“¿…madre solo hay una…?”
La Constitución
General de la República reconoce el derecho humano a
decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de los hijos, es decir,
el derecho reproductivo de las personas; es un tema pendiente en la agenda
legislativa de varios estados, siguen inconclusos los esfuerzos por regular la
aplicación de las técnicas
que ofrece la ciencia moderna para resolver distintas problemáticas asociadas a la infertilidad humana, tales
como la fecundación in vitro y la denominada maternidad
subrogada que consisten en la gestación
en una mujer distinta a la madre biológica.
Mujeres o parejas que
no puedan tener un embarazo viable porque la mujer no tiene útero o matriz,
o por otras condiciones no médicas que requieren la maternidad subrogada como las
parejas homoparentales u hombres que desean tener un bebé.
En nuestro país no existe una
regulación jurídica que atienda integralmente la problemática relacionada.
Se debe buscar garantizar que las parejas o individuos que soliciten
procedimientos de reproducción, reciban un servicio ético, seguro y
que no atente contra la salud o el bienestar de la madre biológica, la madre
subrogada y sobre todo del producto; al mismo tiempo, evitar prácticas que sean
abusivas o que atenten contra la dignidad de los participantes así como el lucro excesivo. Respetar el derecho humano y todo lo
concerniente al acuerdo de voluntades entre los involucrados.
Esta realidad ha sido contemplada únicamente por algunas legislaciones estatales,
las cuales van desde tener contenidos que resultan insuficientes para poder
cubrir las posibilidades que ofrecen las técnicas
en mención, hasta su prohibición parcial o total.
Tal es el caso del Código Civil del
estado de Coahuila, mismo que prevé la reproducción asistida in
vitro, sin embargo, en lo que respecta a la maternidad subrogada, atribuye la
maternidad a la mujer gestante y señala al contrato de maternidad subrogada como
nulo.
Por su parte, los Códigos de Tabasco y Sinaloa sí reconocen la subrogación. No obstante, la previsión legal de estos estados es insuficiente, dado
que no se regula el contrato al que
alude para que se lleve a cabo, no establece un régimen
de supervisión estatal, ni se establece un régimen de salvaguarda de los derechos de salud a
la mujer gestante ni del producto. De hecho en estas entidades ya se
registraron casos de abusos y lagunas legales en la práctica de la subrogación,
por lo que actualmente su regulación es mas
restrictiva.
La Ciudad de México es pionera
en el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y
las minorías, urge un debate amplio que lleve a la legislación de esta práctica, tomando
en cuenta primero, la autonomía sin explotación de la mujer
gestante, su protección en caso de complicaciones, la posibilidad de
acceso responsable a minorías de uno u otro sexo, y sobre todo, que vele por el
interés superior del producto.
Desde luego, existen
diversos estigmas y resistencias de toda naturaleza, sin embargo, es una
realidad que como tal no puede ser soslayada e invariablemente debe ser
regulada, pues trata sobre el bien primigenio que jurídicamente se
debe tutelar, la vida. Prohibir solo genera mercado negro y explotación, como ha
sucedido en el pasado y lamentablemente sigue sucediendo.
T: @jorgegavino
F: JorgeGavinoOficial
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