“La aventura vale la pena.”
Aristóteles
Número de
autorización, nombre del comisionado, nivel, periodo de la comisión, destino,
pernoctas autorizadas, objetivo de la comisión, justificación, beneficios,
visto bueno del director general del Cinvestav, aprobación del titular de la
Unidad Administrativa y Finanzas de la SEP y autorización firmada por el
Presidente de la República.
Estos eran
los elementos de un formato que todos los investigadores y becarios del
Cinvestav que querían viajar al extranjero como parte de sus actividades
académicas, tenían que requisitar para dar cumplimiento a un memorándum emitido
por el Presidente, que a la letra dice: “Toda comisión al extranjero deberá ser
solicitada por escrito, justificada y autorizada por el Titular del Ejecutivo
Federal”.
Este nueva
medida, centralizaba la decisión de autorizar proyectos especializados de
estudio e investigación, en una sola persona que difícilmente puede contar con
el conocimiento necesario en todas las áreas, en una clara contraposición al
método que, desde hace por lo menos 20 años, se ha venido construyendo a través
de cuerpos colegiados integrados por “pares” de los proyectos a valorar (un
químico no se autodenominaría idóneo para evaluar el trabajo de un físico).
La comunidad
científica de nuestro país, recibió esta nueva medida como un grave atentado
contra la libertad de investigación.
A tal grado,
que una petición iniciada en una conocida plataforma en internet, por la Dra.
Edna María Suárez Díaz, profesora de Historia y Filosofía de la Ciencia en la
UNAM, solicitando cancelar los efectos del mencionado memorándum en el caso de
los estudiantes e investigadores, alcanzó más de 20 mil firmas en tan solo tres
días.
Muy
probablemente, esta fuerte presión social tuvo algo que ver con el hecho de que
el pasado 4 de junio, la Secretaría de la Función Pública anunciara que los
investigadores ya no necesitarán permiso del Presidente para salir al
extranjero.
Esta manera
de actuar del Gobierno, reaccionando siempre ante las circunstancias, sin una
ruta o estrategia clara, deja en evidencia la improvisación y falta de
planeación con la que se toman las decisiones. Como si con un comunicado
publicado a las 7 de la noche, el error quedara enmendado.
En una
plática que sostuve personalmente con la Dra. Suárez Díaz, quedó manifiesta la
enorme preocupación que tienen los miembros de la comunidad científica y
académica respecto a algunas determinaciones de la 4T: Recortes presupuestales
a todas las instituciones educativas y de investigación, cinco renglones
dedicados a la Ciencia en el Plan Nacional de Desarrollo y un lenguaje que
polariza y enfrenta a los científicos con la población, tildándolos con el
ganso argot de “Machuchones”.
Este tipo de
acciones y discursos, se prestan como un recuerdo sombrío de épocas tan
perversas como la oscuramente célebre Gran Revolución Cultural Proletaria de
Mao Tse-Tung, “El Emperador Rojo”, donde una prótesis tan sencilla y necesaria
para corregir la vista como lo es un par de anteojos, era un símbolo claro y
confeso de aquella figura que encarnaba todos los males y merecía poco más que
el paredón: El intelectual.
T: @jorgegavino
F: JorgeGavinoOficial
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