Reflexiones en el tiempo

19/1/11

CIUDAD EN AGONÍA


(Publicado el 21 de septiembre de 2004. Excélsior)
“Si hubiera parque, no estaría usted aquí”
General Pedro María Anaya, 1847*

En la Delegación Gustavo A. Madero un policía auxiliar de 25 años de edad logró evitar el robo de una tienda; sin embargo, no pudo disparar su arma porque no traía balas, tampoco contaba con chaleco blindado, por lo que el asaltante le disparó y lo hirió de muerte; al ver el cuerpo sin vida, el amante de lo ajeno huyó… Esta noticia pudo haber sido una broma, si no fuera el caso que se perdió la vida de un servidor público valiente.

La inseguridad pública es un problema que no va a encontrar solución en tanto no se conjunten convenientemente los esfuerzos de las autoridades federales y locales del Estado de México y del Distrito Federal; mientras, seguirán proliferando los secuestros, la venta de drogas, los asaltos bancarios, la incertidumbre, el vacío… Necesitamos una política de Estado integral para planear el desarrollo y enfrentar el tema de la inseguridad pública.

El hecho, es que no existe ni la mínima política de coordinación entre los municipios del Estado de México y las Delegaciones del Gobierno del Distrito Federal; no hay acciones eficaces realizadas en común por el Estado de México y el Gobierno capitalino; tampoco se aprecian políticas realistas entre la federación y los gobiernos locales implicados. La situación se complica porque los respectivos gobernantes de las entidades federativas señaladas, son emanados de distintos partidos políticos.

Destaca en esta descoordinación gubernamental, la materia de verificación vehicular; no hubo acuerdo entre ambas entidades al intentar resolver este punto, debido a que prevalecieron los intereses económicos vinculados con la recolección de los pagos correspondientes a los servicios de inspección de contaminantes. ¡Qué lástima que por mendrugos nos distanciemos!

En el tintero, quedó la tarea urgente de dar tratamiento a las aguas residuales que se generan en el D.F. En el olvido, quedó la homologación de normatividad en materia de anuncios espectaculares. Pendientes continúan las mejoras a la imagen urbana en zonas limítrofes, la implementación de medidas que solucionen los problemas viales, el reordenamiento integral de los paraderos de transporte, y la solución al problema de los desechos sólidos desde una perspectiva metropolitana.

Siguen existiendo conflictos entre organizaciones del transporte que ponen de rehenes a los usuarios; en tanto que la construcción del tren elevado está detenida esperando mejores tiempos.

Muchos servidores públicos se escudan en los conceptos de soberanía y territorialidad para no atender los problemas de la zona conurbada. El problema se aborda como si el control de la contaminación de la atmósfera fuera un problema que se pudiera resolver localmente.

Las inversiones industriales han originado hacinamiento físico; aunado a ello, la restricción para fraccionar en el D.F. y el encarecimiento del suelo en la capital, aceleraron el proceso de ocupación irregular alrededor del Valle de México por parte de pobladores de escasos recursos. Por desgracia, lo anterior no llevó aparejada la atención necesaria a los problemas de servicios públicos como agua o drenaje.

Por lo que en caso de presentarse un problema en los túneles del Sistema de Drenaje Profundo, tendremos el riesgo de sufrir una inundación de la Ciudad de México; en particular, en el emisor central que opera en forma continua sin posibilidad de revisar su estado, en tanto no se cuente con infraestructura alternativa para conducción.

Las diferencias existentes, producto de la complejidad que encierra la Metrópoli, son irrisorias frente a los problemas que nos son comunes.

Los argumentos de que el territorio mexiquense es un estado libre y soberano, y que el gobierno capitalino está sujeto, en muchos ámbitos, tanto a la Asamblea Legislativa, como al Congreso de la Unión y al Ejecutivo Federal; son temas que resultan de una meridiana nimiedad ante las muy urgentes necesidades de los habitantes.

Si no somos capaces de superar las diferencias de óptica y de ponernos por encima de los intereses creados, y seguimos con la inercia de que cada entidad, por citar sólo un ejemplo, mantiene su propio programa de verificación vehicular; si no sacamos adelante el proyecto del Tren Suburbano, rescatándolo de esa larga espera de muchos años; si no resolvemos los desfases de la política que se aplica en los diversos niveles de gobierno; entonces tampoco seremos capaces de dar a los habitantes de esta megalópolis mejores niveles de vida.

La falta de estrategia para satisfacer la demanda de agua en el Valle de México ha alcanzado su límite, los daños ambientales de la sobreexplotación son palpables e irreversibles. La coordinación de los municipios y delegaciones de la zona metropolitana debe eficientarse, pues aún no constituyen el foro ni el espacio para llegar a los acuerdos.

La megalópolis, se encuentra en crisis; pero crisis es un vocablo que implica riesgo y oportunidad. Aprovechemos este reto que tenemos enfrente. Ojalá la vida del señor Saúl Velásquez, el joven policía de tan sólo 25 años muerto al frustrar un asalto sin chaleco y sin balas, no sea en vano…

*Pedro María Anaya. Militar y Presidente de México nacido en Huichapan, Hidalgo en 1794. Durante la Intervención Estadounidense en México, fue nombrado presidente de la República en sustitución de Antonio López de Santa Anna. En 1847 combatió a los invasores en el convento de Churubusco, apoyado por el Batallón de San Patricio, formado por irlandeses católicos desertores de las filas estadounidenses. Se le atribuye la frase “Si tuviéramos parque, no estaríais aquí”, a propósito de que los militares estadounidenses le pidieron que entregaran las municiones y el armamento.

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