“No soy de aquí, ni soy de allá
No tengo edad, ni porvenir…”
Facundo Cabral
En apenas dos semanas, más de 12,500
migrantes centroamericanos llegaron a la frontera con Guatemala. El
gobierno de la república les ha entregado, “en un gesto histórico”, una
visa humanitaria con permiso de trabajo y residencia en el país durante
un año (renovable). Está empezando el año y ya es posible afirmarlo: el
crecimiento de este fenómeno migratorio será exponencial y cada vez más
grave.
El presidente americano Donald Trump, ha
felicitado al presidente de México por su política migratoria y ha
sorprendido a sus pocos amigos, al mencionar que se está considerando
dar un apoyo económico por parte de Estados Unidos para apuntalar los
esfuerzos del Gobierno de la República.
Las caravanas migrantes, en la vía de
los hechos, traen inseguridad a la población de la zona, ya que no
solamente están compuestas por gente honrada que busca mejores niveles
de vida, también las integran algunos elementos que vienen huyendo de la
justicia de sus respectivos países y que aprovechan migrar junto a la
multitud para pasar inadvertidos.
Ante esa realidad ninguna entidad quiere a estos migrantes por mucho tiempo en su territorio.
Una vez que los migrantes cruzan la
frontera sur, los gobernadores hacen todo para sacarlos de su entidad lo
más rápido posible, se les facilitan camiones y camionetas (en el caso
de nuestra ciudad, incluso se habla de vagones completos del metro).
De Oaxaca a Veracruz, de ahí a Puebla, a
la CDMX y aquí se bifurcan las rutas: unos van a Querétaro, otros a
Nayarit vía Jalisco y luego a Sinaloa, a Sonora y a Chihuahua… Un triste
remedo del Camino de Santiago de Compostela.
Como pueblos latinoamericanos tenemos
que exigir acciones reales para ayudar, en sus países de origen, a los
más necesitados, y evitar que la miseria los obligue a abandonar su
tierra natal en busca de mejores condiciones. Sólo eso hará un cambio,
acciones populistas en corto y largo plazo, agravan el problema; una
visa humanitaria para que los migrantes puedan buscar trabajo en un país
herido por la violencia y el desempleo, no es la solución.
No hay duda de que la pobreza es
gradual: El pobre muy pobre deja de preocuparse por no tener zapatos
cuando ve que el otro no tiene pies.
Publicado en: https://www.cronica.com.mx/notas-migrantes_patear_el_bote-1111346-2019
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Facebook: JorgeGavinoOficial
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