Uno de los temas más preocupantes en este país y desde luego en la ciudad de México, es la deserción escolar, ligado evidentemente a un rubro que hace muchos años se consideraba como logro de la Revolución Mexicana: “la masificación educativa”, el concepto convenció en un principio, ya que se pensaba en educación para todos, y la primera alarma de este proyecto filosófico post revolucionario, llegó cuando por estadísticas se demostró que, si bien es cierto se combatía satisfactoriamente el analfabetismo, ya que un gran número de compatriotas aprendía a leer y escribir, la educación en su conjunto se catalogaba como mediocre.
En este país, existe un pequeño sector, el de los privilegiados que reciben educación de elite y también una gran masa de estudiantes, que mal estudian porque mal comen y por ende abandonan sus estudios buscando incorporarse al mercado laboral, logrando generalmente a través de sub empleos, o empleos mal remunerados, la permanencia de ellos y sus familias en un estrato socio-económico de pobreza y pobreza extrema.
Está comprobado que la deserción escolar, es una de las causas indirectas para la vagancia y delincuencia, tenemos que mejorar la educación en todos sus niveles, pero también arraigar al alumno en las aulas y combatir de raíz dicho fenómeno que se traduce en un “cáncer social”, pero ello no será posible mientras no emulemos sistemas educativos que invierten gran cantidad de tiempo en la preparación de niños y jóvenes, basta señalar que países como Noruega, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Corea del Sur entre otros, tienen en promedio 10 horas de estudio mientras que nosotros solamente cuatro.
En este país, existe un pequeño sector, el de los privilegiados que reciben educación de elite y también una gran masa de estudiantes, que mal estudian porque mal comen y por ende abandonan sus estudios buscando incorporarse al mercado laboral, logrando generalmente a través de sub empleos, o empleos mal remunerados, la permanencia de ellos y sus familias en un estrato socio-económico de pobreza y pobreza extrema.
Está comprobado que la deserción escolar, es una de las causas indirectas para la vagancia y delincuencia, tenemos que mejorar la educación en todos sus niveles, pero también arraigar al alumno en las aulas y combatir de raíz dicho fenómeno que se traduce en un “cáncer social”, pero ello no será posible mientras no emulemos sistemas educativos que invierten gran cantidad de tiempo en la preparación de niños y jóvenes, basta señalar que países como Noruega, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Corea del Sur entre otros, tienen en promedio 10 horas de estudio mientras que nosotros solamente cuatro.
(Publicado en la Crónica de Hoy el 20 de junio de 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario