades de la Ciudad de México comenzaron a mostrar algunas sutiles diferencias con el “Plan Gatell”: además del comité científico, también se empezaron a realizar más pruebas por parte del gobierno local y se insistió en el uso universal del cubrebocas como una medida adicional.
El viernes pasado, la Jefa de Gobierno decidió implementar una etapa de “Transición hacia el semáforo naranja” donde se prevé que a partir de la semana siguiente podrán reiniciarse una serie de actividades (siempre y cuando las condiciones lo permitan).
Esta novedad generó confusión y despertó una serie de preguntas: ¿Qué color sería esa etapa en el semáforo? ¿Es como cuando en los semáforos de tránsito el verde parpadea antes de pasar a amarillo?
No obstante, lo criticable que pueda resultar esta nueva fase, la intuición de la Dra. Sheinbaum respecto al Dr. Gatell fue adecuada. De pronto, el modelo del subsecretario de Salud comenzaría a resquebrajarse en público.
El 11 de junio, el subsecretario admitió en su conferencia que en el Valle de México, “la predicción desde luego quedó rebasada porque hay persistencia” y un día después agregó que “se ha prolongado la epidemia; entonces, ya se desdibujó el pico, porque en lugar de pico, se volvió una meseta”. Meseta que días antes describió como “colina”.
Al día de hoy, ninguna de las estimaciones del gobierno ha resultado correcta.
El Dr. Gatell, por su candidez política, su vanidad, histrionismo y soberbia intelectual, no ha entendido que se ha convertido en un fusible de la 4T, que si se funde puede cambiarse con mucha facilidad.
A pesar de los cánticos de apoyo y las muestras de cariño, mañana podría encontrarse abandonado en soledad absoluta.
De ser necesario, el fuego y la leña están listos. Sólo falta el cordero.



Publicado en:https://www.cronica.com.mx/notas-cambiar_un_fusible-1156386-2020


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13/6/20

FALLÓ EL MODELO

“’n Boer maak’n plan.” (Un granjero hace un plan.)
Dicho Afrikaans

La agricultura es una de las actividades humanas donde la improvisación, la capacidad de adaptarse a los eventos completamente azarosos de la Tierra, cobran mayor importancia.
Por eso no es raro encontrar frases como la que encabeza este artículo en aquellas culturas que han hecho del campo y su cultivo una actividad central, como lo es el caso de Sudáfrica.
Este dicho tuvo su origen hace cientos de años en las colonias neerlandesas que se establecieron en el sur del continente Africano y se utiliza para referirse a las muchas veces “ingeniosas” soluciones que elaboran los campesinos cuando las cosas no salen como lo habían planeado en un primer momento. Un “Plan B” completamente improvisado.
Algo así sucedió esta semana con la estrategia federal para hacer frente a la crisis de salud en México.
La tarde del 2 de junio, el subsecretario López-Gatell respondía a una pregunta sobre la confusión que han generado los indicadores de reapertura en todo el país, con las siguientes palabras: “La velocidad de reducción no es totalmente clara y eso explica que la cantidad de casos que se observan en este momento supera a lo que originalmente se proyectó en la fase de descenso.”
Es decir: Nos falló el modelo.
Por si no fuera poco y el fracaso no quedara claro, en la conferencia del día siguiente el Dr. Alomía, director general de Epidemiología, presentó la integración de una “nueva escala de cuatro colores, que es una escala de colores más o menos de diferentes variantes del tono violeta, lila o morado” para poder ajustar a la gráfica la carga acumulada de casos de la epidemia por entidad federativa.
El ajuste tuvo que darse porque la cantidad de casos por Estado ya rebasó (por mucho) lo que habían previsto en un principio.
Estas correcciones, igual que las de los números de defunciones, no fueron aceptadas clara y expresamente, sino que más bien se dieron a conocer con un tono de aparente naturalidad, como si de esa forma se lograra mantener la tranquilidad y sensación de seguridad en la población.
No es extraño que en cualquier ciencia, nuevos resultados y avances tecnológicos obliguen a que los autores de ciertas teorías tengan que retractarse. Todo lo contrario: los más grandes científicos que conocemos han tenido que desechar sus ideas cuando la evidencia las contradice.
Pero lo que vemos en el caso que nos ocupa, no es una retracción sino una serie sistemática de pifias que intentan ser borradas con una sonrisa.
Para ejemplo el número de defunciones: el 4 de mayo Gatell dijo que podríamos esperar entre 6 y 8 mil lamentables fallecimientos; el 15 de mayo el número subió a 15 mil; el 27 de mayo (cuando las muertes ya habían rebasado su proyección original) dijo que serían entre 25 y 30 mil. El jueves 4 de junio declaró, ante los Diputados Federales, que la cifra podría llegar a los 35 mil muertos.
Al día de hoy, ninguna de las estimaciones del gobierno ha resultado correcta.
Las discusiones de si se aplanó la curva o no, si las pruebas sirven o no sirven o si las medidas se aplicaron a tiempo o fueron tardías han quedado rebasadas por la realidad y la improvisación al descubierto.
Ya no esperamos un “Plan B” porque está claro que el epidemiólogo, a diferencia del granjero, nunca tuvo un “Plan A”. Lo que ahora tenemos que hacer con urgencia es desvincularnos de las ocurrencias del científico favorito del régimen y encargarnos localmente de nuestra propia estrategia.
Por cierto: hasta el 5 de junio Sudáfrica, un país de 60 millones de habitantes, había registrado 848 muertes. Esa misma fecha, México llegó a 12,545 decesos reportados.



Publicado en: https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/fallo-el-modelo-5327885.html  



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2/6/20

DECRETOS FALLIDOS


“Si uno no sabe hacia qué puerto navega, ningún viento es favorable.”
Séneca

El 13 de mayo se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) un Acuerdo del Consejo de Salubridad General “por el que mientras prevalezca la emergencia sanitaria, la construcción, la minería y la fabricación de equipo de transporte se considerarán como actividades esenciales”.
Este acuerdo contemplaba que las nuevas actividades esenciales, iniciarían su operación a partir del 18 de mayo estableciendo “estrictos protocolos de protección para todos sus trabajadores”.
Dicho documento resultó controversial porque, a las pocas horas de hacerse público, fue retirado de la página oficial del DOF y la edición de ese día se modificó de tal forma que ya no aparecía el Acuerdo del Consejo de Salubridad.
El pretexto que ofreció la Dirección General del DOF, fue que tuvieron que hacer el cambio porque el Acuerdo publicado se trataba de una “versión preliminar”.
Al día siguiente, apareció un nuevo Acuerdo del Consejo (esta vez el definitivo) que contenía un cambio sustancial: las nuevas actividades esenciales empezarían a operar hasta el 1 de junio, después de un periodo de preparación.
Como parte de esta etapa previa, el IMSS abrió un registro electrónico que estaría activo a partir del 18 de mayo y donde todas las empresas interesadas en reiniciar operaciones deberían inscribirse para cumplir con los nuevos lineamientos y protocolos del Gobierno Federal.
Sucedió que varias empresas de la construcción, desesperadas por empezar a trabajar, iniciaron los trámites desde las primeras horas del día indicado. Supuestamente recibirían una respuesta 72 horas después.
Tras no recibir ninguna comunicación por parte del IMSS, las empresas empezaron a indagar cuál sería el problema. Una semana más tarde les informaron que todos los registros que se habían hecho entre el 18 y 19 del mes, se habían perdido por un problema con el sistema y tendrían que volver a empezar de cero. Los primeros serían los últimos.
Después de esa odisea burocrática, los interesados del sector de la construcción escucharon que la Jefa de Gobierno anunciaría hasta el sábado 30 de mayo, cuáles serían las medidas que deberían cumplir para poder reabrir el lunes como parte del Programa de Reactivación Económica.
A esta altura el mensaje estaba claro: no había ninguna intención por parte de las autoridades para que la industria privada de la construcción reiniciara actividades el 1 de junio.
¿No hubiera sido más fácil decirlo así desde el principio en lugar de armar un laberinto?
Son precisamente este tipo de acciones erráticas las que terminan por desarticular la confianza en las autoridades y las estrategias conjuntas.
Como un barco que navega sin brújula, la tripulación no sabe hacia dónde dirigir las velas y el viento sopla sin ningún provecho.



Publicado en: https://www.cronica.com.mx/notas-decretos_fallidos-1155242-2020 



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