“...¿Qué pasa? Nos asfixiamos, carajo.”
Roberto Bolaño (1953-2003), poeta y escritor chileno.
En los seres vivos, el oxígeno presente en el aire o en el agua es un elemento vital. Según la Real Academia Española, la palabra asfixia,
proviene del griego y significa suspensión o dificultad en la
respiración y sensación de agobio producida por el enrarecimiento del
ambiente.
La calidad del aire, cuando es mala, es
una violación al derecho humano a la vida y a las garantías
constitucionales que establecen la obligación que tiene el Estado
mexicano de ver por la salud de los ciudadanos.
De acuerdo con registros del Índice
Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA), al 17 de mayo los
habitantes de la Zona Metropolitana del Valle de México sólo han tenido
nueve días de aire limpio de los 137 transcurridos este año.
Esto es especialmente indignante cuando
consideramos algunas acciones e inacciones por parte de nuestras
autoridades que hacen clara su indiferencia hacia los temas ambientales
de nuestro país y nuestra ciudad.
A raíz de la crisis de contaminación del
aire que ha vivido la capital estas últimas semanas, salió a resaltar
el hecho de que la Comisión Ambiental de la Megalópolis, el órgano
administrativo que tiene como objetivo la imposición de medidas
ambientales comunes en las entidades que integran la Megalópolis de
México (la tercera aglomeración urbana más grande del mundo), se
encontraba acéfala desde hace más de 3 meses.
Tampoco es fácil entender las
motivaciones que existen detrás de algunas decisiones, como la que tomó
la jefa de Gobierno en enero de este año, de hacer más laxo el programa
de Verificación Vehicular permitiendo que regresaran a la circulación
160 mil vehículos.
Ante esta medida, se presentaron una
serie de juicios de amparo que resultaron en la determinación por parte
de un Tribunal Colegiado, de suspender los cambios hechos por la jefa de
Gobierno, al considerar se trata de “una política ambiental regresiva a
las normas internacionales que rigen en esta materia”.
Todos los organismos vivos, morimos un
poco cada día como parte del proceso natural de desgaste y
envejecimiento de nuestras células. Pero no es moral ni ético que
nuestras autoridades aceleren este proceso al hacer de lado su
responsabilidad de garantizar un medio ambiente sano para todos los
ciudadanos.
Publicado en: https://www.cronica.com.mx/notas-lo_que_respiramos-1119789-2019
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