"Probado durante siglos: no son los tiranos los que
hacen esclavos, sino los esclavos los que hacen tiranos. Lo que prueba una
certeza de viejo reportero: los muertos sin duda están muertos; pero los vivos
no siempre son lo que parecen".
Arturo Pérez-Reverte (1951-),
escritor y periodista español.
El pasado 3
de mayo, se conmemoró el Día Mundial de la Libertad de Prensa. A propósito de
esta fecha, me parece que es necesario hacer una reflexión sobre el grave
estado que guarda el periodismo en nuestro país.
Hace poco
más de una semana, Juan Pardinas, director editorial de un periódico de
circulación nacional, dio a conocer que ha recibido amenazas de muerte tan
serias y reales -incluso amenazaron con quemar el periódico con él adentro-,
que el propio presidente de la República anunció que se le brindará protección
para garantizar su seguridad.
El 23 de
abril, el presidente dedicó parte de su conferencia matutina para criticar al
periódico. Pardinas dijo al respecto: “Esta sería la décimo tercera vez que el
presidente ataca al diario”. En algún momento, estas críticas intentaron ser
justificadas diciendo que se estaba haciendo uso del derecho de réplica. El
derecho de réplica es una bandera inatacable, pero no debemos perder de vista
lo que escribió Carmen Aristegui acerca de que el titular del Ejecutivo, no es
un ciudadano cualquiera. Su trabajo debe ser armonizar a la sociedad en su
conjunto. No hacer lo contrario, usando este derecho como ariete.
Estos
señalamientos, apuntan a un elemento muy importante y delicado: Hacer
reiterativo un discurso que descalifica y estigmatiza a la prensa, aunque se
haga de forma “respetuosa” y sin llamar a la violencia, genera una idea en el
imaginario común de que la prensa es mala y puede significar una venia por
parte de la autoridad para ir en contra de los que realizan esta actividad.
Si se sigue
por envalentonar a la “Guardia Pretoriana de la opinión”, como ha bautizado el
periodista mexicano Brozo, al grupo que protege y acompaña al discurso del
gobierno, en algún momento esta guardia llegará a liberar esa ira que se les
permite y que se les aplaude.
Esto es
especialmente cierto, y muy fácil de atestiguar, en el clima de hostilidad y
agresión que actualmente impera en las redes sociales, en contra de aquél que
tenga el atrevimiento de expresar alguna opinión contraria a la autoridad
federal.
Queremos
pensar que este país tiene la posibilidad de generar una crítica abierta,
porque al final eso es la democracia.
Si tenemos
un Estado de miedo, el resultado será el silencio. Desde hace tiempo, en el
norte del país los periodistas han decidido callarse por esta razón. Han sido
sexenios de mucha sangre, de mucho dolor para el periodismo mexicano.
El
presidente tiene la responsabilidad de usar su plataforma para detener, no para
fomentar, el hostigamiento hacia los periodistas. Las autoridades deben
garantizar las condiciones necesarias para que toda la población pueda ejercer
su derecho a la libertad de expresión, de manera abierta y sin temer
represalias, sin temer por su propia vida.
T:
@jorgegavino
F:
JorgeGavinoOficial
No hay comentarios:
Publicar un comentario