Reflexiones en el tiempo

8/10/12

LA TRAICIÓN

Jorge Gaviño Ambriz.

“La traición la emplean únicamente
aquellos que no han llegado a comprender
el gran tesoro que se posee siendo dueño
de una conciencia honrada y pura”.
Vicente Espinel.

Las personas actuamos con base en los valores y creencias que desde pequeños nos han inculcado, y lo que nosotros mismos consideramos como tales por las experiencias que vivimos diariamente.  

A lo largo de nuestra vida, al escuchar situaciones a las que nuestros familiares, amigos o compañeros se enfrentan, construimos nuestra propia opinión de lo que los demás debieran hacer o cómo comportarse. Pero no podemos negar las reglas sociales preestablecidas de lo que está bien y lo que está mal, de lo que es bueno y lo que es malo.

Es cierto que tanto los hombres como las mujeres no somos estáticos, sino seres cambiantes, nuestros hábitos cambian con el paso del tiempo, un día nos comportamos de una manera y otro de otra forma, basándonos en lo que de acuerdo a nuestro propio juicio es mejor.

Pero… ¿Qué pasa cuando le confiamos un valioso secreto a nuestro mejor amigo (a) y éste (a) lo revela? O, ¿Cuándo nos prometen que harán que algo por nosotros y no lo hacen? ¡Nos traicionan! El traidor nos demuestra que dentro sus principios, valores y creencias, dentro de su percepción de “bueno” y “malo”, la discreción, la confianza, la verdad y la lealtad no están considerados.

Pensamos… ¿Cómo puede alguien que recibió tanto (como nuestra confianza) pagarnos con tan poco? ¿Cómo puede una persona asumir una falsa identidad con el objetivo de engañarnos?

De acuerdo a los psicoanalistas, el carácter traicionero o impostor proviene, principalmente, de dos situaciones que las personas vivieron durante su infancia: fueron despreciados, o bien, tratados de manera injusta.

Por lo tanto, la persona afectada busca cobrar esta factura, la gran mayoría de las veces de manera inconsciente, tratando de ser o parecer superior a los demás para compensar su complejo de inferioridad.

Otra de las causas, es un estricto apego a la madre, la existencia de una relación de sobreprotección principalmente ante la carencia de la figura paterna. El niño o niña se convierte en una persona a la que todo se le permite y en la que en todo se le complace. El hecho de tener que crecer y madurar física y profesionalmente le produce una sensación de angustia, negándose a abandonar las fantasías en las que todo lo controla.

Para este tipo de personas, la mejor manera de salir adelante es burlar a los demás, hacer gala de su arte de engañar.   

Al verse envuelto en una situación en la que se descubrió su traición y en la cual forzosamente tiene que decir la verdad, prometerá no volver a hacerlo. Quienes lo aprecian, le creerán por el mismo cariño que le tienen y por la necesidad de complacer sus exigencias, creándose un círculo vicioso en el que no le permiten aprender las lecciones que la vida le ofrece.  

Quien traiciona una vez, lo hace siempre, quien hace tratos con un traidor compra un riesgo… Puesto que nadie puede dar lo que no se tiene. Por tal motivo, si has tenido malas experiencias con personas así, reflexiona qué es lo que buscan en ti y agradece haberte dado cuenta a tiempo de su calidad moral. Recuerda no hacer lo que no te gustaría que te hicieran.  


Twitter: @jorgegavino


Publicado en el Sol de México el lunes 8 de octubre del 2012

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