(Publicado el 28 de febrero de 2006. Excélsior)
“La ley es poderosa.”
Goethe*
Antes que nada, deseo aclarar que el autor de este artículo es amigo personal de Joel Ortega, Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, pero este hecho no implica que como periodista no podamos hacer algunos comentarios, siempre bien intencionados, en aras de que alcancemos mejores niveles de vida en esta, ya de por sí, asfixiante megalópolis.
Hecha esta aclaración, señalaré las graves inconsistencias que observo en el programa que aplica la policía del D. F. al poner en operación 12 equipos de radares con el pretexto de evitar que los vehículos circulen a exceso de velocidad en avenidas importantes como Viaducto, Periférico, Circuito Interior, Tlalpan e Insurgentes.
En primer término, según nos informaron algunos operarios que han deseado permanecer en el anonimato, estos instrumentos de medición no se encuentran calibrados por el Centro Nacional de Calibración, incumpliendo con lo dispuesto por el artículo 10 fracción IV de la Ley de Metrología.
En segundo lugar, ninguna ley o reglamento norma la utilización de estos “medidores”; además, la autoridad que infracciona no levanta “in fraganti” la sanción sino que una computadora obtiene una serie de mediciones y fotografías en determinado tiempo y luego, en la oficina de tránsito, se procesan las multas, dejando al gobernado en absoluto estado de indefensión.
En tercera, este esquema de infracciones hace nugatorio el derecho de impugnar, ya que no podremos saber si el día en que nos sacaron la foto, la cámara de alta velocidad se encontraba debidamente calibrada, por lo que no tendremos más remedio que pagar.
Estas herramientas ya se usan en otros países, pero su funcionamiento se encuentra debidamente reglamentado. Por ejemplo, en España, estos instrumentos operan al amparo de una Ley de Metrología, en la que se establece el régimen jurídico al que deben someterse. Es importante mencionar que, en Europa, los conductores son notificados por medio de letreros ubicados en las orillas de las carreteras de que más adelante hay un radar en operación o de que hay cámaras de alta velocidad, buscando siempre la prevención de accidentes más que la recaudación por infracciones.
En la ciudad de México no le avisan nada a nadie, los policías se esconden tras arbustos y así, cazan a los conductores. Pienso que este tipo de procedimientos violan las garantías individuales estipuladas en los artículos 14 y 16 de nuestra Constitución, así como el principio de legalidad acerca de la actuación de cualquier autoridad, en virtud del cual el Estado únicamente puede hacer aquello que le esté expresamente permitido por una Ley. Hasta el momento, el procedimiento utilizado por la Secretaría de Seguridad Pública pasa por alto este principio, pues el actual Reglamento no prevé el proceso de implementación de cámaras de alta velocidad; por lo tanto, las infracciones que deriven del mismo son ilegales.
Espero que próximamente en todas las escuelas públicas y privadas de la ciudad se instalen cámaras para prevenir el delito, sobre todo el de narcomenudeo que “engancha” a nuestros jóvenes en la drogadicción; asimismo, debieran instalarse cámaras para evitar el robo a transeúntes, para evitar la impunidad, para prevenir la agresión, para evitar la corrupción, para, en suma, dar mayor seguridad al pueblo que está en manos de la criminalidad.
Mientras tanto, lamentémonos al observar cómo nuestros policías se esconden detrás de postes, árboles y bardas para captar vehículos con sus cámaras rápidas y escuchemos, con obvia tristeza, a nuestras autoridades declarando que van por 100 millones de pesos en multas anuales.
*Johann Wolfgang von Goethe (1749 –1832) Novelista, dramaturgo, poeta, científico, geólogo, botánico, anatomista, físico, historiador de ciencias, pintor, arquitecto, diseñador, economista, filósofo humanista y funcionario alemán. Conocido por su poesía lírica, por la gran influencia de sus novelas, y particularmente por su poema dramático Fausto. Fue un agudo observador de las grandes revoluciones sociales e intelectuales de finales del siglo XVIII y uno de los primeros pensadores en explorar las implicaciones de la Revolución Industrial. También hizo substanciales contribuciones a la biología, la historia y la filosofía de la ciencia.
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