Toda tolerancia llega a ser, a la larga, un derecho adquirido
Georges Clemenceau
Georges Clemenceau
México es un país libre, soberano, sus habitantes han sido capaces de
hacer valer sus derechos y defender la libertad de pensamiento y de
expresión.
La tolerancia hacia la libertad de creencias religiosas, políticas o culturales es mayor que antaño, sin embargo, las personas de orientación sexual diferente a la heterosexual sufren aun en pleno siglo XXI discriminación y exclusión laboral.
La Constitución y los tratados internacionales protegen los derechos humanos, reconociendo que las preferencias sexuales no pueden ser motivo de diferencia legal, administrativa o judicial para los individuos, además crearse distintos mecanismos para salvaguardarlos.
Los prejuicios hacia la comunidad los convierten en un grupo en situación de vulnerabilidad, toda vez que enfrentan diferentes formas de violencia y discriminación en ámbitos sociales, culturales, religiosos, laborales, legales y políticos.
Somos testigos del fenómeno sociocultural que en los últimos años ha tomado relevancia, lamentablemente en la ciudad de México no se tienen registros demográficos públicos disponibles acerca del porcentaje poblacional de la comunidad LGBTTTI, toda vez que la información sobre la preferencia y/o orientación sexual actualmente está protegida por las leyes de protección de datos personales, lo que implica que no se conozca en números las personas pertenecientes a este sector.
Se debe actuar sobre un eje de tolerancia y respeto hacia las personas con orientaciones sexuales diferentes, promoviendo así una convivencia armoniosa en la sociedad, recordando que existen políticas públicas con enfoque de derechos humanos que los protegen.
El que esto escribe se opone a cualquier tipo de discriminación sea por preferencias sexuales, motivos religioso, credo, posición política, sexo, raza, complexión física o de cualquier otra naturaleza.
Ojalá pronto podamos realmente dar vuelta a la página a la segregación.
La tolerancia hacia la libertad de creencias religiosas, políticas o culturales es mayor que antaño, sin embargo, las personas de orientación sexual diferente a la heterosexual sufren aun en pleno siglo XXI discriminación y exclusión laboral.
La Constitución y los tratados internacionales protegen los derechos humanos, reconociendo que las preferencias sexuales no pueden ser motivo de diferencia legal, administrativa o judicial para los individuos, además crearse distintos mecanismos para salvaguardarlos.
Los prejuicios hacia la comunidad los convierten en un grupo en situación de vulnerabilidad, toda vez que enfrentan diferentes formas de violencia y discriminación en ámbitos sociales, culturales, religiosos, laborales, legales y políticos.
Somos testigos del fenómeno sociocultural que en los últimos años ha tomado relevancia, lamentablemente en la ciudad de México no se tienen registros demográficos públicos disponibles acerca del porcentaje poblacional de la comunidad LGBTTTI, toda vez que la información sobre la preferencia y/o orientación sexual actualmente está protegida por las leyes de protección de datos personales, lo que implica que no se conozca en números las personas pertenecientes a este sector.
Se debe actuar sobre un eje de tolerancia y respeto hacia las personas con orientaciones sexuales diferentes, promoviendo así una convivencia armoniosa en la sociedad, recordando que existen políticas públicas con enfoque de derechos humanos que los protegen.
El que esto escribe se opone a cualquier tipo de discriminación sea por preferencias sexuales, motivos religioso, credo, posición política, sexo, raza, complexión física o de cualquier otra naturaleza.
Ojalá pronto podamos realmente dar vuelta a la página a la segregación.
@jorgegavino
(Publicado en La Crónica de Hoy el 13 de febrero de 2015)
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