“Todo hombre que tiene poder se inclina a abusar del mismo”.
Montesquieu, filósofo y jurista francés (1689-1755).
El pasado 4 de abril, el Senador Ricardo Monreal, presentó una
iniciativa para reformar diversas disposiciones de la Constitución
Política y así crear una Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación (SCJN), especializada en anticorrupción.
A lo
largo de su extensa campaña, el C. Presidente de la República dijo en
varios discursos: “Al triunfo de nuestro movimiento, vamos a dejar la
Constitución como estaba, como la escribieron los constituyentes en
1917”.
Por eso no dejan de sorprender iniciativas como la que se propone,
donde se reforman 7 artículos de la Constitución para alejarla todavía
más de aquella que se escribió hace 102 años.
Y es que el burdo
atentado que se plantea llevar a cabo en contra del espíritu de nuestra
norma fundamental es bastante evidente: En una afronta directa a la
división de poderes, se pretende tomar el control del Poder Judicial
para eliminar cualquier contrapeso a los proyectos y acciones del
Legislativo y el Ejecutivo.
Con la creación de la nueva Sala que
propone Morena, se nombraría a 5 nuevos ministros de la SCJN. Ya vimos
algo similar en el lamentable caso de las ternas para la Comisión
Reguladora de Energía, casualmente el mismo proceso es el que aplica
para la selección de ministros a la Suprema Corte.
No
existe entonces ninguna garantía para suponer que, en este caso, el
Ejecutivo enviará ternas compuestas por candidatos con la independencia
partidista necesaria y tan importante para mantener el equilibrio que
existe actualmente en la Corte.
Además, en un extraño ataque a la
política de austeridad franciscana o republicana, pasaríamos a tener 16
ministros, cuando ya en 1994 se redujo el número de los mismos de 26 a
los 11 que tenemos hoy en día.
No es estar en contra del combate a
la corrupción, es defender la soberanía de los Tres Poderes. La propia
Secretaria de Gobernación, exministra de la Corte, Olga Sánchez Cordero,
está de acuerdo en este sentido: Una Sala Anticorrupción es
absolutamente innecesaria.
Lo que es necesario, es que los que
integran al Legislativo Federal se tomen en serio su trabajo y hagan lo
que mandata la Constitución: la designación de los magistrados
especializados en la Sala Administrativa en materia anticorrupción que
nunca se han nombrado, que se creó con un Sistema Nacional
Anticorrupción que aún no ha sido integrado.
Esta estrategia de
ampliar las cortes, no es nueva. Ya la materializó Hugo Chávez en
Venezuela en el 2004, incrementando de 20 a 32 el número de magistrados
del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela.
Como lo dijo el
director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Pedro
Salazar: “Este es un tema muy delicado que podría comprometer la
naturaleza del Estado mexicano, como un Estado Constitucional de
Derecho”.
El Poder Judicial debe servir como una válvula de
garantía del estado constitucional en este país, por eso es importante
defender su autonomía.
Publicado en: https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/la-tercera-sala-3316570.html
Twitter: @jorgegavino
Facebook: JorgeGavinoOficial
Facebook: JorgeGavinoOficial
No hay comentarios:
Publicar un comentario