(Publicado el 16 de agosto de 2005. Excélsior)
“Las ideas no gobiernan ni transforman al mundo;
el mundo es gobernado o transformado por los sentimientos…”
Herbert Spencer*
Benito Juárez fue un convencido del poder del pueblo. Afirmaba que: “La libertad es el destino de la humanidad futura; la democracia, su indestructible arma; la perfección posible, el fi n hacia donde se dirige...” Más tarde, Don Jesús Reyes Heroles manifestaba que la democracia es una forma de vida y un medio para alcanzar la libertad en sociedad.
Con estas ideas, nos queda claro que el proceso democrático es un medio, no un fi n y que es gradual, no absoluto; en la medida que las sociedades maduran políticamente, el proceso democrático se perfecciona y, por ende, se aproxima la anhelada libertad.
En México vivimos una incipiente democracia, cada ciudadano puede inclinarse por un candidato con la garantía de que se respetará su voto; primer paso en el sendero, pero como en todos los caminos, hay veredas, empedrados, pavimentados sinuosos, dos carriles o autopistas; así, la democracia en este país todavía es una vía primaria y falta mucho por hacer. Decía que la democracia es gradual, en México la ejercemos con el sentimiento por delante relegando lo racional.
En estas etapas democráticas y sólo con el afán de explicarlo, podemos asumir que el primer grado de ésta, es cuando elegimos a un candidato por su carisma y su aspecto, atendiendo a si es guapo o feo, si habla bien, si se viste adecuadamente, y si dice lo que queremos escuchar...
Este nivel primario, se presta al populismo, cegando a las mentes más lúcidas. Por ejemplo, en la Alemania de los treintas, la gente votó por el nazismo, antitético de la democracia. Una vez superada la etapa populista, las sociedades suben a un segundo plano; en el cual nuestro dictamen electoral tiene relación directa con un partido en particular, dada su ideología o posición política, y atendiendo a si es de derecha, de izquierda, de centro, radicales, etc. Aparece el voto duro que conservan los partidos, debido a su congregación o filiación. Un tercer nivel lo encontramos cuando analizamos de fondo los antecedentes del candidato, la congruencia entre lo que dice y lo que hace, su experiencia en la función pública, sus antecedentes, las obras que ha realizado y su perfil psicológico y sociológico.
La cuarta fase se presenta con el análisis del candidato y de aquellos que lo rodean, el grupo que lo envuelve, que lo aconseja o quizás, que lo comprometa, “dime con quién andas y te diré quién eres”. En todo caso, la tarea de gobernar no es de uno solo, sino labor de equipo.
En este orden de ideas y bajo los principios antes citados, quisiera aportar unas ideas en favor y en contra sobre el precandidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, para que el voto se realice con mayores elementos de examen y análisis, en el entendido de que los demás candidatos serán objeto de observación una vez definidos en cada uno de sus partidos.
Derivado de sus acciones, los puntos favorables que invitan a sufragar por él son: 1. Programa de pensiones para los adultos mayores, 2. Las becas para menores y discapacitados, 3. Reconstrucción y remodelación de unidades habitacionales, 4. Edificación de 15 preparatorias y la Universidad del D. F., 5. Transporte público por Insurgentes denominado Metrobus, 6. Para efectos viales, la construcción de los segundos niveles.
Como aspectos negativos podríamos señalar que los referidos programas resultaron populistas y poco transparentes; por ejemplo, los segundos pisos sólo beneficiaron a un 15% de la población pudiente capitalina; el pago de pensiones a los adultos mayores puede ser cobrado por cualquier persona de setenta años, incluso por aquellas de condición acomodada que no lo necesiten; dicho pago de pensiones fue mal presupuestado porque rebasó su ejercicio en un 85%; el metrobus se concesionó a los mismos dueños de microbuses de Insurgentes, resultando un muy buen “negocio”. Asimismo, otros factores que inciden de manera negativa en la imagen del Sr. López son su pertenencia a un partido de izquierda criticado por la izquierda radical (EZLN); el hecho de que varios de sus colaboradores fueron sujetos de proceso penal; y que durante su gestión como Jefe de Gobierno, la ciudad padeció un exceso de ambulantaje e inseguridad pública manifiesta.
Asimismo, los capitalinos fuimos testigos de la descoordinación gubernamental con el Estado de México en materia de verificación vehicular, del nulo avance en la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales, de la obsolescencia de la normatividad en materia de anuncios espectaculares, de la anarquía en los paraderos de transporte Indios Verdes, Pantitlán y Cuatro Caminos, de la problemática creciente con los desechos sólidos y de la inexistencia de un eficiente mantenimiento del Sistema de Transporte Colectivo (Metro).
Ustedes, amables lectores, tendrán la última palabra sobre la administración de López Obrador, serán los evaluadores que le permitirán o no continuar su camino.
*Herbert Spencer (1820-1903). Filósofo, psicólogo y sociólogo británico. Fundador de la filosofía evolucionista en Gran Bretaña y uno de los más ilustres positivistas de su país. Su teoría, hoy desacreditada, sostenía que los rasgos adquiridos de un organismo eran hereditarios. Aplicó la teoría de la evolución a las manifestaciones del espíritu y a los problemas sociales.
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